9: ¡Weasleys!

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Les dejo este hermoso Edit de Sirius Black arriba.

—¡Laila! ¡Harry! —dijo levantando la vista y sonriendo—, ¿cómo están?
—Bien, gracias —dijo Harry en el momento en que llegabamos con todas las compras.
El señor Weasley dejó el periódico, y vi la fotografía ya familiar de Sirius Black, mirándome.
—¿Todavía no lo han cogido? —preguntó Harry
—No —dijo el señor Weasley con el semblante preocupado.
—Ugh, ese Sirius Black, me tiene harta—bufé viendo a la foto del tipo desquiciado.
—En el Ministerio nos han puesto a todos a trabajar en su busca, pero hasta ahora no se ha conseguido nada.—siguió el señor Weasley.
—¿Tendríamos una recompensa si lo atrapáramos? —preguntó Ron—. Estaría bien conseguir algo más de dinero...
—No seas absurdo, Ron —dijo el señor Weasley, que, visto más de cerca, parecía muy tenso—. Un brujo de trece años no va a atrapar a Black. Lo cogerán los guardianes de Azkaban. Ya lo verás.
En ese momento entró en el bar la señora Weasley cargada con compras y seguida por los gemelos Fred y George, que iban a empezar quinto curso en Hogwarts, Percy, último Premio Anual, y Ginny, la menor de los Weasley. Percy, tendió la mano de manera solemne, como si él y Harry no se hubieran visto nunca, y le dijo:
—Es un placer verte, Harry.
—Hola, Percy —contestó Harry, tratando de contener la risa.
—Espero que estés bien —dijo Percy ceremoniosamente, estrechándole la mano. Era como ser presentado a un duque.
—Muy bien, gracias...
Yo pase de largo, casi empujando a Percy mientras corría y traté de derrumbar a George y a Fred, tirándome encima de ellos y envolviéndolos en un abrazo de oso.
—¡Chicos!—grite.
—¡Rubia!—gritaron al unísono y abrazándome de vuelta.— Laila Elizabeth Fle...
—¡No se atrevan a decir mi otro nombre!— chille.
—Debes ver Egipto, te hubiera encantado, pero ahora si no estás muy ocupada tratando de perder la vida con un monstruo gigante, apreciaría que siguiéramos con nuestro plan de dejarte nuestro legado—dijo George, mientras que Fred fue hacia Harry y luego George lo siguió.
—¡Harry! —dijo Fred, quitando a Percy de en medio de un codazo, y haciendo ante él una profunda reverencia—. Es estupendo verte, chico...
—Maravilloso —dijo George, haciendo a un lado a Fred y cogiéndole la mano a Harry—. Sencillamente increíble.
Percy frunció el entrecejo, y yo me aguante la risa.
—Ya vale —dijo la señora Weasley.
—¡Mamá! —dijo Fred, como si acabara de verla, y también le estrechó la mano—. Esto es fabuloso...
—He dicho que ya vale —dijo la señora Weasley, depositando sus compras sobre una silla vacía—. Hola, Harry, y Laila, cariño. Supongo que ya han oído ya todas nuestras emocionantes noticias. —Señaló la insignia de plata recién estrenada que brillaba en el pecho de Percy—. El segundo Premio Anual de la familia —dijo rebosante de orgullo.
—Y último —dijo Fred en un susurro.
—Bueno...siempre puede poner sus esperanzas en Ginny—dije.
Sonreí cuando Ron me dio un pellizco en el brazo.
—De eso no me cabe ninguna duda —dijo la señora Weasley, frunciendo de repente el entrecejo—. Ya me he dado cuenta de que no os han hecho prefectos.
—¿Para qué queremos ser prefectos? —dijo George, a quien la sola idea parecía repugnarle—. Le quitaría a la vida su lado divertido.
Ginny se rió.
—¿Quieres hacer el favor de darle a tu hermana mejor ejemplo? —dijo cortante la señora Weasley.
—Ginny tiene otros hermanos para que le den buen ejemplo —respondió Percy con altivez.
—¿Como está Charlie?—pregunté inmediatamente ante la respuesta de Percy, Fred y George sonrieron y Percy me miro como siempre me miraba; con disgusto. Sin embargo la señora Weasley no tomó mi comentario de broma y pareció encantada.
—¡Oh de maravilla!—respondió ella—. Gracias por preguntar, dulzura.
—Voy a cambiarme para la cena...—murmuró Percy.
Se fue y George dio un suspiro.
—Intentamos encerrarlo en una pirámide —dijo—, pero mi madre nos descubrió.

🌙

Aquella noche la cena resulto muy agradable. Tom, el tabernero, junto tres mesas del comedor; y los siete Weasley, mis abuelos,Harry, Hermione y yo tomamos deliciosos platos de la cena.
—¿Cómo iremos a King's Cross mañana, papá? —preguntó Fred en el momento en que probaban un suculento pudín de chocolate, mi abuela me dio un leve codazo; en el verano habíamos tenido una seria charla con los dulces. Mi abuelo sin embargo dijo que estaba lleno y me dio su pudín de chocolate bajo la reprobatoria mirada de mi abuela.
—El Ministerio pone a nuestra disposición un par de coches —respondió el señor Weasley.
Todos lo miraron.
—¿Por qué? —preguntó Percy con curiosidad.
—Por ti, Percy —dijo George muy serio—. Y pondrán banderitas en el capó, con las iniciales «P. A.» en ellas...
—Por «Presumido del Año» —dijo Fred.
Todos, salvo Percy y la señora Weasley, soltaron una carcajada, mía abuelos no, bueno solo un poquito mi abuelo Newt.
—¿Por qué nos proporciona coches el Ministerio, padre? —preguntó Percy con voz de circunstancias.
—Bueno, como ya no tenemos coche, me hacen ese favor; dado que soy funcionario.
Lo dijo sin darle importancia, pero se ruborizó un poco. Tendríamos que vernos en el tren, ya que yo iría con mis abuelos; diablos me perdería un viaje con todos en un auto y apretados.
—Menos mal —dijo la señora Weasley con voz firme—. ¿Os dais cuenta de la cantidad de equipaje que lleváis entre unos y otros? Qué buena estampa haríais en el metro muggle... Lo tenéis ya todo listo, ¿verdad?
—Ron no ha metido aún las cosas nuevas en el baúl —dijo Percy con tono de resignación—. Las ha dejado todas encima de mi cama.
—Lo mejor es que vayas a preparar el equipaje, Ron, porque mañana por la mañana no tendremos mucho tiempo —le reprendió la señora Weasley.
Ron miró a Percy con cara de pocos amigos.
Después de la cena sentí que me caía pero alguien me puso una mano en la espalda; era Harry, y yo estaba en la silla y el comedor vacío,
—¿Me quede dormida verdad?—pregunté cerrando los ojos ya suspirando.
Él asintió. Por lo que le di las buenas noches antes de entrar a mi habitación, sin embargo cuando me iba a poner pijama, gracias a que la habitación de Ron y Percy estaba cerca de la mía pude oír perfectamente como Percy gritaba como todo un histérico, por lo que salí y me encontré con Harry que tenia la misma expresión de confusión, la puerta estaba entreabierta
—Estaba aquí, en la mesita. Me la quité para sacarle brillo.
—No la he tocado, ¿te enteras? —gritaba Ron a su vez.
—¿Qué ocurre? —preguntó Harry entrando en la puerta.
—Mi insignia de Premio Anual ha desaparecido —dijo Percy volviéndose a Harry.
—Lo mismo ha ocurrido con el tónico para ratas de Scabbers —añadió Ron, sacando las cosas de su baúl para comprobarlas—. Puede que me lo haya olvidado en el bar...
—¡Tú no te mueves de aquí hasta que aparezca mi insignia! —gritó Percy.
—Yo iré por lo de Scabbers, ya he terminado de preparar el equipaje —dijo Harry a Ron, cuando se me quedaron viendo fui detrás de Harry sin siquiera querer una conversación con Percy.
Harry se hallaba en mitad de las escaleras, que estaban muy oscuras, y casi di un grito cuando sentí que alguien me echó hacia abajo; era Harry y se puso un dedo en señal de silencio.
Eran los padres de Ron discutiendo, no me iba a entrometer hasta que escuche mi nombre y me quede la puerta del comedor.
—No tiene ningún sentido ocultárselo —decía acaloradamente el señor Weasley, me acerque un poco más y agrande los ojos sorprendida al ver que también estaba mi abuelo Newt en la conversación—. Harry tiene derecho a saberlo. Y sobretodo su nieta, señor Scamander. He intentado decírselo a Fudge, pero se empeña en tratar a Harry como a un niño, y ni siquiera quiere saber de Laila. Tienen trece años y...
—¡Arthur, la verdad aterrorizaría a la pobre niña y a Harry!—dijo la señora Weasley en voz muy alta—. ¿Quieres de verdad enviar a Harry al colegio con esa espada de Damocles? ¿O a Laila sabiendo lo que pasó? ¡Por Dios, están muy tranquilos sin saber nada!
—No quiero asustarlos, ¡quiero prevenirlos! —contestó el señor Weasley—. Ya sabes cómo son Harry y Ron, que se escapan por ahí, y Laila los seguiría hasta donde fuera. Se han internado en el bosque prohibido dos veces. ¡Pero Harry no debe hacer lo mismo en este curso! ¡Cada vez que pienso lo que podía haberle sucedido la otra noche, cuando se escapó de casa...! Si el autobús noctámbulo no lo hubiera recogido, me juego lo que sea a que el Ministerio lo hubiera encontrado muerto.
—Pero no está muerto, está bien, así que ¿de qué sirve...?
—Molly: dicen que Sirius Black está loco, y quizá lo esté, pero fue lo bastante inteligente para escapar de Azkaban, y se supone que eso es imposible. Han pasado tres semanas y no le han visto el pelo. Y me da igual todo lo que declara Fudge a El Profeta: no estamos más cerca de pillarlo que de inventar varitas mágicas que hagan los hechizos solas. Lo único que sabemos con seguridad es que Black va detrás...
—Pero ellos estarán a salvo en Hogwarts.
—Pensábamos que Azkaban era una prisión completamente segura. Si Black es capaz de escapar de Azkaban, será capaz de entrar en Hogwarts.
—Mi nieta Laila; es lo más preciado que tengo en la vida; han pasado trece años y conozco a mi niña más que a nadie; decirle la verdad a Laila la destrozaría y la cegaría por completo. y Hogwarts es un lugar completamente seguro.
—Pero nadie está realmente seguro de que Black vaya en pos de los dos...
Se oyó un golpe y supuse que el señor Weasley había dado un puñetazo en la mesa.
—Molly, ¿cuántas veces te tengo que decir que... que no lo han dicho en la prensa porque Fudge quería mantenerlo en secreto? Pero Fudge fue a Azkaban la noche que Black se escapó. Los guardias le dijeron a Fudge que hacía tiempo que Black hablaba en sueños. Siempre decía las mismas pa- labras: «Está en Hogwarts, está en Hogwarts.» Black está loco, Molly, y quiere matar a Harry y capturar a Laila. Si me preguntas por qué, creo que Black piensa que con su muerte Quien Tú Sabes volvería al poder. Black lo perdió todo la noche en que Harry detuvo a Quien Tú Sabes. Y se ha pasado diez años solo en Azkaban, rumiando todo eso...
—Bien, Arthur. Debes hacer lo que te parezca mejor. Pero te olvidas de Albus Dumbledore. Creo que nada les podría hacer daño en Hogwarts mientras él sea el director. Supongo que estará al corriente de todo esto.
—Por supuesto que sí. Tuvimos que pedirle permiso para que los guardias de Azkaban se apostaran en los accesos al colegio. No le hizo mucha gracia, pero accedió.
—¿No le hizo gracia? ¿Por qué no, si están ahí para atrapar a Black?
—¿Está bromeando, cierto?—preguntó mi abuelo.
—Dumbledore no les tiene mucha simpatía a los guardias de Azkaban — respondió el señor Weasley con disgusto—. Tampoco yo se la tengo, si nos ponemos así... Pero cuando se trata con alguien como Black, hay que unir fuerzas con los que uno preferiría evitar.
—Si salvan a Harry o a Laila...
—En ese caso, no volveré a decir nada contra ellos —dijo el señor Weasley con cansancio—. Es tarde, Molly. Será mejor que subamos..., gracias por su tiempo Señor Scamander, buenas noches.
Oí mover las sillas. Tan sigilosamente como pudimos, nos alejamos por el pasadizo que conducía al bar.
La puerta del comedor se abrió y segundos después el rumor de pasos indicó que los padres de Ron subían las escaleras, junto con mi abuelo
La botella de tónico para las ratas estaba bajo la mesa a la que nos habíamos sentado. Y volvimos a subir  por las escaleras, con la botella. Me despedí de Harry con un saludo de mano y cuando entre me eché en la cama, viendo el equipaje que ya estaba listo en una esquina de la habitación, y suspire, mientras me ponía el pijama. Una vez ya vestida para dormir, Castiel y James se asomaron y me vieron con curiosidad, como preguntándose por que no había ido a al cama como los demás, bueno, en realidad si se lo preguntaban, los bowtruckles no tenían pensamientos tan definidos como otras criaturas, por lo que mi mente leía sus sentimientos o el contexto de sus ideas.
Entiendo lo de Harry. Sirius Black iba tras él; Fudge había sido indulgente con él porque estaba muy contento de haberlo encontrado con vida. Le había hecho prometer a Harry que no saldría del callejón Diagon, donde había un montón de magos para vigilarle. Y había mandado dos coches del Ministerio para que fueran todos a la estación al día siguiente, para que los Weasley pudieran proteger a Harry hasta que hubiera subido al tren. Sirius Black había matado a trece personas con un hechizo; los padres de Ron, obviamente, pensaban que Harry se aterrorizaría al enterarse de la verdad. Pero en Hogwarts estaba Dumbledore además estaban los guardias de Azkaban, de los que hablaba todo el mundo. La mayoría de las personas les tenían un miedo irracional, y si estaban apostados alrededor del colegio, las posibilidades de que Black pudiera entrar parecían muy escasas. Cuando me tape por completo, vi el techo, lo que no entendía era yo ¿Qué tenia que ver yo en todo esto? ¿Por qué Black me quería a mi? Lo único que me une a Harry que no sea nuestra amistad, eran nuestras madres que eran amigas, pero yo no soy el niño que sobrevivió entonces por que Black quería capturarme? ¿Que querían personas como Voldemort de mi?
Suspire tratando de sacarme todos los problemas de la cabeza, no me dejaban dormir; lo peor sin embargo fue cuando dormí, de verdad que me arrepentí de haber comido tanto pudin antes de irme a la cama; por que había tenido un sueño de lo mas raro y también horrible, no podía verlo, era como estar en una profundidad negra, no había nada, solo obscuridad, pero luego se empezó a formar una imagen era el bosque prohibido pero muy difuminado y borroso, y de nuevo obscuridad y una voz:

Harry Potter... —dijo una voz baja, no sabia por que pero sentía que el corazón se me iba a salir del pecho—. El niño que sobrevivió....viene a morir .

Grite y patalee, cuando abrí los ojos la respiración la tenia agitada, tenia sudor en la frente, y unas inmensas ganas de llorar.

WOWOWOWOWO
QUIERO ESCUCHAR SUS TEORÍAS
QUE ARDAN LOS COMENTARIOS
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Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanOnde histórias criam vida. Descubra agora