único.

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el día era triste, apagado, frío.

bang chan simplemente se dedicaba a escribir sin parar, ocho cartas, todas diferentes. era ahora o nunca.

llevaba varios meses sintiéndose vacío, solo. sus amigos estaban para él pero solo sentía que era una molestia y que no debía de hacerlos preocupar. "no merecían a una carga" pensaba. intentó miles de maneras de aliviar su dolor, escribiendo, componiendo, pero nada. estaba decidido, ese día lo iba a hacer. tenía todo preparado, nada podía salir mal.

escribía con sus ojos llenos de lágrimas la cuarta carta. "para: minho".
si tan solo alguien hubiese notado más a fondo sus pedidos de auxilio nada de ésto hubiese pasado. pero no, eso no iba a pasar porque él no tenía a nadie, estaba solo y debía enfretarlo así... solo.

pasaron unos minutos de lágrimas interminables y palabras sinceras, llenas de dolor, cariño y el amor que él nunca se tuvo pero que aún así supo entregar a esas ocho personas que para él, fueron lo más importante en sus 16 años de vida.

se dió un respiro, mirando el techo por un largo rato. había dado por terminada la última carta. "para woojinie" . cerró sus ojos intentando disfrutar del último silencio en su habitación hasta que de pronto se escucharon varias voces en la planta baja, suponía venían de sus amigos. no quería que le vean llorar, no quería que le vean débil. después de todo, él se encargaba de cuidar y proteger a la mayoría con la ayuda de su mejor amigo woojin, jamás demostró un rastro de debilidad delante de ellos. solía quebrarse en su habitación, en la soledad completa.

la puerta fue abierta por un alegre jisung seguido de los demás, sentándose en su cama abrazándolo fuertemente. bang chan se sentía cálido, pero aún dolía. dolía el hecho de que no lograba sentirse completamente bien y eso le torturaba. no quería que sus amigos desperdiciaran tiempo en él.

-hyung, venimos a alegrarle porque últimamente le hemos visto decaído, tal vez algunos mimitos le hagan feliz ¿no es así?-dijo un sonriente jeongin, comenzando a hacerle pequeños cariños en el pelo a su mayor.

-además, trajimos muchos dulces y papas fritas, de no ser por el caprichoso de felix veníamos mucho mas temprano.-atacó changbin desde el marco de la puerta, ganándose una que otra risa y una mirada seria por parte del pecoso.

-no creo que sea momento de pelear, idiotas, ¿por qué no nos dedicamos a comer y darle amor a channie?-respondió woojin tomando asiento al lado de chan, intentado llamar su atención y la de todos los demás.

no perdieron más tiempo y se sentaron en ronda mientras hablaban de miles de temas triviales. chan en ningún momento habló, simplemente intentaba estar tranquilo y en su mente se repetía a gritos no llorar frente a sus amigos. pero no podía si tenía a ocho chicos hablando de futuros, parejas y quién sabe qué más. ¿él estaría en el progreso y futuro de sus amigos? sabía perfectamente que no sería así. ¿se estaba arrepintiendo? definitivamente no, bang chan. le respondió su mente. por supuesto, estaba decidido.

pasaron varias horas, el sol aún no se ocultaba y sus amigos no se iban. asi que se decidió por hablar.

-bien, saben.. tengo algo que decir.-dijo, algo bajo, casi en un susurro que aún así los demás lograron escuchar. cuando bang chan procuró que todos estaban prestándole atención, prosiguió.-como ya saben, últimamente estuve algo.. distante. pero eso no significa que esté pasando algo-todo estaba pasando.- lo que quiero decir es que, no se preocupen por mí.-háganlo.- estoy bastante bien -mentira.-no quiero ser un obstáculo para ustedes.-otra mentira.- y quiero que tengan en claro que son las mejores personas que tengo en mi vida. ustedes me enseñaron y demostraron lo que es la verdadera amistad. jamás duden en que los quise mucho y espero que sus futuros estén llenos de cosas lindas, porque es lo que merecen. que la vida les de amor, cariño y sobre todo, los mantenga unidos a todos-nadie notó el sabor a despedida en sus palabras, aún así lloraban por el momento de sinceridad de su amigo, para ellos era eso ¿no?.-porque entre todos son uno, nunca dejen de apoyarse entre sí. están para protegerse y cuidarse, jamás rompan eso.-es una despedida-yo.. por último tengo algo que darles. pero deben prometerme que no van a abrir el sobre hasta que lleguen a sus casas.-todos levantaron la mirada rápidamente, algunos secando sus lágrimas y otros completamente extrañados.-vamos, prometanlo.-un "lo prometemos" unísono se escuchó en la habitación y bang chan se dedicó a repartir los sobres a cada uno de sus amigos.

"para el pequeño jeongin", "para mi australiano favorito (el único)", "para changdark", y así, diferentes nombres fueron entregados, diferentes despedidas que ni uno notó.

-¡NUEVE O NINGUNO!-gritó seungmin para luego unir a todos en un abrazo grupal, el último.

al pasar un rato, luego de risas, bromas y algunos juegos, bang chan se encontraba despidiendo a sus amigos en la puerta de su casa

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al pasar un rato, luego de risas, bromas y algunos juegos, bang chan se encontraba despidiendo a sus amigos en la puerta de su casa.

espero un poco más en el sillón de la sala, mirando el reloj de pared. su mamá no tardaría en llegar del trabajo. se dispuso a dar una vuelta por su casa por última vez, recordando cada momento que vivió con su familia y amigos. desde el incidente en la cocina con hyunjin y minho, hasta el pequeño beso robado que le dió a woojin alguna vez detrás del sillón cuando eran apenas unos pequeños. ya terminado su recorrido, le dejo una pequeña nota encima de la mesa a su madre y por fin, salió de casa.

hacía frío, el cielo estaba estrellado y la luna era la única fuente de luz en la oscura calle. pensó en sus amigos, en su mamá, en lo destrozados que iba a dejar a muchas personas. pero, después de todo, le llorarían un poco y luego se olvidarían de él ¿no?. claro que sí, bang chan. ahí de nuevo, su mente atormentándole. ignoró cualquier pensamiento y siguió su camino a ese viejo edificio que había visto incontable de veces cuando hacía su trayecto a casa luego del colegio.

se sobresaltó cuando sintió su teléfono vibrar repetidas veces ¿cuándo lo trajo consigo?. prendió la pantalla y vió los millones de mensajes de sus amigos. en la pantalla se reflejó en grande "woojinie". dudó en si contestar o no, tal vez, solo tal vez, iba a ignorar su llamada y bloquear el aparato para seguir con lo suyo. pero no lo hizo, aprovechando la situación para decirle a su mayor todo lo que sentía por él, por última vez.

apretó el botón verde y acercó el teléfono a su oído, lo primero que pudo escuchar fue a un woojin con la respiración agitada, se escuchaba roto, como si estuviese llorando y desesperado.-ch-chan escucha e-estoy yendo a tu casa, por favor no hagas nada e-espera por mí.. p-por favor- y bang chan se rompió aún más si eso era posible, separados por un aparato electrónico. ambos corazones acelerados, destruyendose juntos.

-no pu-puedo esperar, lo siento es egoísta de mi p-parte. no olvide nunca que le amé y amo mucho hyung y.. y me enamoré de usted, no sé cu-cuándo ni cómo.-tomó un respiro para poder continuar rápidamente, sabía que woojin no se quedaría de brazos cruzados y correría a buscarlo por toda la ciudad si era posible.-no deje de sonreír nunca, su sonrisa es la más hermosa de todas. nunca deje que alguien apague el brillo bello de sus ojos, prometalo.-no esperó respuesta, simplemente siguió.-lo amo, woojin hyung, cuide de los demás por mí como yo la haré de usted, esté donde esté..-la llamada se dió por finalizada.

las lágrimas caían sin parar, mientras a lo lejos se veía el viejo y abandonado edificio. bang chan corrió hasta él, subiendo las escaleras hasta el último piso, intentando no tropezar ni caer en algún lugar.

el viento golpeó fuerte su rostro, se veía toda la ciudad desde ahí arriba. sin dudar un poco más, se acercó al borde. estaba tan alto que hasta sintió náuseas ¿debía?. sí, házlo, acabemos con ésto de una vez. y ese se transformó, en su último pensamiento.

y bang chan cayó al vacío, tan vacío como él estaba. tirando consigo sus sueños y metas, sus ganas de vivir la vida. las canciones que cierta vez escribió y pensó dedicar.. y esos propósitos que tuvo alguna vez, ya no existían.. nada quedaba.

y así fue, como la luna y las estrellas fueron testigos de como un alma era destrozada y junto con ella, la de ocho chicos que jamás pudieron decir adiós correctamente. y como una promesa era rota en mil pedazos, como sus corazones.

lo habían prometido, nueve o ninguno.

Moon - Stray KidsWhere stories live. Discover now