Capitulo 3: Una rubia en apuros.

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Suspira y siente sus ojos arder, al igual que su corazón ante la idea. Casi se arrepiente de todo, casi deja caer su mochila para olvidar todo y volver a la cama, pero no. Ella no dejaría a las chicas solas en esto. Ella no estaría sola en esto.

Nuevamente aprieta la correa de su mochila, y da la vuelta para bajar las escaleras. Trata de ser cuidadosa, lo que menos que quiere es una distracción más, porqué está verdaderamente segura que ya lleva minutos de retraso.

Apenas sale de casa lo único con lo que se encuentra es con la obscuridad, obscuridad que tendrá que recorrer para llegar con las chicas. Lo único que quiere es llegar ahí en cuanto antes, sin atravesar todas las calles desoladas a pie. Sin embargo, sabe perfectamente que eso no será posible. Ni siquiera sabe conducir, sin mencionar que era probablemente una mala idea.

No tiene muchas cosas en su mochila, pero apenas comienza su camino por la avenida principal se siente pesada. No pasa mucho tiempo hasta que siente la adrenalina corriendo por su cuerpo, ya nada es pesado, sin embargo, un poco de miedo de hace presente y no para de mirar a todos lados. No se sorprende que no hayan autos pasando y que las calles luzcan más que desoladas. Todos deben estar dormidos, preparándose para otro día de trabajo, escuela, o cualquier otra actividad. Ni siquiera los bares por los qué pasa están abiertos, y es algo más que obvio tomando en cuenta que entre semana, ¿quién abriría un bar las veinticuatro horas?

Al menos pensar en bares la distrae, pero no dura por mucho. Saca su móvil, y la luz hace que cierre sus ojos ante la intesidad. Lo desbloquea para después irse a la aplicación dónde toda su música esta, y le da click al primer playlist que encuentra, los acordes de guitarra de Panic Cord opacando el silencio de las calles. Tararea por lo bajo porque eso siempre logra tranquilizarla, y esta vez no es la excepción. Su mente por primera vez se siente liberada mientras lo hace, y en menos tiempo de lo que esperaba, llega al punto que la ojiverde le había indicado.

Era una de las carretera que daba a la playa, la misma que personas contadas tomaban por qué además de ser un camino casi intransitable, daba directo al lugar más desolado en South Shields. Nadie pasaba por ahí y era por eso que Lauren lo había escogido.

Pero ella no estaba ahí, nadie estaba por ningún lado y aquello comenzaba a asustarla. Pero nada comenzó a asustarla más que el sonido de un motor acercándose, al igual que luces parpadeantes que alumbraban toda la avenida. El sentimiento era casi igual que el de hace unos minutos, cuándo Sofía la había atrapado, incluso era peor, y un montón de escenarios catastróficos se hacían presentes en su cabeza conforme aquel auto avanzaba.

Su primer pensamiento era Lauren, sin embargo, aquel no era su mini cooper color azul que sus padres y ella habían comprado. Estaba lejos de serlo, y pudo jurar que estuvo a punto de caer rendida cuándo aquel auto blanco y viejo estuvo enfrente de ella, no fue hasta que el vidrio del conductor bajo lentamente cuando pudo respirar tranquila.

Después de todo, si era Lauren.

─Hey..─ Saludo con aquella tipica sonrisa de lado, y apenas abrió la puerta, Camila se abalanzó contra ella, sintiendo como la ojiverde inmediatamente le devolvía el abrazo.

─¿Estás bien?─ Fue lo primero que pregunto, y sintió como asentía.

Finalmente se separaron, y pudo ver como el cabello de Lauren era adornado por un carácteristico beanie color azul. También llevaba un top, un jodido top que de tan solo verlo la castaña sentía un increíble frío ante la piel expuesta de su novia. Tampoco era que se quejara.

─¿Haz traído lo necesario?─ Pregunto la ojiverde antes de que Camilia pudiera seguir, la castaña se separa completamente, liberando un hombro de la correa para así maniobrar y tener la mochila enfrente suyo, aún cargándola.

─No lo sé..─ Admite─ Supongo.

Entonces, la puerta del copiloto se abre, revelando a Jade, quién se ve más que preocupada, ni siquiera se acerca, lo único que hace es sacar su móvil de su chaqueta y alejarse del auto.

─¿Qué pasa con ella?─ Susurra, ocasionando que un tembloroso suspiro abandone los labios se la ojiverde.

─Perrie está en problemas.

Ella asiente en entendimiento, tratando de mantener la compostura, aunque es algo demasiado difícil teniendo en cuenta que la rubia está en problemas. Lo menos que quiere es eso, se supone que para este entonces las cuatro deberían estar muy lejos, o por lo menos en su camino a algún lugar lejano, no sólo tres preocupadas por el futuro que tomarán las cosas.

Sólo queda esperar lo mejor.

Pero no pasan ni siquiera cinco minutos cuando su móvil en su bolsillo trasero comienza a vibrar, la tonalidad inconfundible que anuncia una nueva llamada llenando todo el silencio. Se apresuró a tomar su móvil de su bolsillo, frustrándose cuando falló dos veces en su patrón de desbloqueo, y jamás se sintió más feliz de ver la tonta foto de ella y la rubia cómo foto de contacto.

─¿Estás bien?─ Y lo único que puede escuchar son ruidos, ninguna voz y aquello sólo la preocupa más─ ¿Perrie? Cielos, por favor dime que estás ahí.

Silencio.

─Aquí estoy..─ La castaña deja soltar un suspiro al escuchar finalmente su voz, un gran peso cayendo de encíma.─ Sólo.. estoy en apuros, ¿dónde están?

─¿Apuros?─ Cuestiona─ ¿Qué clase de apuros? ¿Perrie, estás bien?

─Si, si, estoy bien...─ Un nuevo silencio─ Pero si no me dices donde demonios están dudo que lo esté.

Aquello solo hizo que su corazón latiera un poco más rápido.

─En la intersección para tomar la pista que da a West. Dónde siempre.

─¿Dónde siempre?─ Y apenas termina aquellas palabras la rubia, se escuchan los neumaticos derrapando contra el pavimento, posiblemente causa de las maniobras de la rubia al volante.

─Por favor ten cuidado─ Sin embargo lo único que recibe por respuesta es la línea muerta del otro lado, y ella grita, sacando sólo un poco de la frustración que venía con la preocupación por Perrie.

─¿Qué dice?─ Se apresura a preguntar Jade, quien había hecho su camino a un lado de la castaña apenas supo que hablaba con su novia.

─Quería saber dónde estabámos...─ Murmura, girándose a encarar a la ojiverde─ Creí que le habías dicho dónde encontrarnos.

─Le hable mil veces y no contestaba, lo único que pude hacer fue mandarle un mensaje.

Las tres chicas no podían estar tranquilas sabiendo que Perrie aún no estaba con ellas, sabiendo que estaba en quién sabe donde en apuros. Lo único que realmente podían hacer era esperar.

Fue sorprendente el tiempo que paso antes de que un vehículo con un solo faro se aproximara, haciendo rugir su motor por toda la carretera, antes de dar vuelta por la pequeña intersección para que así todas finalmente puedieran ver que no era nadie más y nadie menos que Perrie Edwards. Su cabellera rubia siendo elevada por el viento al conducir a tal velocidad, cayendo por sus hombros cuándo se detuvo justo detrás del jetta color blanco.

Apenas bajo de la motocicleta las tres chicas pudieron notar el lío que era. Llevaba sweetpants, los mismos que estaban rasgados de la pierna derecha. Ni siquiera llevaba una chaqueta que la cubriera del frío que arremetaba esta noche. Al menos llevaba tennis.

─¿Qué demonios, Perrie?─ Fue Lauren la primera en preguntar, hacien referencia a.. Todo.

─El jodido agente tenía una ordén de aprensión en mi contra.─ Suspira, pasando una mano por su rubio y desordenado cabello─ Salté por mi jodida ventana y me hice esto..─ Señala su pierna, dónde ahora puedes ver claramente la sangre que viaja por ahí─ Ellos estaban siguiéndome y─

─¿Te estaban siguiendo?

Perrie no hace nada más que asentir, haciendo una mueca cuándo da un paso con su pierna derecha. Dolía como el infierno.

─Creo que debemos irnos..

Handle This-. Camren & JerrieWhere stories live. Discover now