Capitulo 33.-

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No one's point of view.

Al otro día, Camila se bajó en completo silencio del auto de su madre y antes de comenzar a caminar con dirección a la secundaria, le hizo un pequeño saludo de mano, en forma de despedida. Sinu, la miró con el ceño fruncido. Ella sabía que algo le pasaba a su hija, pero no quería indagar en su privacidad, así que solo le tocó el claxon y emprendió su camino hasta su trabajo.
La castaña giró sobre su mismo eje y miró las puertas de la secundaria. No tenía nada de ánimos de entrar a clases y menos a la primera hora, la cual compartía con Hailee. Y con Lauren.
Después de que la ojiverde abandonó su casa el día anterior, Camila no pudo dormir en toda la tarde. Las amenazas de Jauregui ya la estaban cansando, pero ¿Qué podía hacer ella? El temperamento de Lauren estaba empeorando bastante y la chica era consciente de que si Lauren no le ponía una mano encima, era porque aún le quedaba un poco de autocontrol, pero ¿Cuánto le duraría? En su casa, Camila había estado pensando seriamente en faltar al colegio, pero eso le implicaba que su madre comenzara con las preguntas y Cabello lo que menos quería era hablar sobre lo sucedido con Lauren y preocupar a Sinu.
Camila abrazó su cuerpo y comenzó a caminar hasta la puerta de entrada, siendo empujada por algunos cuerpos. Subió las cortas escaleras, e ingresó al colegio. Caminó sin mirar a nadie hasta su taquilla. La abrió y sacó de ahí, los libros y cuadernos para las primeras dos horas de clase. Cerró la puerta del casillero con cuidado y cuando se giró, pegó un grito ahogado al ver que Lauren se encontraba frente a ella.
La mirada de la chica estaba fija en sus ojos. Los gruesos labios de Lauren formaron una sonrisa, pero ésta no era natural. Estaba sonriendo solo para molestarla, o para advertirle que por nada del mundo se olvidara de su conversación anterior.
—Hola, Camzi —la saludo, con un beso en la comisura de sus labios— ¿Cómo estás el día de hoy? Te ves cansada... —Lauren pasó un mechón de su cabello tras su oreja y acarició su mentón, bajando hasta el cuello y llegando hasta la clavícula para luego, volver a subir—, parece que no hubieras dormido en toda la noche. ¿Estuviste pensando en nuestra conversación?
Camila abrió la boca para decir algo, pero inmediatamente la cerró. Tenía pensado gritarle un par de cosas a la ojiverde y quizá mandarle un puñetazo en la quijada para quitarle esa estúpida sonrisa del rostro, pero se arrepintió. Cerró la boca y frunció los labios. Bajó la mirada y negó con la cabeza.
—Estoy bien —espetó después de unos segundos, tratando de normalizar los latidos de su corazón—. No tienes de qué preocuparte.
—No me preocupo, pero es genial —Lauren se apartó de golpe, y por fin, ella pudo respirar con un poco de normalidad.
Camila abrazó los libros contra su pecho con fuerza, tratando de que estos crearan una especie de barrera contra Lauren.
La ojiverde tendió la mano y ella la miró. Frunció el ceño y alzó la mirada confundida hasta los ojos de Lauren. La chica de piel pálida apuntó su mano con su cabeza, para que ella la cogiera.
—Vamos a clase. —demandó.
Jauregui soltó un pequeño bufido y tomó la mano de Camila para comenzar a caminar por el pasillo que se encontraba un poco vacío. Aún faltaba un poco más de quince minutos para que la campana sonara y diera inicio al día escolar.
Forcejeando un poco, Camila llamó la atención de la ojiverde. Estaba confundida por su actitud, pero aun así, no iría a ningún lugar con Lauren Jauregui.
—Yo no quiero entrar a clases contigo, Lauren —regañó la castaña, moviendo su mano tratando de soltar el agarre de su mano.
—Tú entrarás conmigo Camila... —susurró ella, acercando su rostro hasta su oído—. Si no quieres que me enoje de nuevo entrarás conmigo.
La castaña iba a abrir la boca para protestar, pero se vio interrumpida por Hailee Steinfeld.
—Hey Camila —saludó la californiana y Lauren bufó. Hailee se removió un poco incómoda en su sitio, y miró a su amiga—. ¿Puedo hablar contigo?
Camila miró de reojo a Lauren y se dio cuenta que la ojiverde tenía su mirada ya sobre ella.
—Yo... —Camila soltó un suspiro y sacudió la cabeza en negación—, iré a clases con Lauren. Lo siento Hailee.
Hailee hizo una mueca y miró la hora en su reloj de mano. Frunció el ceño. Aún faltaban seis minutos para que la campana sonara y ella sabía que a su amiga no le gustaba llegar antes al salón. "Lauren debe estar metida en esto" pensó Hailee.
—Pero aún faltan seis minutos. —Steinfeld fijó su mirada cafe en la castaña.
"Por favor" musitó Camila en silencio, solo para que su amiga notara, pero claro, Lauren se dio cuenta también.
—Ya escuchaste, Steinfeld —gruñó Lauren—. Camila vendrá conmigo, así que no insistas.
Dicho esto, la pelinegro ajustó su agarre en la mano de la castaña y la arrastró por el pasillo, haciendo caso omiso a la mirada confundida de Steinfeld y a las protestas que Camila hacía.
Cuando ambas chicas doblaron al final del pasillo, Camila tironeó su brazo, soltando el agarre de Lauren. La ojiverde se detuvo y giró a verla. El ceño de ella se encontraba fruncido. Sus músculos estaba tensos y su mandíbula también. Una sonrisa de lado decoró el perfecto rostro de Lauren.
—Me encanta que seas obediente, nena — Jauregui se acercó a ella, y Camila retrocedió.
—No quiero tenerte cerca, Lauren.
—Como si tu opinión me importara —bufó y chasqueó la lengua—. Solo quiero darte tu premio, por ser tan obediente.
Camila lo miró indignada. ¿Quién mierda se creía Lauren para venir a hablarle de esa manera? ¿Lauren creía que ella era un estúpido animal al cual deben darle una recompensa por su buen comportamiento? Oh, claro que no.
Cuando Jauregui estuvo frente a ella, Camila no lo pensó más. Levantó su brazo e hizo que su palma chocara contra la mejilla de la ojiverde, creando un pequeño eco en aquel pasillo desolado.
Lauren cerró los ojos con fuerza, y se sobó el lado abofeteado. Marcas de una pequeña mano se iban acentuando en su ahora, roja mejilla.
—Eres una idiota —gritó Camila—. ¿Quién mierda te crees para venir a hablarme así? ¡Tú y yo no somos nada, entiéndelo de una puta vez! ¡Estoy harta de ti! —Lauren la miró, sus ojos inyectados con rabia. Trató de acercarse a ella nuevamente, pero Camila le lanzó los cuadernos al pecho— ¡No me alejaré de ellos porque a ti se te da la maldita gana! Hailee es mi amiga y tú no eres nadie. Te odio, Lauren.
—No —la ojiverde habló, con voz ronca—, tú no me odias.
—Sí, bueno, quizá no te odio —espetó ella, convirtiendo sus manos en puños—, pero estoy cerca. Tú y tu maldita forma de ser me tienen aburrida.
Lauren trató de volver a tomar su mano, pero ella se alejó. La miró por última vez, para luego girar sobre sus talones y comenzar a alejarse, haciendo oídos sordos a los gritos de Lauren.
Cuando Camila dobló en el pasillo, para dirigirse a la entrada, donde posiblemente estaría Hailee o Dinah, un fuerte agarre la hizo retroceder algunos pasos. Con nada de delicadeza, Lauren lanzó su cuerpo contra la pared. Un quejido de dolor se escapó de sus delgados labios. Jauregui apretó su cuello con fuerza, enterrando sus dedos en la pálida piel de Camila.
—Suél-suéltame —habló con voz ahogada la castaña, arañando la mano de Lauren con sus uñas.
—Tú no irás a ningún lugar, Camila —escupió. Apretó más su agarre contra el cuello de ella, apoyando todo el peso de su cuerpo en la mano con la cual apretaba a Camila—. Y menos con esa —ella comenzó a toser. En forma de desesperación, apoyó sus pequeñas manos sobre el pecho de Lauren y como pudo le dio algunos golpes. El aire en sus pulmones se estaba haciendo escaso—. La única forma de huir de mí, sería estando muerta.
Camila tembló ante sus palabras. Sus ojos se llenaron de lágrimas y el agua no dudó ni un segundo en deslizarse por sus mejillas.
—N-no pu..puedo... no puedo r-respirar —habló como pudo, cuando todo le comenzaba a dar vueltas.
Pero Lauren no la escuchaba. Estaba tan absorbida por sus demonios internos que en lo único que podía pensar era en Camila, alejándose de ella.
—Última vez que te lo digo, Camila... te alejas y me las pagarás. Te acercas a ellas, y tus amigas pagarán por tus actos.
Lauren se apartó de su cuerpo y la pequeña figura de Camila se deslizó hasta el suelo. Jadeando por aire, rompió en llanto, sin darse cuenta que Lauren Jauregui se alejó de su lado tan campante, como ni nada hubiera pasado.

Same Mistake (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora