En el lugar del otro

26- Boda nuevamente ¿fallida?

Abrazo a su hermana mayor y sintió muchas ganas de llorar, era como estar abrazando a su madre, a su segunda madre, la que tomó el rol desde pequeña y la aconsejó en muchas cosas, la ayudó a ser la chica que hoy en día era, y nunca le iba a alcanzar la vida para agradecérselo.

—Akane... Felicidades, espero que tengas un matrimonio muy feliz con Ranma, te lo mereces mi niña —dijo la mayor sin romper el abrazo y acariciandole el azul cabello.

—Gracias Kasumi, así será, lo sé.

Y después de unos minutos rompió el abrazo y se ventiló con la mano para eliminar las ganas de llorar, lo último que quería era estropearse el maquillaje. Solo debía esperar el llamado para que el evento empezará y esta fuera al dojo a por fin convertirse en la esposa del chico.

Por otro lado, el azabache se encontraba en su cuarto, encerrado con Taro y su padre, que intentaban ponerle el traje de novio que este se negaba a vestir, odiaba aquellas ropas formales y elegantes y aunque sabía que debía usarlo era inevitable no escaparse para no hacerlo. Ahora se encontraba corriendo por la habitación lejos de su padre que lo perseguía con el traje en mano, y Taro veía la escena apoyado en una pared con una gota recorriendo su nuca.

—¡Ranma! ¡Deja de moverte! Entiende que hoy te vas a casar y no tenemos mucho tiempo para arreglarte —le gritó Genma harto de perseguirlo de aquí a allá en el pequeño espacio que era la habitación.

—Viejo dejame en paz, tampoco es que me entusiasme mucho la idea de casarme entonces no tienes por que apresurarme.

Dicho esto el marcialista se cruzó de brazos y se quedó a una distancia prudente de su progenitor mirándolo desafiante, no iba a ponerse ese traje fácilmente, lo mismo paso hace un tiempo en la boda fallida, Genma tuvo que amenazarlo con nunca más darle de comer.

Unos minutos de silencio incómodo se torno en la habitación, pelea de miradas por parte de padre e hijo y suspiros cansados por parte del chico tigre, este último miraba por la ventana como poco a poco la decoración terminaba y el momento para que él novio bajara se acercaba a pasos agigantados, estaba seguro de que Akane estaba lista hace mucho tiempo y era la última que salía.

Y fue a averiguarlo, abrió la ventana y salto por esta hasta llegar a la de su salvadora, observó por el cristal quedandose un poco asombrado por la escena que tenía al frente, hermanas abrazadas por que una esta a punto de convertirse en una mujer casada, sonrió y se alejó antes de que lo vieran ya que estaba seguro que Akane se enojaria por espiarla y verla antes del momento adecuado, y eso que no era el novio.

Volvió al cuarto de Ranma y entró atrayendo la atención de ambos, los miro y no dijo nada esperando a que el trenzudo por fin accediera a ponerse el traje.

—Vamos Ranma, pontelo, solo será por unas horas, deja de ser tan testarudo —le dijo el de cabellos blancos recibiendo la misma respuesta negativa de siempre.

—¡No me pondré esa cosa!

Poco a poco la paciencia de Taro se iba acabando, no era alguien muy paciente pero siempre intentaba serlo con el azabache ya que sabía lo difícil que era de tratar pero tenía un límite, y estaba llegando a su fin.

—Ranma, te pones ese traje a las buenas... O será a las malas.

Dijo mirándolo serio, demasiado, tanto que el nombrado se asombro un poco, dándose cuenta que hablaba en serio, aún así sabiendo lo terco que era negó de nuevo con la cabeza.

—Vale, a las malas será entonces.

Y con un rápido movimiento, casi invisible para el ojo humano llegó al lado de Ranma agarrandolo de ambos brazos fuertemente, y antes de que el último pudiera defenderse lo dejó inmovilizado con unas cuerdas invisibles que salían de sus manos, en milisegundos ya lo tenía completamente inmóvil y solamente lo había tocado, si, lo había tomado con la guardia abajo pero aún así fueron movimientos tan rápidos que ni Genma pudo identificarlos, parpadeo y ya su hijo estaba quieto con el ceño fruncido.