_Mamá piensa que solo esperas el momento para cortarte las venas; yo pienso que talvez no te suicidaras_.
_Ah no?_.
_No, pienso que talvez solo estás en una ligera depresión_.
Ella no dijo nada, más que ninguna palabra saliera de su boca, no significa que no quisiera soltar esos gritos insufribles que soltaba cada noche a su confiable amiga almohada, y esas incansables plegarias de que pudiera ser escuchada por alguien, y no solo por esas viejas paredes blancas alrededor suyo que guardaban sus más confidenciales secretos, gritos y plegarias
Pero a él mismo tiempo sentía gran miedo que le carcomía los huesos de que si dejaba escapar una sola palabra de su boca, abrir su corazón y liberar sus sentimientos. Talvez todo cambiaría, talvez al fin sería escuchada, y la alejarían de su vieja traidora y amiga la soledad. Aquella que se había disfrazado de hermana y había terminado siendo la causa de enfermedad e incansable sufrimiento.
Hay algunos que dicen que la soledad es una disciplina, pero también otros que dicen que la soledad es mala consejera; y ella creía firmemente que la segunda teoría era la más inrrefutable de todas.
_Ves?_ dijo su hermana finalmente. _Tu silencio comprueba todas mis teorías_.
Y a ella le saltó el vago y enrtistecedor pensamiento, de que la vida estaba echa en si totalidad de teorías; y tú eres el único que sirve para comprobarlas.