Capítulo 24.

83.9K 5K 704
                                    

Narra Lenna.

La pelea con Craig y la repentina aparición de Victor no dejaron de mantenerme asustada. Seguía algo alterada por las cosas que habían ocurrido y por qué salir de casa significaba exponerme a un continuo peligro. A veces me gustaba pensar que Victor se cansaría de perseguirme, que encontraría otra cosa en que gastar su tiempo libre y se olvidaría de mí. Pero al contrario, cada día su obsesión aumentaba y su plan de volverme loca no se desmoronaba. Puedo jurar que mi corazón casi dejó de latir cuando Sam salió corriendo tras el auto. El solo hecho de pensar que mi padrastro podría haber sacado un arma y dispararle, me estremecía. Nadie se imaginaba de cuanto Victor podía ser capaz para conseguir lo que pretendía.

Al ocurrir lo de la pelea, sentí que acababa de arruinarle el día a Sam. Tal vez era demasiado para él, no merecía pasar por todo eso, ni si quiera tenía la obligación de hacerlo. No me enojé cuando golpeo a Craig. Odio la violencia, pero en este caso, sé que Craig lo sacó de sus casillas y puedo entender que explotó. Me llené de ternura cuando me miró pidiéndome disculpas ¿Por qué lo hacía? Él no tenía que disculparse por nada. En realidad, soy yo quién tiene que pedirle perdón por hacerlo pasar por semejantes cosas. Pero resultaba que él no exigía disculpas, ni estaba molesto conmigo como yo creía que estaría. Sam empezaba a mostrarme cosas que yo no conocía, despertando miles de sensaciones dentro de mí. Cuando me besó en el estacionamiento, sentí que toda la incertidumbre desaparecía. Una extraña magia apareció y solo hacía que quisiera quedarme de esa forma por siempre. No sé cuándo ni cómo comenzó eso entre nosotros. Digo, he pensado en Sam y yo, juntos. Me sorprendió desde que lo conocí y siendo sincera, cada vez que lo tenía cerca sentía esas ganas de abrazarlo o darle un beso. Pero luego todo eso se veía opacado por complicada situación de mi vida y lo olvidaba, lo sacaba de mi cabeza porque probablemente era imposible. Y entonces Sam me besó. Ahí me di cuenta que irremediablemente, si sucedía algo más entre nosotros. No quería ilusionarme sin motivos. Pero su forma de mirarme, acariciarme, tenerme entre sus brazos, termino por darme suficientes razones.

Cuando llegamos a casa y empezamos a hablar, el tema Victor se tocó. No es nada lindo mencionarlo, pero es peor hacer de cuenta que nada ocurrió.

—No entiendo porque aparece y luego se larga. Es ilógico lo que hace— comentó Sam, quién lucia bastante resignado. Él no entendía.

Suspiré. Yo sabía con exactitud lo que intentaba hacer.

—Para él no lo es— musite, tomando un pequeño descanso. —Quiere hacerme ver que está todo el tiempo detrás de mí. No importa donde este, siempre me seguirá— me encogí de hombros, cansada de la situación. Estábamos sentados sobre su cama, mientras conversábamos.

—Dejará de hacerlo. Se cansará. O tal vez podríamos conseguir una orden de restricción— propuso. Sam buscaba soluciones y lo adoraba. Pero, Victor era un hombre muy poderoso en la ciudad. Podría romper cualquier regla y se las arreglaría pasar salir ileso.

—Conoce a casi toda la policía— dije. — ¿Le dejaste muy mal la cara a Craig?— pregunté, cambiando de tema porque hablar de Victor no me apetecía nada.

Sam puso en su cara una sonrisa burlista.

—Ese idiota estará bien— murmuró entre algunas risas. —Aunque mi mano sufrió un poco— admitió divertido, extendiendo su mano adolorida. La miré, para luego tomarla con la mía y acariciarla.

—No está tan mal— lo miré con una pequeña sonrisa y entonces él entrelazó nuestros dedos y volcó sus labios a los míos. Me uní al beso con ganas, pero luego me separé con suavidad, por pensar demasiado. Lo alejé de mi boca, aunque nuestras manos seguían unidas. Sam me miró, confundido. — ¿Qué hacemos?— pregunté. Mi guardia daba altibajos. Por momentos me dejaba llevar, pero luego necesitaba saber si esto era un juego para él.

My wonderwall.Where stories live. Discover now