Bajo el agua

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Luego de tres horas…ya habíamos finalizado. El sol estaba en su punto más alto por lo que el calor ya era insoportable. Parecíamos paletas de helado derritiéndose. Todos estábamos debajo de alguna sombra.

-voy por una botella con agua, ¿alguien quiere? – hablo Max dirigiéndose a las escaleras

-yo –dijo el chico de ojos avellanas desde una de las hamacas amarradas por las ramas de los arboles.

-yo – la castaña estaba en la otra hamaca, de igual forma protegida por las hojas

-yo – me encontraba en una silla playera, debajo de un techo construido por nosotros con paja y hojas de palmeras.

El chico había desaparecido de mi campo de visión.

Si pudiera escoger un lugar perfecto para descansar, seria este. La brisa fresca con el agua salina se hacía presente, el sonido de las gaviotas junto con el rozar de las ramas y hojas y el aire chocando contra mi rostro mientras las olas rompían en la orilla. No había, a mi parecer, nada más perfecto.

El silencio junto con el sonido de la naturaleza era una canción de cuna. Mis respiraciones profundas junto con mi cuerpo relajado me indicaban que era hora de una siesta. Levanto un poco mis parpados pesados y los chicos están dormidos

-¡CHICOS VAMOS! ¡NO ES HORA DE DORMIR!

Oh vamos….solo cinco minutos. Empieza hacer bulla pero me hago la dormida, o más bien, trataba de dormir. Ya no escucho su voz pero sus pasos son cada vez más fuertes, se acerca, deja de caminar y suelta un suspiro. Luego percibo el sonido de una botella abrirse pero es tarde para cuando abro los ojos.

-¡¿PERO QUE TE PASA RUBIO DESGREÑADO? ¡ME HAS HECHADO TODA EL AGUA!

-eso es para que despabiles- dijo moviéndose hacia los muchachos…

¿Por qué me molestaba?... el agua estaba fría y con el calor que hacia fue muy refrescante. Ya sé, ¡por orgullo!

Esto me acaba de dar una idea…

¿Dónde habrán dejado la manguera?....

 POV MAXIMILIANO

- estas muerta….-  dije mientras las gotas de agua caían por mi cara. Esa loca podría ir haciendo su testamento

Cinco minutos después estábamos corriendo por la casa.

No sé cuantos metros tendría esa manguera pero iba por la cocina y alcanzaba a perseguirla un poquito más.

Habíamos tirado un par de jarrones más y el piso estaba mojado junto con mi camisa y cabello ¡no había podido mojarla! Era demasiado escurridiza.

Subió las escaleras y la manguera no daba para más. Diablos.

Tome una botella con agua y subí…. El pasillo estaba en total silencio ¿Dónde se abra metido?

Reviso todas las habitaciones y nada. No me digan que salto por la ventana.

Bajo las escaleras y una risita me hace girar. Oh oh

-creo que gane…-  decía la pelinegra con la manguera en la mano

Miro hacia atrás y solo está la puerta de entrada.

La chica se prepara para disparar y la puerta se abre. Me agacho y veo como Alex cae de pompas todo empapado de agua

-¡¿ERES IMBECIL O QUE?! – decía el niño quitándose el agua del rostro y palpándose la camisa

-me las pagaras….- Val volvió a tomar posición pero no contaba con el par de chicos que iban tras de ella y ¡pum! Un balde de agua fría termino sobre su cabeza

La chica indignada los iba a mojar pero los chicos habían cerrado la llave. Jeje

Después de quince minutos unas señoras de apariencia latina llegaron para limpiar la casa. Sus caras fueron un poema…

Venían con su equipo completo de escobas, trapeadores, químicos y blablabla. Al entrar dejaron caer todo al suelo y miraban el desastre. Nosotros mostrábamos nuestra carita de “yo no fui” y para que las señoras estuvieran cómodas, las dejamos solas mientras se me ocurría hacer algo para divertirnos.

Una hora después…

-estás loco, ¿lo sabías? – que pesimista era la castaña

-oh vamos, ¡será divertido!

-¡no! Es muy arriesgado…. ¿y si nos muerden?- y allí va la otra…

-vamos val, no son carnívoros. No te harán nada.

-yo digo que será divertido…. Un poco de diversión no caería mal…

-¡ese es mi hermano!  ….. ¿Ven chicas?, él no es una gallina

Si las miradas mataran, bueno….ya no existiría

Decidí no prestarles atención y caminar hasta el bote con mi traje de buzo

-¿vendrán o no? – el castaño me siguió con confianza mientras que las chicas se miraron dudosas y luego accedieron a regaña dientes.

Mis padres eran socios de una pequeña reserva marina. Ahí se podían hacer investigaciones universitarias y  buceo turístico.

De pequeño siempre venia. Un paraíso submarino. Los peces, los corales, la luz reflejada en la arena, todo era hermoso. Mientras que mis padres hacían sus negocios o estaban de viaje, yo venía con una cámara y fotografiaba cualquier cosa que me impactara.

Ya estaba listo para entrar al agua y también Sebas, las chicas se ponían los trajes despacio mientras observaban con temor los peces que de vez en cuando salían a la superficie.

Saque mi cámara y mis lentes junto con el tanque de buceo

-vamos chicas….no muerden…- y me lance al agua

Espante a unos cuantos peces pero poco a poco se iban acercando, luego escuche los tres cuerpos restantes chocando con el agua y segundos después estaban a mi lado mirando el bello paisaje.

Los guie hacia la parte menos habitada por los humanos, el lugar donde yo disfrutaba estar con mi cámara.

Al llegar, todo era como cuando era un niño.

Cardúmenes multicolores pasaban frente a nuestros ojos, los corales eran mucho más grandes y eran iluminados por los pocos rayos que atravesaban el agua, los crustáceos escondidos entre la arena y todas las demás criaturas marinas que conformaban el hermoso arrecife.

Una familia de peces mariposa pasa cerca de los corales y no puedo evitar sacar mi cámara para congelar ese momento

Las chicas se ven fascinadas y Sebas permanece a mi lado tomando fotos

Luego de quince minutos de nadar y nadar, nos detuvimos en unas rocas para descansar  y ver el agua cristalina

-oye… esto es hermoso- comento Val mirando el horizonte

-muy hermoso – reafirmo la castaña mientras me dedicaba una mirada llena de dulzura y amor

-hermano… tenemos que venir más seguido – sentencio Sebas mientras se quitaba el tanque y se colocaba uno de esos tubitos con mascarilla. Todos lo imitamos pero en cuanto iba a volver a entrar al agua un muy querido amigo se acercaba a toda velocidad… Bobby

-¡chicos un delfín! – grito Vicky mientras le tomaba una foto con mi cámara

Al entrar, Bobby empezó a jugar con nosotros, a los pocos minutos llegaron sus compañeros, Lulu, Jace, Cody y Mimi…no tengo idea de porque le puse esos nombres.

Nadamos junto a ellos y no existieron palabras para describir lo mucho que nos divertimos. Nos hacía falta un poco de distracción junto con un buen día lejos de preocupaciones.

Dos horas más tarde la reserva iba a cerrar así que tuvimos que irnos.

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