Jessica Murder.

13

Escucho que comienzan a hablar, pero no entiendo que es lo que dicen están algo lejos de mí supongo.
El doctor está examinandome, pone una luz sobre mis párpados cerrados y tengo la necesidad de arrugarlos por  inercia pero no debería, lucho contra mi cuerpo para permanecer inmóvil y por suerte el hombre ah quitado ya sus herramientas de mis ojos.

[Pff, que suerte]

Es lo que te hizo creer.

De la nada siento una bofetada en el rostro y en lugar de abrir los ojos mis sentidos se desvanecen, mi cuerpo no está consiente de lo que está pasando afuera, pero mi mente se ah dado cuenta.
Milagrosamente siento que puedo abrir los ojos, y lo hago velozmente, hay una ansiedad constante en mi que me tiene temblando de pies a cabeza, estoy recostada y recuperando el control de mi cuerpo, y después de unos segundos me percato de que no estoy en la enfermería. No hay ruido, nadie a mi alrededor sólo un espacio en blanco. Me levanto poco a poco para no perder el equilibrio y ahí estoy,  me miro en un espejo que hay delante y observo que llevo una bata muy blanca de laboratorio, tan grande que me cubre todo el cuerpo.
Inmediatamente me examino y está todo perfecto, pero hay algo raro en todo esto. Un estruendo me sorprende y daña mis oídos al instante que se escucha, no se puede soportar, es muy intenso y lucho por encontrar una salida pero no la hay, con las manos en las orejas, aparentando con fuerza, camino directo hacia el espejo pero noto algo inusual, la persona que está en el espejo está gritando, rápidamente con una de mis manos tapo la boca de quien se supone soy yo  en el espejo y el estruendo cesa.
No puedo creerlo, lo veo y no lo creo, estoy frente a mi, es decir soy yo, es mi otra yo y tiene mi mano sobre su boca. Pero otra imagen aparece, ahora soy yo quien está del otro lado del espejo, la otra yo está tapando mi boca con tanta fuerza que podría romper mis dientes. Comienza a sonreír y aplica más fuerza contra mi, está arrancando mi piel, me encaja las uñas en la cara y no puedo hacer nada, mi cuerpo no se mueve, no lucha contra el dolor. Siento como me desprende la mandíbula, siento un dolor inexplicable, como la arranca con violencia, la toma entre sus manos y la observa a detalle. Me estoy muriendo de dolor y no puedo moverme, no puedo dar ninguna señal de lo que siento. Y pasa. No sé en que momento cambió todo y despierto en la enfermería, exaltada, y toco mi cara, nada está mal pero tengo sangre en la mejilla.
-[No. Lo hiciste de nuevo]
-¿Hacer qué, exactamente?
-¿Porque tengo sangre en la mejilla?
-Averigualo por ti misma...

Me levanto del suelo, estoy a la mitad de un pasillo, descalza, con la misma bata que me vi antes en el "sueño", camino y observo a mi alrededor, hay tranquilidad, silencio, y muerte. Cuerpos por todos lados, llenos de sangre y algunos degollados, mutilados. Observo con horror la escena y mi única reacción es correr. No sé donde estoy, busco una salida pero sólo veo pasillos larguísimos, todos ellos teñidos de rojo.  Mi mente trata de buscar soluciones, pero ninguna surge.