Dra. Amor (Clexa)[[[ Completa]]]

Cap.1~~Dra. Woods~~

La vibración del teléfono sobresaltó a Lexa.

Abrió un poco los ojos, notando cómo el alcohol seguía circulando por sus venas.

¿Cuánto había dormido? ¿dónde estaba? , se preguntó tratando de alcanzar el terminal entre las sábanas cuando percibió un olor que no era el suyo y un cuerpo caliente moverse a su lado.

Se incorporó despacio, apartando un brazo que se aferraba a su cintura como si se aferrase a un último aliento y salió de la cama despacio para no despertar a esa chica morena que había conocido en la discoteca y con la que había acabado haciendo algo más que beber unas copas.

La miró con expresión desconcertada, no porque lo hubiese olvidado.

No era fin de semana, no estaba de guardia y por la claridad que entraba a través de la ventana intuía que era demasiado temprano para que ninguna de sus conquistas quisiera llamarla, lo que significaba que ese mensaje solo podía ser el destino sacándola de un verdadero aprieto cuando incumplía varias de las reglas de oro de su código de conductas prohibidas.

Y por suerte para Lexa, ese mensaje sucedía antes de que esa morena se despertase.

La chica era mona y muy fogosa. Habían follado hasta que sus cuerpos se habían quedado sin energía.

Reconocía que había sido una noche increíble de sexo, como pocas hacía tiempo, aunque solo había sido eso o al menos para Lexa.

Pero por alguna extraña razón había bajado la guardia y se dormía en una cama y en una casa que no era la suya; un simple gesto que podría confundir sobre la clase de relación que buscaba; por no hablar de lo difícil que le resultaba rechazarlas a la mañana siguiente; todas decían al principio que solo querían pasar el rato, pero al final todas terminaban pidiendo algo más que un desayuno.

Cogió el movil y leyó el mensaje sin apartar del todo los ojos de la chica.

Hizo una mueca.

Quizás hubiese preferido que su emisor fuese una de sus locas y muchas conquistas y no el hospital reclamando sus servicios.

—¡Mierda! -murmuró, sintiéndose inesperadamente fresca.

Localizó su ropa interior entremezclada y repartida por la moqueta. Se vistió rápidamente sin hacer nada de ruido mientras localizana un bloc de notas sobre el escritorio y visualizaba en su cabeza unas palabras cordiales de despedida.

Pura cortesía.

<<Gracias por lo de anoche. Te llamaré>>

Escribió, dejando la nota sobre la mesita de noche y aún cuando sabía que nunca lo haría.

Salió a la calle y montó en su Yamaha YZF R1, en el clásico color azul y blanco con una terminación en negro inédita; su único e incondicional amor cuyo motor "crossplane" rugía entre sus piernas tanto como  el más increíble de los orgasmos.

Una máquina perfecta que le permitía disfrutar en solitario de su libertad y desplazarse evitando los atascos a las horas puntas en su camino hacia el hospital.

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Tras la puerta de urgencias, todo era un autentico caos.

No recordaba la última vez que médicos, enfermeros y técnicos se movían a toda prisa por la sala como si aquel fuera el principio del fin de los días.

Escuchó gritar a alguien su nombre por encima del sonido de los monitores y las voces de un montón de personas pidiendo ayuda y niños llorando, reclamando ver a sus padres.