Capítulo 7

22.2K 2K 628
                                    

—No me conoces, Kate — advierte con voz baja pero profunda.

—No necesito conocerte, no lo necesito para darme cuenta de lo que eres. Solo tengo que mirarla para verlo. ¿Te digo algo? Si ella no te hubiera salvado ese día, ahora estarías muerto, y seguramente reinarías en tu mundo de tinieblas. ¿Pero sabes qué? Nosotros seguiríamos con nuestras vidas normales, esto que ves aquí no estaría pasando, este lugar en el que estás seguiría siendo una universidad y no una maldita fortaleza. Esto es tu culpa, Luzbel. Solo tuya.

—Tú no sabes nada de mí. Eres una simple mortal, nada más que eso.

—Pues qué crees, Lía también lo es.

—No hables de lo que no sabes.

—¿De qué? ¿De qué Lía sigue en ruinas? No sé cómo ayudarla, porque sé que aunque le dé la mano, ella seguirá ahí contigo, dejando que la destruyas, porque no nos engañemos Luzbel, tú no vas a hacer más que eso. Y pronto no va a quedar nada más que destruir en ella.

—¡Yo solo quiero cuidarla!

—¡¿Y como planeas cuidarla?! ¿Abandonándola cada dos meses y regresando cada ocho? No lo sé Luzbel, pero si la respuesta es sí, sólo piensa bien las cosas. Porque si la amas de verdad vas a dejar de destruirla.

—Paren ya — pido interviniendo y poniéndome entre ambos —. Este no es el punto.

—¿Entonces cuál es, Lía? Yo no soporto verte así, no voy a soportar ver que una vez más le estás dedicando tus lágrimas a este maldito.

—Para ya. Kate esto no es lo que parece, sé que le has agarrado tirria a los ángeles, pero ellos no son como crees.

—Están cortados por la misma tijera, no me vengas a decir que no son iguales, porque sabes que lo son.

—Sólo dale una maldita oportunidad. Kate, no es justo lo que haces, Rafael jamás te falló. Lo sabes.

Mi amiga parece pensarlo de verdad. Me mira un segundo y se voltea a mirar a Rafael, lo observa pensativa y veo que al final se relaja.

—Sólo voy a escucharte — decide calmada —, cuando termines de hablar quiero que te vayas. No estoy pidiendo que salgas de aquí, sólo no quiero que estés cerca de mí. Es todo.

—Bien — acepta con un tono de voz extraño —, lo haré.

Ambos salen entonces sin decir una sola palabra más, Rafael guarda distancia con Kate, intentando no rozarle o acercarse demasiado a ella.

—No sé qué fue eso — admito cansada.

—Sé lo que hiciste.

El corazón me da un vuelco y casi me quedo sin respirar. ¿Sabe lo que hice? ¿De qué está hablando? Hasta dónde yo sé no he hecho nada fuera de lo común en estos meses, mucho menos algo como para que pudiese venir y echármelo en cara.

—¿Lo que hice? — pregunto confundida mientras lo miro. Tiene la vista perdida en el suelo y su expresión es seria y distante.

—Lo qué pasó con Rafael.

Casi me ahogo con mi propia saliva. Ni siquiera yo recordaba eso.

—¿De qué hablas...?

—De que te acostaste con él.

—No, Luzbel, las cosas no ocurrieron así.

—Lía, no tienes que fingir, yo lo vi.

—¿Qué? Tú no estabas ahí.

Apocalipsis Where stories live. Discover now