Capítulo 2.

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Josephine.

Me pregunto cómo los estudiantes promedio mantienen su nota de rendimiento alta. No es que sea mala estudiante, pero hay días los cuales simplemente quiero vender chicles en la esquina por ciertas materias. De matemáticas, en casi todos los casos.

—¿Cómo pude reprobar? —me lamento, mientras apoyo mi cabeza sobre el pupitre universitario.

—Mmmh, ¿tal vez porque no estudiaste? —me dice Juniper. Aunque suena como una afirmación en su totalidad. La fulmino con la mirada y sigo con mi miseria.

Juniper y Edgar comparten conmigo matemáticas, pero Edgar está demasiado ocupado lanzándome a la cara que él sí ganó el examen. Ya cambié de mellizo favorito.

—Necesito tutor, urgentemente.

—Pero eres buena estudiante, no veo la necesidad. Tu problema tiene un nombre: la pereza. —repito la última palabra que dijo y en mi mente es la afirmación más lógica. Debo ponerme al día porque esta universidad no es nada barata y no puedo poner a mi madre en un dilema por perder una materia.

Todavía no me he especializado, aquello sucede en 3 año y apenas estoy en la mitad del segundo, así que supongo que eso me anima a seguir con lo mejor.

—Te vi hablando con Hero ayer. —se sonroja un poco. Frunzo el ceño.

—Pero ayer llegué a la clase tarde. ¿Cómo?

—Me despedí de James en el parqueadero y los vi. —me explica mirando hacia otra parte. Juniper es muy sensible frente al tema de chicos, y me da demasiada ternura.

—No fue un encuentro agradable. —afirmo mientras nos dirigimos a la salida.

—Dime que es tan guapo y sexy como media población femenina lo describe. —me pregunta con ojos de cachorro.

—Hay mejores. —miento. Realmente en lo poco que vi al chico, es un ángel caído del cielo.

—Bah —vacila—, dime la verdad. Sé que no pensaste eso.

Me paro en medio del pasillo y la miro con aire divertido.

—Bueno, Jun. Sí, Hero Fiennes Tiffin es condenadamente guapo y no me molestaría que me llevara a la cama. —La digo para hacerla sonrojar. Hacer chistes sexuales con Jun es muy divertido.

—Cuando desees. —dice alguien con un acento muy marcado a mis espaldas.

Jun me mira sorprendida y sale despavorida. Diosito, salió matarme. Lo siento.

Me volteo lentamente y me encuentro con esos ojos verdes brillantes.

—Era una broma. B-r-o-m-a. —le deletreo.— ¿sabes lo que es el sarcasmo, genio?

—Sonabas bastante segura. —dice mientras empiezo a caminar en dirección contraria a él, pero me sigue.

—Porque claro que ansío el día en que yo conozca las sábanas de tu cama. —espero que capte el sarcasmo.

Sorprendentemente, se ríe.

Tengo que admitirlo: ¡demonios! Ese acento británico y esa risa hace que sienta una oleada cálida en mi interior. Sonreí un poco y decidida, le iba a tomar tema de conversación, pero vi que su cara cambió a la taciturna con la cual mantiene.

Mire en la dirección la cual estaba mirando y vi una chica de cabello castaño acercándose a nosotros. ¿Kathe? ¿Camila? ¿Cassandra? No me acuerdo de su nombre.

—Camille. —dijo Hero a modo de saludo.

Ah, ahí está la respuesta. Pasó un brazo alrededor de su cintura y la dejó ahí. Okay, yo no cuadro nada aquí, así que me fui.

El día en el que te conocí.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu