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-Jungkook, levanta tus juguetes de una vez - la mujer castaña pasó a toda prisa por el pasillo donde su hijo de cuatro años había dejado sus figuras de acción y legos esparcidos por todo el suelo.
El niño siguió jugando con su autito de carreras por toda la casa, sin prestarle atención.

-¿Cariño? Ya llegué -avisó el padre de éste, entrando a la casa. -¿Jungkookie? Papá llegó. -le habló, mas el niño seguía en su rollo.

La mujer pasó rápido por donde su marido y dejó un beso en sus labios -¿Qué tal HyunJin? -siguió derecho por el pasillo nuevamente.

-Bien, amor, ¿qué tal tu-

-¡Jeon Jungkook! -gritó con rabia, saliendo del pasillo con un superheroe en mano, mirando hacia su hijo -¡Niño, estoy hablandote! - el niño se percató del grito y alzó la cabeza viendo a su padre y sonriendo ampliamente.

-¡Pa! -se levantó para correr a los brazos de su padre que se agachó para recibirlo, pero su madre lo sujetó fuerte del brazo, haciendolo voltear hacia ella.

-¡No ignores cuando tu madre te habla! -gritó, dándole una palmada fuerte a su trasero, provocando que el niño empezara a llorar, más por es susto que por el dolor.

-¡Yumi! -regañó HyunJin. -¡Es sólo un niño! -se acercó, arrebatandoselo y tomándolo en brazos.

-¡Te juro que este niño me saca de las casillas! ¡Siempre haciendo oídos sordos a lo que digo! ¡¿Es un maldito retrasado o qué le pasa?! -gritó iracunda, señalando a su hijo que no paraba de llorar.

-¿Cómo puedes decir eso de tu hijo?

-Estoy segura que tiene algún tipo de retraso, incluso pronuncia cada palabra erróneamente. Cualquier niño de su edad puede referirse bien a las cosas, pero él insiste en hacerse el tonto.

-¡Tiene cuatro años!

-¡Y parece no entender nada de lo que le digo! ¡Ya no lo soporto! -volvió al pasillo -¡Y siempre deja sus porquerías por todos lados!

El hombre puso expresión cansada y mientras su mujer gritaba en el cuarto de al lado, él caminó a la sala para sentarse con su niño en su regazo, lo separó para mirarlo y secar sus lágrimitas.
-Bebé, Jungkookie~ -llamó. El niño lo miró y sonrió. -Ahí estás -devolvió la sonrisa - ¿por qué no haces caso a lo que mamá te dice, eh? -dijo con voz calmada. El castaño ladeó su cabeza y tiró de su oreja con una mano.

-¿Mh?

HyunJin frunció el ceño -Jungkookie, ¿entiendes lo que digo? -el niño lo quedó mirando por un rato y después desvió la mirada con una sonrisa. Su padre lo zarandeó suave, logrando que volviera a mirarlo - Jungkook, ¿Me oyes?

-Papá -sonrió, dándole un abrazo con los ojos cerrados. El hombre aprovechó para chasquear los dedos cerca de su oído, pero el niño no tuvo reacción. Volvió a intentarlo un poco más cerca y nada. Se acercó lo suficiente a su oído y de nuevo lo hizo, Jungkook abrió rápido los ojos y miró los dedos de su padre, lanzando una risa infantil.

-¿Yumi? -llamó y la mujer hizo un sonido -Creo que Jungkook no está escuchando correctamente. -la miró cuando la mujer llegó a su lado con cara preocupada.







-... No es algo de lo que preocuparse mucho -trató de tranquilizar el otorrinolaringólogo.

-¿No Hay de que preocuparse? -reclamó la mujer. -¡Mi hijo está sordo y vaya a saber desde hace cuanto tiempo!- se levantó superada y fue a pararse cerca de su hijo, que jugaba en la alfombra del consultorio..

-Disculpela, por favor. -pidió su esposo, aún sentado frente al especialista. -¿Qué debemos hacer?

-Jungkook aún tiene un oído funcional. tendrá que usar un aparato auditivo y venir a revisión cada cierto tiempo por si necesitara cambiar de amplificador...

-¿Cómo es eso? ¿Por qué debería cambiar el aparato? Eso quiere decir que podría ir mejorando de apoco, ¿no?

El especialista puso expresión triste. -Difícilmente lo veo así. Por la condición de su hijo, esto puede ir empeorando hasta perder por completo la audición o podría detenerse a cierta edad.

Jeon no supo qué decir.
-¿Qué debería hacer con él?

-Llevarlo a una escuela especial es lo que recomiendo.





-¿Te divertiste mucho? -preguntó su mamá llevándolo de la mano. El niño de seis años asintió y frenó cuando su madre lo hizo. -A partir de mañana, empezarás normalmente las clases. No sólo iremos a la escuela especial. Así podrás compartir con otros niños, ¿sí?

-.





-¡Eh, Jeon! -gritó el niño pecoso, que seguía los pasos de Jungkook junto a otros tres. -¡No te hagas el que no oye! ¡Detente o iré por ti! -Jungkook se detuvo de sopetón, temiendo el tono amenazante que su compañero empleaba. Sabía que no debía juntarse con ese grupo, pues desde el año pasado y en lo que iba de éste, le habían roto o dañado seis de sus amplificadores, los cuales no eran nada baratos.
-¿Por qué corres, Jeon? -sonrió ladino el pecoso. Jungkook negó. -¿No qué? -el castaño trató de hablar mediante señas, pero sus manos fueron retenidas -Mejor usa la boca para hablar, porque yo no hablo idioma neandertal. -se burló y sus compañeros se rieron. Uno de ellos incluso movió las manos sin sentido alguno. -¿Qué es lo que está diciendo él? -rió con sus amigos y Jungkook ladeó una sonrisa algo forzada por los nervios. -¡Habla, Jeon!. -gritó, sobresaltando al niño.

El castaño apretó sus labios para luego soltarlos formando una mueca -No diho nadha.

-¿Eh? - rió - No diho naia -pronunció con voz burlona. Jungkook trató de separarse y forcejeó, pero la fuerza del pecoso era mayor.-¿Qué pasa retardado? ¿Qué quieres?

-¡Nejame!

-¿Qué? -rió

-¡Qué me nejes, tupido! -gritó enfadado. El chico lo soltó de repente y él cayó al suelo.

-Creo que te dijo estúpido. -dijo uno.

-Con que así fue, ¿eh? -Jungkook fue rodeado por todos y el líder se agachó junto a él. El castaño no se movía, no sabía qué hacer ni qué haría el otro. Cuando estiró su mano hacia su amplificador, Jungkook lo apartó de un manotazo. No quería que volvieran a retarlo por "perder" o "romper jugando" su aparato. Eso molestó aún más al otro, quien pidió que sujetarán sus manos, e inmediatamente obedecieron. Jungkook se removió cuando el pecoso subió el volumen del amplificador e hizo su cabeza a un lado al ver que el otro se acercó a su oído. -A ver qué tal te sienta esto. -susurró y Jungkook pudo tener una noción de la macabra idea del chico.

-¡No, no, no! -gritó. Pero no fue el único que pegó un grito, pues el otro muchacho también lo hizo, con toda la fuerza de sus pulmones. -¡¡¡Aaahhhhhhh!!! -Jungkook zafó sus brazos retenidos, apartó rápidamente el aparato de su oído, lanzandolo al suelo y tirandose a éste mientras cubría sus orejas. Un fuerte pitido revotaba por su tímpano, rompiendo todo en su interior. El dolor que sintió fue inexplicable y notaba la sangre escapar por su oreja.

Al ver que no paraba de gritar, los niños corrieron lejos, dejando a Jungkook retorciendose en el suelo.

Su condición había empeorado, eso fue lo que el doctor les dijo en la siguiente consulta.
Durante un par de meses, Jungkook no dejó de escuchar ese pitido en su oído, hasta que poco a poco, desapareció.
Su padre decidió sacarlo de la escuela normal y llevarlo a una especial, a pesar de la negativa de su esposa, que decía que Jungkook debía enfrentar a esos chicos. Sólo tenía siete años, ¿qué rayos pensaba su mujer? Sólo era un niño.

Tal disputa en cuanto a la crianza de su hijo, logró que se separaran y ninguno de los dos volvió a ver a Yumi.

Hacía una semana, su padre y él se mudaron a una casa más cercana a su instituto.
Él aún seguía saliendo al patio, tal vez su madre aparecería en algún momento. Sí, lo había hecho desde hace más de un año, pero él aún tenía la esperanza. Su madre siempre lo quiso, ella volvería.
Aún así, no podía sacarse la molestia en su oído, sentía el leve pitido y pensaba que escuchaba menos que la última vez, subía y bajaba el volumen del amplificador, hasta que oyó un grito.

-¡¿Soy demasiado molesto para ti?!

¿Escuchas el latir de mi corazón? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora