Capítulo 5.

958K 69.8K 151K
                                    

Nota corta: Por favor absténgase de dejar spoiler o indirectas en los comentarios. Gracias.

Una cosa más, si les aparece como recién publicado este capítulo NO es porque le haya agregado o cambiado cosas, es que estoy teniendo problemas con el porque esta borrando los comentarios de los diálogos y desconozco la razón, así que quienes lo leyeron no tienen que volverlo a hacer, es solo porque Wattpad me está fallando.

Caminamos muy temprano en la mañana después de pasar una noche agónica debido al atentando de ayer. Mi padre, Liz y yo vamos rumbo a la perfumería a verificar que todo este en orden con ella, pero mientras marchamos nos encontramos con calles desoladas e inhóspitas, pues al parecer nadie se atreve a salir después del ataque.

Muchas edificaciones están dañadas, varias lámparas están rotas, la basura, escombros y suciedad invaden el suelo y un millón de banderines negros visten la ciudad.
Se ondean con el aire, luchando por no ser arrancadas y volar a cualquier lugar. Se trata de la bandera Lacrontte de color negro, compuesta por 2 leones dorados que imitan sostener un escudo en el que reposa una L, bajo la cual esta el nombre del reino y cuya figura está vestida con una corona en el mismo tono.
Es como si nos hubiesen dejado un recordatorio de quien manda y quien es el sometido.

Un grito de mi padre me saca de mis pensamientos cuando llegamos a la perfumería. Lo encuentro de rodillas y totalmente devastado frente al negocio familiar.

La puerta está rota y abierta, los estantes han sido quebrados, hay frascos de perfumes en el suelo y vitrinas volcadas. Nos han saqueado, se han llevado todo lo que había en el interior.

-Nuestro sustento -los lamentos rasgan su garganta, mientras Liz se aproxima a socorrerlo -. El negocio de toda mi vida, el que levantamos con sacrificio e hicimos crecer y ahora se lo han llevado todo.

Quiero llorar al ver sus sueños desechos, toda una vida de trabajo robada en una noche.
Metas, esperanzas y lucha acabadas por unos cuantos que vieron fácil enriquecerse mediante el esfuerzo de otros.

-Padre, levántese. -Pide Liz, intentando consolarlo.

-Tantos años -vuelve a lamentarse -Tantos años construyendo este negocio para nada. ¿Ahora que haremos?

Camino hasta el interior con mi padre y mi hermana siguiéndome los pasos para terminar de llenar la vista ante el panorama lúgubre de nuestra perfumería robada.

No hay nada, no hay perfumes, no hay dinero. Todo está roto, quebrado, ultrajado.
Inmediatamente pienso en todo lo que ha ocurrido en los últimos días. Esa amenaza de quedarnos sin recursos debido a la guerra ahora se ha hecho realidad, esa propuesta de matrimonio seguro suena más fuerte en la cabeza de Liz y esa angustia por el futuro ahora recae sobre todos.

El orgullo de papá sigue intacto mientras nos pide que le ayudemos a buscar en medio del desastre algo que aún sirva y sea de valor. Sin embargo y después de mucha limpieza, no encontramos nada.

-Esto era todo lo que teníamos y ya no existe. -Reclama mi padre, apoyándose en una de las paredes vacías.

Quiero llorar y la vista empañada lo comprueba. Siento rabia, decepción y tristeza.
Es nuestro esfuerzo, por lo que nos levantamos sin falta cada día y ahora todo por lo que nos sacrificamos esta siendo aprovechado por alguien más.

El perfume del Rey. [Rey 1] YA EN LIBRERÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora