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ＡＧＯＳＴＯ, 1789.
ғσякs, ωαsнιηgтση.
—¿Podrías fijarte por dónde vas?—Pregunta una chica molesta, agachándose a recoger sus libros.
—Disculpa, soy nuevo, soy Edward Maesen.
—No me interesa, solo fíjate—Responde mirándolo fijamente, coloca nuevamente la mochila en su hombro antes de pasar su lado, chocando su hombro con el suyo.
— Disculpa, así es ella—Dice una voz tras el, voltea encontrando a una chica de tez blanca, ojos cafés y tatuajes en ambos brazos, con los ojos maquillados, piercing en las orejas y el cabello en una coleta despeinada— Soy Camila Jones.
— Edward Anthony Maesen—Extiende su mano hacia ella.
—De acuerdo, te llamaré Edward. Sígueme te llevaré a la oficina —Comienza a caminar con el chico tras ella, analizando cada parte de ella, especialmente los tatuajes en sus brazos.
Entran a la oficina, donde podían ver a algunos chicos sentados en las bancas de la entrada con una no muy agradable expresión.
—Camila—Aparece un señor de traje frente a ellos—¿Ahora en que te has metido?
— Nada director, me ofende, solo encontré a este chico perdido en los pasillos y lo traje con usted.
— ¿Quieres un justificante para tu retardo verdad?
— No me vendría mal.
— Sígueme Cam, igual tú, te entregaré tu horario y la llave de tu casillero.
La chica sonríe mientras aquel hombre escribía rápidamente en una hoja blanca.
— Solo por esta ocasión.
— De acuerdo, adiós Bob—Palmea el hombro de Edward—Conocio a Mare primero, soy un ángel para el en estos momentos Bob.
—Ya vete Camila.
—Adiós blanquito—Dice para salir de la oficina.
—Ay Camila—Pone los ojos en blanco—Es un ángel y un demonio al mismo tiempo.
—¿Porque lo dice?
—Ya te darás cuenta.
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