Capítulo 19: Principios

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 Maldita la hora en la que Joon hyung me hizo parte de su maniática familia, la cual me están mostrando (mucho más de lo que ya había visto) cosas que no quiero que Dong Yul aprenda ni vea, porque todos son unos enfermos y unos locos, no dejaré que esa pobre alma se pierda.

Observé a esa señora con algo de culpa y al mismo tiempo cohibido porque a pesar de lo que pasó ayer, yo quiero o intento querer y comprender a su hijo (no es que me ayuda mucho). Me levanté con los papeles que ella me dio.

—Sé que su hijo está fuera de control. Pero le tengo que confesar algo—ella frunció el entrecejo y me miró directo a los ojos sin pestañear.

—Espero no sea lo que estoy pensando, porque definitivamente no te va a gustar para nada mi respuesta—ella comenzó a golpear sus uñas contra el escritorio cada vez lo hacía más rápido, su expresión cambió totalmente también, pasó de estar relajada y tranquila, a estar bastante ansiosa.

—Seré breve y conciso, sin omitir nada. Estoy enamorado de su hijo y realmente no me importa si le gusta o no. Pero lo que sí le aseguro, es que yo no estaré con él, ni tampoco estaré de acuerdo con lo que haga.

Recogí todo lo que ella me dio y salí de su oficina, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, baje por el ascensor y mi celular comenzó a sonar, lo saqué y me sorprendió al ver que Mi Ra me está llamando.

— ¿Habrá pasado algo?

Me pregunté, ya que es muy raro que me llame tan repentinamente.



Llamada...



—Hola, ¿Qué pasa?

La llamada se escuchaba medio rara, como si estuviera interferencia.

—Andrew, deje, deje a Dong Yul con una amiga en la casa

Se escucha agitada, como si la respiración le faltara.

—Mi Ra, ¿Dónde estás? ¿Te sientes bien?

—Ve rápido, Andrew, Andrew...



Fin de la Llamada...



La llamada se cortó, intente llamarla pero nadie agarraba el teléfono, solo repicaba, repicaba y nada. El ascensor se abrió y yo salí de ese lugar apurado, abrí el carro, me monte y encendí el auto para ir a la casa de Mi Ra.

Llegué al distrito donde vive Mi Ray deje el auto abajo de la colina, agarré mis llaves y celular y corrí rápidamente hasta su casa, donde comencé a tocar el timbre un tanto desesperado, hasta que la amiga de Mi Ra me abrió. Estoy tan ansioso y asustado, la llamada que ella me hizo me dejó un tanto mal, no se si su enfermedad haya avanzando cada vez más rápido, o no sé, realmente no sé y no saber nada me molesta demasiado. Ver a Mi Ra todo los días me pone un poco triste, noto como su piel ha perdido color, sus labios siempre están blanco y quebradizos, tiene ojeras un bien marcada por el cansancio y de llorar, porque aunque se haga la fuerte, sé que lo hace.

La amiga de ella abrió la puerta y le explique un poco la situación, le conté sobre la llamada que me hizo Mi Ra y al ver su expresión de terror, creo que no debí de contarle nada.

Tal vez... No sea tan malo estar contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora