37: Intento

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Aviso; La primera parte es hasta la primera 🌙 y es narrado en tercera persona, después es narrado por Laila como normalmente es

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Aviso; La primera parte es hasta la primera 🌙 y es narrado en tercera persona, después es narrado por Laila como normalmente es.

Lo primero que vieron Harry y Ron al entrar en la cabaña de Hagrid fue a Buckbeak, que estaba estirado sobre el edredón de retales de Hagrid, con las enormes alas plegadas y comiéndose un abundante plato de hurones muertos. Al apartar los ojos de la desagradable visión, Harry vio un traje gigantesco de una tela marrón peluda y una espantosa corbata amarilla y naranja, colgados de la puerta del armario
—¿Para qué son, Hagrid? —preguntó Harry.
—Buckbeak tiene que presentarse ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas —dijo Hagrid—. Será este viernes. Iremos juntos a Londres. He reservado dos camas en el autobús noctámbulo...
Harry se avergonzó. Se había olvidado por completo de que el juicio de Buckbeak estaba próximo, y a juzgar por la incomodidad evidente de Ron, él también lo había olvidado. Habían olvidado igualmente que habían prometido que lo ayudarían a preparar la defensa de Buckbeak . La llegada de la Saeta de Fuego lo había borrado de la cabeza de ambos.
Hagrid les sirvió té y les ofreció un plato de bollos de Bath. Pero los conocían demasiado bien para aceptarlos. Ya tenían experiencia con la cocina de Hagrid.
—Tengo algo que comentarles —dijo Hagrid, sentándose entre ellos, con una seriedad que resultaba rara en él.
—¿Qué? —preguntó Harry.
—Hermione —dijo Hagrid.
—¿Qué le pasa? —preguntó Ron.
—También Laila. Está muy mal, eso es lo que le pasa. Me ha venido a visitar con mucha frecuencia desde las Navidades. Se encuentra sola. Primero no le hablaban por lo de la Saeta de Fuego. Ahora no le hablan por culpa del gato.
—¡Se comió a Scabbers! —exclamó Ron de malhumor.
—¡Porque su gato hizo lo que todos los gatos! —prosiguió Hagrid—. Ha llorado, ¿saben? Está pasando momentos muy difíciles. Creo que trata de abarcar más de lo que puede. Demasiado trabajo. Aún encontró tiempo para ayudarme con el caso Buckbeak.  Y sobre Laila...¿que demonios pasó entre ustedes dos?—vio a Harry.
—Ehr...—Harry no sabía explicarle el cómo.
—Fue muy malo con ella—Ron respondió; encogiéndose de hombros
—¿Y ahora que le dijiste?—Hagrid preguntó acusatoriamente.
—Nada es solo que...me enoje con ella,
—Cualquiera cosa que haya sido no creo que hubiera sido tan fuerte para alejarla así. Aunque es muy...bueno, bastante egocéntrica Laila es la amiga más leal que he conocido, además casi se desmayó cuando escuchó que Sirius Black había entrado a el dormitorio de ustedes.
—¿De verdad?—Harry preguntó sintiendo la culpa en su garganta.
—Hermione lo llamo un ataque de Pánico, Laila no paraba de dar vueltas de aquí para allá cuando me lo contó; estaba asustada por que nunca le había pasado esto. Estaba tan preocupada que te hubieran hecho daño que se comenzó a hiperventilar en su dormitorio, Hermione la calmó.
Pero tengo que decirles que creía que valoraban más a su amiga que a las escobas o las ratas. Nada más. —Harry y Ron se miraron azorados—. Sufrió mucho cuando se enteró de que Black había estado a punto de matarte también, Ron. Hermione tiene buen corazón. Y ustedes dos sin dirigirle la palabra...
—Si se deshiciera de ese gato, le volvería a hablar —dijo Ron enfadado—. Pero todavía lo defiende. Está loco, y ella no admite una palabra en su contra.
—¿Acaso no has conocido a Laila? Si su escarbato les robara a todos en Gryffindor, ella lo defendería hasta la muerte —dijo Hagrid prudentemente.
Buckbeak escupió unos huesos de hurón sobre la almohada de Hagrid.

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanWhere stories live. Discover now