Capítulo 5.

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Hero.
Viernes, día de la cita.

Este día fue increíble. Desde hace muchísimo tiempo no me había sentido tan ligero, tan feliz. Mi día a día me recuerda lo gris que puede ser mi vida, pero luego llega una rubia de tamaño promedio, llamada Josephine Langford, que acaba con esa monotonía y hace que los momentos que paso junto a ella sean de cualquier color, menos el negro. No me puedo imaginar el antes de ella, ¿cómo pude soportar tanto tiempo en la oscuridad?

Hace 2 segundos estaba conmigo, junto a la puerta de su hogar. Veo la sombra de sus pies bajo la puerta blanca, y me quedo observando que la puerta es la única cosa material que se interpone entre nosotros, porque o sino, la tomaría de sus suaves manos, y la besaría con mucha urgencia.

No saqué el tema del beso a la luz, temo que todo se vuelva más nítido. Estoy disfrutando como la presencia de Jo hace que todo se vea de un color más vivo.

Voy hacia mi moto con una sonrisa en la cara, y me dirijo hacia mi hogar.

A Kathe le encantará que haya encontrado a una persona la cual me haga sonreír cada vez que su recuerdo se reproduce en mi mente. Josephine Langford me está volviendo loco.

Llego a casa entre esos extraños pensamientos, y Kathe ya me está esperando en el portón.

—Te extrañé. —corre hacia mi y se abraza de una de mis piernas. O sigue demasiado bajita o yo soy muy alto. Probablemente los 2 factores influyan.

—Te extrañé aún más. ¿Ya comiste? —asintió y le guié hacia la entrada de la casa.

—¿Mamá a qué hora llegará? —otra vez con esa pregunta. Miro el reloj y veo que son las 11:30 p.m.

—En un rato más. —la llevo a su dormitorio y la hago dormir leyéndole un cuento.

Mamá siempre llega en la madrugada. Se mata trabajando para que yo pueda ir a la universidad en la que estoy, para que Kathe pueda ir al jardín de infantes (ya que tiene 6 años) y para que vivamos en una casa digna. La quise ayudar un montón de veces y lo estoy haciendo, pero ella es muy terca y no deja que le ayude más de lo necesario. ¿Necesario? Lo único que necesito es que comparta tiempo en familia. Kathe no es la única que le hace falta una madre en casa.

Suponiendo que mi tía está dormida, ya que ella también vive aquí para cuidar a Kathe mientras mi madre y yo no estamos, me dirijo hacia la cocina. Voy a escribirle a Josephine. Quiero repetir este día en mi mente una y otra vez hasta desgastar el recuerdo.

Estoy en ello hasta que me escribe Camille. ¿Ahora qué quiere?

Camille
¿Por qué no me contestaste cuando te llamé?

Respóndeme, Hero.

Te extraño.

Hero FT.
Estaba ocupado.

Camille
¿Qué hacías?

La dejo en visto y me paro a pensar un momento. Comúnmente, esta es la oportunidad que tengo para decirle que venga a mi casa y me la pueda follar. No me interesa sentimentalmente, no me van mucho las citas y el amor. Pero hay algo que me detiene a hacerlo, y es Josephine. No sé qué mierda me está haciendo esa chica, pero no me gusta nada lo que me provoca. No me gusta este sentimiento de tener que depender tanto de una persona, y me confunde como el demonio, porque apenas salí con Josephine el viernes. La llevo conociendo hace menos de un año, por ahí 6 o 7 meses. Es obvio que Josephine tiene una belleza que se resalta entre una multitud, pero nunca llegué a pensar que terminaríamos de este modo: yo ansioso por compartir de su compañía y deseando volverla a besar hasta el cansancio.

El día en el que te conocí.Where stories live. Discover now