capítulo 28

2.7K 95 4
                                    

Maratón 5/5

—George.. detente.. —dije entre besos—. No.. no estoy preparada.. —articulé y él, lentamente, se separó de mí—. Lo siento..
—No te disculpes, fui demasiado rápido.. pero no sabes lo feliz que estoy al haber oído esas palabras. —Sonrió.
—Te necesito a mi lado.. —Lo abracé.
—Jamás me separaré de tí, estaré a tu lado pase lo que pase. —Correspondió al abrazo— Te amo _____..

Luego de esas hermosas palabras, caímos rendidos a la cama, el aún con sus fuertes brazos rodeándome por la cintura y yo con los míos sobre su pecho. 
Finalmente el sueño me invadió y allí me quedé, durmiendo... a su lado.

(...)

—Vamos al Pub esta noche —Sugirió Choco.
—Ustedes no irán a ningún lugar ésta noche, ¿Vale?. No quiero que les ocurra nada, ese lugar es peligroso, hay desde drogadictos a violadores. —Dije interponiendome en la conversación que tenían los chicos.
—No ocurrirá nada, preciosa. —George besó mi mejilla, mientras que Choco y Snuppy nos observaban atónitos.
—Antes de continuar con el tema, ¿Qué demonios sucede aquí? —Habló Snuppy y sentí el tacto de George sobre mis hombros— Oh, son novios.. —Sonrió pícaro.
—¿Q..Qué? ¡No! —Negué nerviosa.
—Algo así.. —Respondió George.
—¿Iremos? —Insistió Choco.
—¡Que no, joder! —Exclamé— podrían salir lastimados y George, no digas nada, siempre ocurren cosas horribles en lugares como esos, llenos de apuestas y alcohol.

Dicho eso, me retiré de la conversación, no le daría más bola al lío.

—¡______, ______, ______! —Oí a mis espaldas.
—¿Eh? —Volteé y me estrellé con ella— ¡Ten cuidado Gaby! —Grité enfadada mientras sobaba mi frente.
—¡No puedo! ¡Mira esto! —Gritó emocionada y acercó unos ¿Boletos de avión? a mi rostro.
—¿Qué es esto? 
—¡Boletos de avión! —Sonrió con ansias— ¡Brandon y yo iremos a México!
—¿Qué Brandon y tú, qué?, ¿Cuándo?.
—Mañana, nos alojaremos en una cabaña perteneciente a la familia de Hernández, que por cierto.. él también irá, pero a visitar a sus parientes unos días..
—¿Por cuánto tiempo estarán ustedes allí? 
—Pareces mi abuela. —Sonreí— ¡Dos meses!
—¡Wow! ¡Eso es genial! —Le abracé— ¿Y tus padres?.
—¿Qué diablos les importo yo a ellos? —Cuestionó seria— Soy un mísero bledo en sus vidas. 
—Gaby...
—Diablos ____, dime que es una estúpida mentira. Nosotras.. nuestros padres son una mierda. —No podía emitir palabra alguna, eso no era nada más que la verdad, mi madre jamás me amó, o bueno tal vez una vez.. y mi padre.. el sí, pero gracias a su muerte.. todo se arruinó. Los padres de Gaby están muy ocupados con el trabajo, jamás tienen tiempo para ella— ¡Vamos!
—¡Mentiría, maldita sea! —Grité. 
Mis ojos cristalizados dispersaban la imagen que tenía delante, y sin más, me volví a mi casillero para retirar los libros de historia universal.

Al entrar al aula, automáticamente tomé asiento donde debía y comencé a revisar mi celular. 

“Carpeta indeseada” leí entre otras, la abrí y muchas de las fotos que había extrañado se hicieron presentes ante mis ojos. Algunas con papá y mamá cuando fuimos felices, otras de mí con papá mientras que otras solo eran de ambos. Imágenes que no había visto en años, que no quería ver.. pero necesitaba sentirme querida, querida por mis padres aunque sea una vez al año.

—¿Qué haces? —Preguntó la voz más angelical que conozco.
—Veía.. unas fotos.. —Oculté mi celular.
—¿De qué? —Tomó mi brazo y encontró entre mis manos el oculto celular— ¿Son..?
—Recuerdos de cuando era pequeña. —Admití con la mirada baja— ¿Qué estúpido no?, necesitar ver fotos antiguas para sentirme querida..
—Yo te amo —Sonrió con ternura y yo solté una risita.
—Lo sé —Levanté la mirada y lo miré a los ojos— pero necesito el amor fraternal.. mi madre me odia desde la ida de papá, dice que es mi estúpida culpa y la mayoría del tiempo me ignora. —Me rodeó con sus brazos y comencé a llorar en su pecho— George es por eso que no quiero que vayan a ese horrible lugar, temo perderte.. a tí y a los chicos —Sollocé— los necesito en mi vida, por favor, quédense conmigo..
—Descuida —Susurró a mi oído— prometo quedarme contigo hasta el fin de los tiempos, y no, no iremos esta noche al pub. 

Se alejó unos centímetros de mi y observó mis labios, se acercó lentamente hasta unirlos con delicadeza —como si de muñeca de porcelana se tratase— en un suave beso.

Por falta de aire nos separamos y notamos las miradas de todos en el salón, reí por lo bajo, después de todo, aunque George ya no tuviera fama de “chico malo”, era igual de conocido por todo el instituto. 

Espero les haya gustado el maratón ¡las quiero!

El chico maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora