Bucky Barnes

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—¿Sabes soldado? ¿Me pregunto sí ella es tan fuerte como tu? —dijo el hombre con una maliciosa voz e igual sonrisa.

—¡No la toques! —exclamé.

Estaba aterrado de lo que podrían hacerle.

—¿James qué es esto? ¿Qué está pasando? —preguntó tan asustada como yo o incluso más.

—No le mientas, Buchanan, dile la verdad a está hermosura de ojos celestes —sonrió nuevamente él.

No pude hacerlo, me quedé callado, no podía mentirle a ella pero tampoco podía decirle la verdad.

—Bueno, basta de hablar y que empiece la acción.

Él arranco su remera, y bajó sus pantalones, agarró un balde que no sé que contenía y vertió el contenido en su cabeza. Era agua helada.

—A ver cuanto aguanta el frío.

Ella era muy débil a estas cosas, se enfermaba rápido.

—Bucky —dijo llorando.

Yo me negaba a hablar por más que veía lo que le hacían, me estaba matando por dentro ver como la torturaban: agua helada, golpes... Muchos golpes, la había cortado en algunas partes de su cuerpo por lo que había sangre, y mis gritos de que parara y no la lastimara más, pero el seguía, usaba un arma eléctrica para darle descargas y no se detenía ni un segundo.

—Parece que no le importas tanto como pensábamos —rio él burlón.

Ella lloraba, entre sollozos decía mi nombre. Yo ya no aguantaba más y sabía que tampoco ella aguantaría mucho.

—Y como ya no le interesas, supongo que no le molestara sí me acuesto contigo... Sí que eres hermosa —dijo tocando su mejilla.

—¡No, no te atrevas a tocarla así! —grité, ya llorando como nunca antes lo había hecho.

—No escucho que me digas lo que quiero —replicó.

Empezó a tocarla, sus pechos, bajó por todo su tronco hasta su parte íntima. Bajó sus bragas, la tocó en el vientre mientras bajaba.

—¡YA BASTA!... Confesaré... Por favor no la toques, te lo ruego no lo hagas —supliqué llorando y sollozando.

Me miró y luego la miró a ella riendo, azotó su parte intima fuertemente con su mano y ella soltó un grito de dorlor volviendo a llorar.

Le conté todo, absolutamente todo lo que me pidió anteriormente.
Pero eso no pareció alcanzarle, me preguntó sobre la misión que tuve como Winter Soldier cuando maté a los padres de Tony, eso no lo quería contestar.

—Bueno, veo que voy a recurrir a lo último que me queda... Soldado.

El libro rojo, el madito libro... Él lo tenía.

—No, por favor, no —supliqué.

Hizo caso omiso a mis suplicas y empezó a decir las palabras.

..........

—Bucky —murmuré cuando vi como se levantaba rompiendo las sogas con fuerza y venía hacia mí.

—Soldado, ataca —habló el hombre.

Y eso hizo, me tomó del cuello, me golpeó tantas veces que no sé cuantas eran, me ahorcó hasta casi matarme.

—Alto, ahora llevala a la sala B —ordenó.

Me llevó allí y me acostó en una camilla negra, había artefactos, muchos. Estaba asustada, lloraba. Me dejaron ahí unas horas hasta que él mismo tipo volvió.

—Quieta, preciosa.

Me ató a aquella camilla y acercó los aparatos a mí.

.........

Desde atrás de un vidrio polarizado, Bucky, atado, veía como estaban por borrarle la mente a Amelie.

—Tienes un minuto para decirme lo que quiero escuchar o ella se olvida de todo y bueno... Se convierte en el monstruo que alguna vez fuiste y eras hace un par de horas atrás —le dijo otro hombre.

James suspiró y asintió.

—Diré todo, solo no la lastimen... Por favor.

Lo llevaron a una sala aparte y esta vez dijo todo y más.
Cuando terminó sentió una inyección en su cuello y cayó dormido.

Despertó junto a Amelie en una cama, en una casa... La casa de ella, la miró, habían curado sus heridas pero eran visibles las quemaduras provenientes de los choques eléctricos.

—¿Bucky? —murmuró despertando.

Miró a su alrededor y cuando se dio cuenta de que estaba en su casa sonrió.

—¿Estamos bien? —preguntó sonriente.

Él sonrió al verla así, había extrañado verla despertar y sonreír.

—Si, muñeca... Estamos bien.

.........

Acaricié su mejilla, besé su frente y la abracé mientras jugaba con su cabello.

—¿Por qué me dejaste esa vez, Buck?

La miré triste.

—Creía que estarías mejor lejos de mí, HYDRA había empezado a seguirme otra vez y temía que pasé algo... Pero pasó y no sé cómo te encontraron, pero lo hicieron y sí no me hubiera separado de ti te podría haber protegido.

Me abrazó fuerte, extrañaba esos abrazos.

—No me dejes otra vez por favor no vuelvas a irte, te extraño mucho por favor —sollozó.

—No tengo pensado volver a irme, princesa.


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