Capítulo 17.

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El señor Field hoy estuvo actuando extraño, me miraba ocasionalmente y no sé si era por las preguntas que le estaba haciendo sobre las razones que movían la guerra entre Mishnock y Lacrontte, las cuales no me quiso contestar o por las marcas extrañas que tenía en sus manos y que se perdían debajo de las mangas de su camisa.

Tras terminar camino sola hacia la salida del edificio de tutorías pues Mia no logro ponerse en pie tras la fiesta de ayer, así que le rogó a mamá faltar a clases por el día de hoy.
Al llegar a la acera encuentro al general Peterson afuera del edificio en su traje militar azul y vino, aguardando pacientemente, y admito que mi primera reacción al verlo, fue llenarme de miedo. ¿Le ha pasado algo a Liz o a Stefan?

—Hola, Emily —Sonríe al verme, dándome un parte de tranquilidad.

—No esperaba verte por aquí. ¿Ha ocurrido algo grave?

—No, claro que no —avanza hacia mí —, pero me resulta urgente el hablar contigo. ¿Puedo acompañarte a casa y decírtelo en el camino?

Acepto ansiosa por conocer el motivo de su viaje hasta aquí. En muy pocas ocasiones hemos tenido la oportunidad de cruzar palabras y el que se aparezca de la nada, solo puede significar que tiene algo importante que decir.

Mientras andamos se nota nervioso, juega con sus manos sin cesar y comienza frases que nunca termina. Realmente es algo crucial y la preocupación se está apoderando de mí.

—Daniel, puedes contarme sin temor —aseguro.

Detiene el paso de manera abrupta y me mira como un pequeño asustado.

—Quiero casarme con tu hermana —suelta sin filtros —. Es decir, voy a hacerlo.

Me pasmo al instante con el corazón volcado de la impresión.
La imagen de Liz como una mujer casada y el hecho de que se irá de casa a formar su propia familia invade mi mente.

—¡Por mis vestidos, Daniel! —exclamo incrédula —¿No crees que es algo apresurado? ¿Y por qué estás tan seguro que ocurrirá?

—Vaya que sí lo creo y esa es la razón por la que he venido hasta ti. ¿Recuerdas la reunión que tuve con tu padre hace unos días?

—Por supuesto. Pediste formalmente salir con Liz.

—Si, pero el señor Erick me pidió algo más. Algo que ayudara a calmar de alguna manera las habladurías que están haciendo sobre tu hermana.

—¿Papá te pidió que te casaras con Liz?

—No, él no mencionó el matrimonio.

—Pero fue indirectamente, así lo veo yo. No te quieres casar de verdad con Liz, lo haces para calmar los rumores que se han esparcido de ella.

—Yo la quiero muchísimo, Emily. No me malinterpretes.

—Sin embargo, no lo amas.

—Mira —se detiene nuevamente para encararme —. Nunca había sentido algo como lo que siento ahora. Ella es especial, es todo para mí.

—No quieres casarte con ella por el momento, lo haces por obligación.

—Puede que crea que no es el tiempo indicado, pero en el fondo sé que vamos a terminar casados. Te lo juro. Los sentimientos que he albergado me llevan a pensarlo.

—Quiero que te cases con ella cuando estés cien por ciento seguro, Daniel, no así.

—Yo quiero hacerlo, lo digo en serio. Es la mujer que deseo para el resto de mi vida, solo quiero saber si ella está preparada para dar ese paso.

El perfume del Rey. [Rey 1] YA EN LIBRERÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora