primavera.
Arturo no deja de hablar sobre su nueva espada, y trae al pobre de Merlín como siempre de allí para allá. Hoy, el rey quemo de nuevo a otra inocente mujer, no creo que haya sido una bruja, la historia es la siguiente; su marida al parecer estaba celoso de ella, era mucho más inteligente que él obviamente, la acusó de ser bruja y la incriminó, no tardó en quemarse en la hoguera...traté de razonar con mi alteza pero me mando a mi cuarto. No creo que la mujer se lo haya merecido.

Sentí un poco de escalofríos, la caza de brujas para los magos como nosotros no era la gran cosa, digo, claro, en la historia los muggles siempre nos odiaron, pero cuando quemaban a los magos de verdad todo era un acto, la Magia solo hacía que les dieran cosquillas, sin embargo lo terrible era pensar en cuantas mujeres muggle murieron solo por pequeños conflictos y por el temor de la gente, Nadie podía confiar en nadie.

...Merlín trató de ayudarla pero sus esfuerzos fueron inútiles también. Gwen me dijo que no me mortificara y que no podía hacer nada al respecto. Pero me siento como una completa inútil»

—Bueno simplemente pudiste haberla liberado, romper las reglas, no lo sé...—murmuré mientras pasaba a la siguiente pagina.

segundo mes de primavera
Hoy libere a una niña, la libere de la carcel...

—Oh—dije alzando las cejas.

...me sentí tan...tan buena. Bueno, aunque no pude hacerlo sola, Merlín me ayudó, Arturo no quiso ayudarme porque iba en contra de su padre pero al final nos ayudó, me sentí orgullosa de él, y de Merlín, que tiene un buen corazón.

—De seguro no te esperabas lo que venía, chica—dije hablándole al libro, pensando en la pelea entre Morgana y Merlín.

Me remangue el brazo de mi suéter, viendo el extraño símbolo rojo. Decidí seguir leyendo.

«Hoy las pesadillas empeoraron...mi medicina al parecer no está funcionado, sigo teniendo este sueño en el que veo a Arturo morir. Se está ahogando, una chica lo ahoga, y tengo miedo por él. Además...todos esos símbolos raros que llegan a mi cabeza, me despierto en gritos y veo mi espejo quebrado en pedazos...no se quien lo habrá hecho y eso me asusta.

No pude evitar sentir pena, estaba haciendo Magia accidental y no tenía ni idea.

Escuche el rugido de mi estómago y puse el libro abajo, saque del bolsillo les supuestos Dulces hechos por mi madre y vi que adentro había un pequeño papel, lo desenrollé y tenía dibujos de los diferentes caramelos y a un lado algunas palabras.

Verde con blanco; lo más delicioso que vas a probar.

Morado con azul; lo más asqueroso que vas a probar.

Amarillo; sabe al horrible cafe que hace Sirius Black.

Hice una mueca; tal vez el amarillo estuviera envenenado.

Rojo; sabe a sueños y a esperanzas.

Naranjo; solo comelo cuando te sientas depresivo. Cortesía de James Potter por los ingredientes.

Decidí probar uno de los morados, para ver los gustos de mi madre, a ver qué le desagradaba tanto. Me lo eche a la boca y en cuanto lo saboree lo escupí al suelo sin dudarlo.

—¡PUAJ!—casi me dieron arcadas, luego lloré—. ¡ES BETERRAGA!

—Awww—analice después de hacer gárgaras con agua por múltiples minutos—. Mamá también odiaba la beterraga.

Luego quise probar el verde con blanco que era tan delicioso y efectivamente lo era, incluso hasta me levantó el ánimo. Sin embargo me había aburrido un poco, pero decidí llevarme el libro conmigo, debía aprovechar que todos estaban almorzando para probar mi regalo anónimo, apagué el fuego y cerré la puerta, dejándola un poco oculta a través de unos matorrales que estaban cubiertos de nieve.

🌙

Llegue a la habitación y tome la alfombra que había guardado debajo de mi cama, no tenía ni idea de cómo esto iba a resultar, la alfombra comenzó a flotar frente a mi expectante, abrí las grandes ventanas y parándome en la cama me senté en la alfombra flotante, agarre los bordes sin saber muy bien que hacer, sabía volar sobre una escoba ¿pero una alfombra?

—Eh...muy bien, ahora que digo...¿vuela? ¿Arriba? ¿Al sol?—la alfombra no se movía—. Oh Merlín santo, solo muévete pedazo de... ¡AAAAAAAAAA!

Le había tirado un poco de los bordes y de inmediato salí volando con la velocidad más grande en mi vida. Apenas podía ver a mi alrededor, iba a atanta velocidad que todo eran solo manchas.  El viento frío me golpeaba la cara y me picaban los ojos por los pequeños pedazos de nieve que me entraban, di un grito cuando casi choqué con un pino, roce el árbol haciendo que un montón de nieve me cayera en el cabello, me lo sacudí dándome escalofríos, la alfombra comenzó a ir más alto y desde este punto pude ver a los dementores haciendo que parara abruptamente.
—De acuerdo; no tan alto—le dije doblando un poquito su lado, la alfombra salió de nuevo disparada solo que esta vez dio una vuelta hacia arriba haciendo que perdiera el agarre y por las leyes de la gravedad, las cuales nunca entendí pero ahora si, comencé a caer. Grite viendo cómo el suelo estaba cada vez más y más cerca de mi, y yo a punto de romperme la cabeza, mis gritos debieron haberse oído desde la otra punta del Reino Unido. Cerré los ojos a unos pocos metros del suelo, aceptando mi prematura muerte cuando sentí cómo algo paró mi caída, abrí los ojos para ver cómo la alfombra había parado mi caída y me aferré a ella con mi vida, estando a solo un metro del suelo.

—¿PUDISTE HABER HECHO ESO HACE CINCO SEGUNDOS?—le grite, la alfombra siguió yendo igual de rápido—. ¡BÁJALE A LA VELOCIDAD!

Como si ahora me escuchara, comenzó a ir más despacio, pero igual iba rápido, pase por el lago y, aunque de nuevo me podía caer, por lo menos sabía nadar así que deje de agarrar con tanta fuerza la alfombra y puse los brazos en el aire, admirando el lindo paisaje que Hogwarts me ofrecía, y sin saber muy bien porque; grité. Al principio fue un grito feliz, uno de adrenalina, hasta que me di cuenta que había comenzado a gritar de la rabia contenida de todos estos días; Mi tío, Harry, Sirius Black, mis abuelos...
Dirigí de alguna forma la alfombra de vuelta a el dormitorio solo que ahora la ventana estaba cerrada y la alfombra iba muy rápido.
—¡Espera! ¡Para! ¡Para!—pero no tenía ni idea cómo detenerla por lo que tome mi varita.
—¡Portaberto!—grite apuntándole a la ventana, las cerraduras se abrieron haciendo que los ventanales se abrieran y yo entrara rápidamente, agarre rápidamente las esquinas de la alfombra tratando de pararla y por fin paró, pero tan bruscamente que yo me fui hacia adelante cayendo en el suelo.

—¡Laila!—con un quejido de dolor me di la vuelta para ver a Hermione que me veía desde su cama con los ojos abiertos del susto—. ¿Que hiciste?
—Mi fabulosa alfombra supera diez veces esa pobre Saeta d eFuego—dije tosiendo, luego vi a la alfombra que seguía flotando en el aire—. Vamos a trabajar con el aterrizaje.

Me levante tratando de arreglarme un poco el cabello, debía parecer un nido de ratas. Tome la alfombra en mis manos y está dejó de flotar, la guarde debajo de la cama, fui a sentarme luego en la cama de Hermione.

—¿Y como estuvo Navidad?
—Ahora Harry y Ron me odian.
—Desaparezco dos días y ya se odian?—negué con la cabeza—. ¿Que hicieron ellos y tú tuviste que arreglarlo?
—La saeta puede ser un regalo de Sirius Black, puede estar hechizada, al igual que tú alfombra!

La miré incrédula.

—¿No le dijiste a McGonagall sobre mi...
—No—ella negó—. Le tendría que haber dicho pero luego ella sabría que sabemos la verdad.

Vio donde había guardado la alfombra.

—¿No te pasó nada? No te dejó caer o algo así?—preguntó preocupada.
—Bueno...si pero no, nunca he manejado una alfombra mágica por lo que casi me partí el cráneo un par de veces pero la alfombra me salvo, no quería matarme—negué con la cabeza—. No puede ser un regalo de Black.

Así que...
El sábado fui a ver endgame y jamás había llorado tanto en mi maldita vida y además ayer vi Game Of Thornes y quienes es tan dan como yo debe seguir en shock.

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanWhere stories live. Discover now