Era increíble como me hacía excitar, ella era malditamente excitante, todo de ella me volvía loco.
Estábamos preparando la cena, la cocina era pequeña y cada roce que nos dábamos eran una tortura para mi hasta el punto de que mi erección aumento y ella lo notó, se volteó para evitarme.
―¿Tanto te avergüenza saber que me excitas?―Pregunté como si fuera la cosa más normal del mundo.
―No... No es eso―Dijo nerviosa, se le notaba a kilómetros lo nerviosa que estaba.
―¿Es que te sorprende el tamaño, acaso?―Dijo riéndome.
Suni giró la cara, poniéndose más roja que el mismo tomate que estaba cortando. Se sentía excitada, ni ella misma podía negar que tengo lo mío. Ahora, el tamaño de mi maldita erección sabía que la ponía además el saber que fue creada por ella. Me le acerco desde atrás y le rodeo la cintura con uno de mis brazos.
Pude sentir la respiración de ella acelerarse y supongo que aún así su corazón.
―Hueles tan fuerte...―Dije acariciando su cuello con mi boca―Prometí no volver a tener relaciones contigo, pero joder me vuelves loco―La apreté contra mi erección a lo que Suni se le escapó un gemido―Joder, puedo notar desde aquí lo mojada y caliente que estás... hueles tan bien―Le coloqué el cabello por detrás de la oreja―Déjame probarte... Lo siento
La agarré de los muslos, sin pensar. No ya no... ¿Pensar? ¿que era eso? se me había esfumado de mi cerebro.
¿La vista? la tenía nublada. Lujuria, lujuria. Olía tan bien, a mujer, a mujer excitada. Y me enloquecía. Devoré su cuello sin miramientos, subiendo por su boca. Suni intentó zafarse de mi brutal abrazo.
―Jungkook... Jungkook por favor...―Gimió, aunque se que lo deseaba y mucho.
Mis labios pulsaron con los suyos, metiendo la lengua, descubriendo su boca, ofreciéndole su saliva. Y sabía bien, joder si sabía bien. Suni tenía el mejor sabor, el mejor olor y el mejor todo que había visto en toda mi vida. Y me volvía loco, nunca me había pasado, pero aquello se había convertido en una droga en poco tiempo.
Era afrodita en persona, la diosa del amor, del sexo. Aquello era anormal... La inocencia y el cuerpo de Suni me hipnotizaba, me dominaban como no lo había hecho antes ninguna mujer. El grito de Suni me sacó de repente de la nube de lujuria en la qué se encontraba.
La miro, ahora con la mente clara. Le había hecho daño, en sus ojos había lágrimas. La había tocado demasiado fuerte, sin pensar en la sensibilidad. ¿Sensibilidad? no entendía de eso, pero si sabía que no debía hacerle daño a una mujer en este caso. Ella debía gozar, y Suni no lo estaba haciendo. Me separo un poco.
―Lo... Lo siento―Me disculpé y a Suni le sorprendió que lo hiciera.
―No pasa nada...
―Si, si pasa te he hecho daño, y eso que no he llegado a nada―Di un suspiro al darme cuenta que mis manos seguían en sus senos tocando lo duro que estaban ya sus pezones, las retiro rápidamente. Deseo a esta mujer como nunca había deseado a nadie―Lo siento―Repito de nuevo.
―No pasa nada―Dijo ella sonriendo y acariciándole el pelo―Se que no lo hiciste con mala intención―Se bajó de la mesa en la que la había sentado―Olvidémoslo, sólo fue excitación
Uff ni te imaginas linda.
―¿Pasa algo?―Preguntó Haneul entrando a la cocina.
―Nada linda ¿que pasa?―Dije al ver que Suni se volvió a poner nerviosa.
―Black acaba de matar a otro―Dijo y prendió la televisión.
Traté de caminar sin que se me notara aun la erección que tenía en mis pantalones, mientras veíamos la noticia explicaban la muerte había sido de St Louis.
―Burló la seguridad de China―Dijo Haneul.
―No tiene sentido―Dijo Suni acercándose a la pantalla―No hubo daños, pasó como si nada
―Black es bueno, pero hasta ese punto lo dudo mucho―Dije.
Mirábamos la noticia pero Suni tenía una mirada rara, algo pasaba por su mente.
―¿Que pasa?―Pregunté.
―Taehyung estaba en China―Dijo y Haneul y yo nos miramos.
―Está bien, ya verás―Le dijo Haneul
―Más le vale que esté muerto―Dije y Haneul me miró—Es eso, ¡o nos está traicionando tú noviecito!
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