Sebastian Stan

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Ahí estaba ella, viéndose tan bien frente a mis ojos, haciendo que estuvieran pegados en ella.

Su piel y sus labios eran suaves, sus ojos, hermosos. Cabello enrulado y una pequeña sonrisa.
Ella usaba un crop top blanco de AC/DC y calzas negras. Mis ojos estaban pegados a ella, y solo en ella. 

Tiempo después llegué a conocerla, mi hermosa latina llamada Miranda. Ella estaba en un viaje por Estados Unidos por un concurso que había ganado.

Y por alguna razón, estaba allí esa noche, justo donde yo estaba, caminando por las calles de Las Vegas.
Pero ella no le prestaba atención a nada ni a nadie, solo disfrutaba de las luces, ni siquiera hablando con los demás.

Y luego todos juntos entraron a un bar, y también lo hice, esperando poder hablar con ella, porque sentí algo cuando vi a esa preciosa chica, sentí como mi corazón se derretía, latía rápido y mi respiración se cortaba.

Fui un chico suertudo esa noche cuando la vi sonreír gracias a un chiste mío.
Hablamos por al menos dos horas, y luego me dijo de bailar, nunca me sentí tan libre con alguien como en ese momento, como en esa noche.

Y ahora tengo suerte de decir que esa no fue la única noche que tuve la oportunidad de ver su sonrisa, verla bailar y divertirse conmigo.


—¿Qué estás haciendo? No me veas así, es raro —se rio.

—¿Algunas vez te dije lo linda que eres? 

Sus ojos encontraron los míos y la vi sonrojase a penas. 

—También eres lindo, Seb —dijo con una pequeña sonrisa. 

Mi corazón se derretía, estaba perdido por ella, totalmente enamorado de mi hermosa chica. 

Los años pasaron, solo tres, y cada vez que teníamos que separarnos por los distintos lugares en los que vivíamos, yo estaba más seguro de la decisión que debía tomar. 

Entonces un día ahí estábamos, en ese hermoso lugar lleno de flores de muchos colores distintos, sosteniendo nuestras manos, besándonos un poco y pasando un hermoso tiempo solo para nosotros.
Y ella se dio la vuelta para ver a un pájaro, y yo no dudé en ponerme de rodillas. Juro y afirmo mil veces que fui el hombre más feliz del Universo cuando ella dijo que sí, luego me abrazó y me besó las mejillas sin parar. 

Ese fue un gran día.


Sonreí cuando escuché la música y todos se levantaron de sus asientos, ahí estaba ella, caminando hacia mi en un vestido blanco.

No pude contenerme de llorar, era mi chica, y en unos minutos sería mi esposa.

"Ella en serio va a casarse conmigo" pensé y más lágrimas salieron.

Una vez que estuvo a mi lado pude ver que sus ojos estaban llorosos también, estaba feliz, y ella también lo estaba. 

— Y ahora los declaro, marido y mujer, puede besar a la novia —dijo finalmente el juez. 

La besé sin querer parar, pero tuve qué, porque una fiesta nos esperaba, una la cual fue la mejor fiesta de mi vida.


—Eres mi hermosa esposa —le dije sin poder creerlo, luego besé el dorso de su mano —. No puedo creer que te estoy llamando mi esposa —sonreí.

Ella besó mis labios suavemente. 

—Sí, y tu eres mi esposo —sonrió. 

—¡Lo soy! —reí y la abracé, poniendo su cuerpo más cerca del mío —. I love you, sweetheart.

—I love you too, honey.

Ella era mi esposa, no solo mi novia, no solo mi amiga.

La miré dormir toda la noche, deseando que no fuera solo un sueño, queriendo despertar cada mañana junto a ella, vivir mi vida junto a ella, con el amor de mi vida. 


Marvel One-ShootsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin