Maldición, maldición, maldición. Estoy tan perplejo.
Con solo un respiro, quedé atrapado. Por eso, esto casi resulta chocante.
Yo sé, yo sé que tienes miedo. Tu corazón, tu cabeza, tu alma y tu cuerpo, ellos no serán cuidadosos.
Pero supongo que no...
Donald se alejó de nosotros para terminar los últimos preparativos, yo veía todo de manera extraña, no sabía que haría, no sabía como posaría, realmente yo no soy muy fotogénica, estaba muy nerviosa.
- Tranquila lo harás bien
Dijo Zayn acercándose a mí e interrumpiendo mis pensamientos.
- ¿Cómo lo sabes? nunca había sido la modelo -el río- ¿por qué tú estas tan confiado?
- Lo harás bien, sabes cómo usar la cámara, sabrás como posar. A parte eres muy hermosa.
Sonrió.
- No estoy confiado, sólo que no quiero pensar que locuras haré allá -puso cara de asco- seguramente decepcionare a Simón.
- Yo no quiero decepcionar a Donald.
- No lo harás tranquila.
Donald nos llamó. Todo estaba listo, ambos caminábamos sumamente nerviosos, como sí de un juicio se tratase o como cuando un niño tiene que decirle algo malo a su madre.
Realmente las primeras tomas fueron asquerosas, ni Zayn ni yo sabíamos que hacíamos. Pero a lo largo de la mañana empezamos a dejarnos llevar y a complementarnos, logramos un par de buenas fotos, lo suficiente para la revista.
- Ves, te dije que lo harías bien.
Me sonrió.
- Tu también lo hiciste genial.
Imité su gesto.
- Es que contigo me sentía bien, fue fácil.
Se sonrojó.
- Bueeeno, será mejor irme, quiero ver si logró ver a Marianne en la audición.
Dije dando media vuelta.
- Oye espera.
Sujeto mi mano y me volteó hacia él.
- ¿Qué pasa?.
Dije en susurro.
- Quisiera darte algo.
Contesto de la misma manera.
- ¿Qué es?.
Lo mire a los ojos.
- Toma. Las vi cuando venía de camino acá, y recordé que son tus favoritas. Así que bajé del auto y tomé algunas.
Dijo entregándome 3 pequeños girasoles.
- Zayn... -dije asombrada- gracias.
- ¿Puedo?.
Dijo tomando uno y haciendo un gesto para ponérmelo en el cabello.
- Claro.
Dije sonriendo mientras el me colocaba el girasol.
- Siempre te han quedado hermosas.
Dijo tocando con las yemas de sus dedos mis pómulos.
- Gracias.
Dije bajando la mirada.
- Oye, ¿quieres ir a cenar hoy?.
Dijo coqueto.
- Lo siento, no puedo - la sonrisa se esfumó de su rostro- Prometí cenar con Marianne y Alice, lo siento.
- ¿Y si cenamos todos juntos?, puedo invitar a los chicos será divertido.
- Esta bien.
- A Alice le gustará la idea, ¿a las 7?.
- Perfecto.
- Les diré a los muchachos, tu comentale a Alice, pero no le digas que irá Harry, quiero ver su cara.
Río.
- Ok... espera ¿tú sabes lo de...
- Es muy obvio, todos lo sabemos él único ciego acá es Harry.
- No le digas eso a Alice, te matará.
Reí.
- Ellos se aman, losé, algún día Harry se dará cuenta y todo estará bien.
- Ojalá, mm bueno. Nos vemos a las 7, te quiero.
Lo abracé y me fui roja como un tomate.
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