- ¿Quien carajos es este? - me preguntaba de aquel joven misterioso que me acaba de agregar - No te conozco, te ignoro. Pero inconscientemente una incógnita se abrió en mi.
Sabía perfectamente las consecuencias de poder aceptar a alguien que no conoces, ya había escuchado bastante de historias catastróficas que terminan de una manera muy fatal y horrorosa, me preguntaba como no podían darse cuenta de lo que pasaba con pruebas contundentes. ¿Acaso el hecho de conversar con alguien podía cegar a una persona de tal manera de no poder ver lo que realmente estaba pasando? ¿El amor es tan ciego como dicen? Para mi solo eran patrañas y los programas de televisión solo mentían pagándole a sus protagonistas de aquellos casos que sucedían en la vida real.
Al día siguiente tuve un sábado normal o en realidad no tan normal, quedamos en juntarnos en casa de una amiga y compañera de salón llamada Catherine de León, con la cual había compartidado bastante los últimos años y nos habíamos hecho bastante cercanas, igualmente sus padres son amigo de mi hermano mayor y él es el padrino de Catherine, ¿Que pequeño es mundo verdad?
La tarde era templada con sus bellos destellos de sol, perfecto para comenzar a trabajar en el proyecto escolar que teníamos, vender completos. Aquellos estaban compuesto de una suave masa esponjosa, más conocido como "Pan de hot dog" La diferencia entre aquel y el completo Chileno es lo que lleva dentro, el Hot Dog todos sabemos lo que contiene, mientras que el nuestro está relleno con una salchicha, adicionada con palta y por último tomate picado, finalmente tu puedes agregar la salsa que más desees y sea de tu agrado. Nuestra labor con algunos compañeros(as) era repartirlos por varias casas para luego poder financiar nuestra graduación escolar.
- ¡Melody! - exclamó una de las madres que estaban en la casa ayudando a preparar - Cariño, ve con las niñas a repartir diez completos a dos cuadras más allá, cerca de la casa color mostaza, está ubicada en toda una esquina.
- ¡ Como no ! - dije con tono alegre - voy corriendo. Mientras le sonreía a la mujer que era mucho mayor yo - Ayúdenme chicos no puedo llevarlos todos, Jen lleva cinco tú en una bandeja mientras yo llevo los otros cinco, ¿vale?
-Mel ( aveces me llamaban así ), espero que no tengas la mala racha que siempre sueles tener ... tu sabes a lo que hablo ... - Me susurraba Jen mientras se reía a carcajadas
- ¡Cállate mierda! no lo invoques - le dije con una sonrisa y preocupación a la vez.
Salimos camino a nuestro destino que no era muy lejano, veníamos charlando de tonterías y comentando de un maestro que se parecía a Kuzco, ¿Lo han visto? Las locuras del emperador, bueno pues él era exactamente el retrato de el, contextura delgada, color de piel bronceada y con una voz bastante peculiar. Una de las amigas del grupo imitaba bastante bien lo que causaba mucho escándalo de risas en la calle - ¡Meeel! cuidado...- exclamó una de mis amigas, efectivamente casi me caigo por conversar con mis compañeras y no mirar para donde voy, esto es algo que me pasaba mas de lo habitual para mi era algo demasiado usual. Cuando llegábamos a la dirección indicada, toque el timbre con sutileza esperando la salida de la recepcionista.
- Hola, muy buenas tardes - hable con empatía - Hemos traído el pedido que nos ha encargado. Las niñas saludaban con la misma formalidad.
- Buenas tarde señoritas, pasen, traeré las bandejas rápidamente para poder colocar los completos.
Mientras la señora nos indicaba por donde pasar ella se iba a buscar lo dicho, cuando me acerco a proporcionar el pedido - Señora ... aquí están sus ... ¡oh! - Recuerdo que cuando pequeña amaba los juegos de mesa, en estos estaba el dominó, los ordenaba y los ubicaba de forma vertical uno por uno, a veces formaba una figura y cuando termina empujaba uno y todos caían de forma ordenada prosiguiendo el curso de lo construido, pues fue así exactamente como cayeron los completos que soportaba en la bandeja. Hubo un silencio de segundos, mire a la dueña de los completos con ojos de víctima y culpa, pero tengo la mala costumbre de hacer algo cuando hay estos momentos tan tensos, me reí como nunca.
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Un otoño más cálido
Romance-Melody era una chica que estaba completamente decepcionada en el ámbito del amor, a los 17 años de edad ya había vivido y visto suficiente como para creer en semejantes cursilerías, debido a los grandes temores del pasado juro nunca enamorarse y pr...