VIII

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Jacob

Estaba en una esquina de la celda. Nadie se ha preocupado por sacarme de este mugroso lugar. Hace tres horas que Jennnifer se ha ido, bastante tiempo para pensar en todo. Me sentía triste hoy; me di cuenta que no soy importante para nadie en este condenado mundo.

Escuché unos pasos, me levanté de aquel rincón y me acerqué a las rejas para ver quién era, maldita sea. . .

—Déjame adivinar, ¿mi ex? —dijo con voz burlona. Lucas es un idiota.

—A ti qué te importa —le dije con indiferencia.

—Como quieras, te traigo aquí a un psicópata — Abrió las rejas y entró a un señor de como cuarenta años—. Ha asesinado a su esposa y a sus cuatros hijos.

Miré horrorizado a ese hombre.

—Hay más celdas. Quiero hablar con mi abogado, tengo ese derecho —dije molesto.

—Ese derecho no existe para mí —se encogió de hombros—. Eso te pasa por no haber accedido a mi plan de destruir a Jennifer —y se fue riendo.

El asesino me miró y yo miré al suelo con intención de desviar nuestras miradas.

—¿Por qué lo hiciste? —pregunté en un hilo de voz.

Él comienzó a reír a carcajadas y se acercó a mí. Lo primero que sentí fue su puño en mi estómago.



Jennifer

Pasé a toda prisa por el pasillo y entré a la oficina. 30 minutos de retraso. Jacob se molestará, aunque no me interesa tanto. Abrí mis ojos al ver que no había nadie en la oficina. ¿Y Jacob? ¿No piensa venir para la reunión?

Alguien entró a la oficina, era Amy.

—Señorita Monroe, en una hora se realizará la reunión con el representante del presidente —dijo con inocencia.

—¿No has visto a Jacob? —pregunté frustrada.

—No, señorita. ¿Desea que lo llame?

—Sí, por favor —Ella asintió y salió de la oficina, me senté en mi sillón y recordé todo lo de ayer. . .¿Jacob aún estará en prisión?—. Dios mío —Me levanté a toda prisa y salí corriendo de la oficina.

—No pude contactarlo, señorita —me informó Amy.

—No te preocupes, yo lo busco —Entré al elevador y pulsé el botón número 1 que era para ir al piso principal.

Aún no puedo creerlo. Jacob pasó toda la noche en ese lugar. Se lo merecía, nunca debió insultar a mi hermana de esa manera, pero por otra parte no, ese lugar es cruel.

El elevador de detuvo, salí a toda prisa, tomé un taxi que siempre estaba enfrente del edificio y le pedí que me llevara a la comisaría principal. Sabía que me iba a topar con Lucas pero tenía que buscar a Jacob para la reunión.

Luego de un corto recorrido el taxi se detuvo, le di un billete de 10 dólares y salí casi corriendo.

—Miren nada más a quien tenemos aquí —dijo una voz burlona.

Idiota de Lucas.

—¿Qué necesitas, Lucas? —lo miré molesta.

—¿Viniste a buscar a el arquitecto de quinta? Está detrás de las rejas.

Entré a la comisaría, ignorandolo.

Luego de tanto esperar y de haber pagado la fianza, dos oficiales trajeron a un Jacob todo golpeado. Me acerqué a él y lo miré con preocupación.

En Búsqueda Del Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora