Mi hermana al escuchar su nombre deja de trabajar inmediatamente y toma mi mano arrastrándome hasta el exterior del local sin decir una palabra, lo que en su mundo significa "no discutas y sígueme la corriente". Rose avanza tras nosotras y juntas vamos a casa apresuradamente, hablando de lo emocionante que será el festival este año.

En casa, Liz se viste con un vaporoso traje gris con toques rosas muy de su estilo. A sus 22 años ya es toda una hermosa señorita, a la cual admiro mucho por ser valiente y elegante.
A veces quisiera tener algo de su personalidad, pues yo suelo ser más frágil; un volcán de emociones siempre a punto de hacer erupción e incluso, algo nefelibata.

- Voy en busca de Edmund. - Avisa, luego de arreglarse.

Me apresuro a buscar mi vestido azul cielo sin mangas, de talle ajustado y falda amplia que llega hasta mis tobillos, con una discreta corredera color plata que se extiende sobre mi espalda. Mamá dice que siempre luzco bien en ese atuendo.

Suelto mi cabello, desordenándolo para darle volumen a este manojo de enredos color castaño oscuro, que acentúa bien mis ojos café y que hace contraste con mi caucásica piel.

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Caminamos por las calles de Palkareth acompañados de Edmund Rutheford el mejor amigo de mi hermana mayor.

Por un tiempo creí que él era apuesto con su cabello castaño hecho rulos y sus ojos miel, su cuerpo delgado y piel caucásica; Algo que confirmé a medida que fuimos creciendo, pero afortunadamente siempre lo vi como el mejor amigo de Liz.

Sin embargo, quien no lo vio igual fue Rose, pues demostró cierto interés por él hasta el momento en que notó que esos sentimientos jamás serían correspondidos debido a que solo tenía ojos para la mayor de las Malhore.

- ¡Miren eso! - Habla Edmund señalando una pared de ladrillos rojos.

Nos acercamos al lugar indicado donde un cartel con las frases "Únete a nosotros" y "Ejército de Mishnock" relucen como luz de luna en medio de la tiniebla, haciendo brillar los ojos del joven Rutheford.

- Ya estas dentro de la milicia. - Repone Liz.

—Si, pero no como quisiera. Yo deseo estar en la acción y no en la cocina sirviendo sopa y arroz.

- ¿Para qué? Allí estas bien. - Dice preocupada.

- Como se nota que no conocen nada de la guerra. ¿Has visto el ejecito de Magnus? Son como los jinetes del apocalipsis y nuestro ejercito se queda corto. Quiero ser alguien importante.

- Ya lo eres. Si no ayudarás a alimentar a los soldados, ellos no podrían luchar.

- ¿No son suficientes allá? - Intervengo curiosa.

—Creo que nunca seremos suficientes para enfrentar a Lacrontte. —ice con algo de tristeza —. Así como reclutan, se van. Perdemos hombres con mucha facilidad.

- ¿Desertan? - Cuestiono confundida.

- Mueren, Emily. A manos de los Lacrontters.

- Odio a ese reino y toda su gente. - Repudia Liz, tomando la mano de su amigo.

- Este festival. - Dice él señalando a nuestro alrededor. - Es una farsa. Solo engañan al pueblo para que no piensen en lo pasa en la frontera.

El perfume del Rey. [Rey 1] YA EN LIBRERÍAS Where stories live. Discover now