4 - APAGUÉ UNO, PARA ENCENDER OTRO

64 12 0
                                    

Desperté con una sonrisa en mis labios, estaba más que feliz con mi sueño, hasta mi  hombría sabía que fue uno de los mejores.

Me bañé y vestí de lo más rápido posible.

A pesar de que soñé con nosotros, el día no era de mucha alegría.

Cómo me lo esperaba llegue tarde al trabajo, me dieron la segunda advertencia, pero no me importó.

Luego de unas horas, ya iba a casa, decidí irme en un bus, no era común, delante de mí estaban dos jóvenes de secundaria, tenían sus manos entrelazadas, la chica sostenía su cabeza en el hombro de aquel joven, él le decía lo que le había gustado del día, mientras ella escuchaba atentamente, en esos minutos él le dice algo triste lo noté por la expresión que ella puso en segundos, ella soltó su mano, y se resignó a estar mirando a través de la ventana, el joven solo la observaba, pude ver el cariño impresionante que le tenia, sus ojos brillaban, suspiraba, sonría y reía cómo tonto, estaba loco por ella, antes de que me bajará, el joven tomó su mano de nuevo, ambos se observaron, el ceño fruncido de ella pasó en un abrir y cerrar de ojos a una sonrisa que no quería salir pero salió, se dieron un casto beso en los labios para seguir conversando.

Bajé, llegué a casa, sonrei de nuevo, recordé parte de nuestro comienzo otra vez, fui al balcón, empecé a fumar, y me dispuse a pensar.

Cuando te conocí, tenia varios vicios, unos más malos que otros, pero no era el único que tenia, tú también estabas en esa ruleta que no dejaba de dar vueltas.

Llegó un momento donde ambos notamos lo que nos molestaba del otro, entonces esa gran rueda, ya tenia ciertas paradas.

Dejaste de ser tan fría, y yo deje ser tan amable.

Dejaste de ser tan pesimista, y yo deje de ser tan proyector.

Dejaste de ser tantas cosas por que no me gustaban, y yo deje ser tantas cosas que tampoco te agradaban, que ambos dejamos de querernos poco a poco.

Nunca aceptamos del todo nuestros defectos, solo tratábamos de mejorarnos, lo que no sabíamos era que nos alejábamos, nadie debe decirte lo que debes dejar, solo te tiene que ayudar, nadie debe decirte lo que no le gusta de ti, solo te tiene que querer por lo que eres, pero eso es algo que se aprende después de un tiempo... Un tiempo donde se apaga uno, para encender otro.

Esta vez me fumé tres cigarros en tú nombre.

Porque mi vicio más grande era el humo, tú llegaste y lo apagaste, pero te fuiste, y donde hubo fuego siempre cenizas quedan.

HERMOSO DESASTREWhere stories live. Discover now