Capítulo 2

9 1 1
                                    

Ethan es el novio de Zoe aunque antes de salir con ella, primero fue mi mejor amigo. Se trata del vecino de la casa de al lado de la nuestra y le conozco prácticamente desde que nací. Cuando éramos pequeños pasábamos el día juntos hasta hace un par de años, cuando empezó a salir con Zoe. Desde entonces sí, hemos seguido siendo amigos pero no ha sido lo mismo. Le conozco desde que cuando estábamos en infantil, el tiraba piedras contra una pared. Un día, una de esas piedras rebotó y me dio en el brazo. Me pidió perdón y me invitó a jugar con él. Así nos hicimos amigos. Siempre hemos sido amigos y nos veíamos prácticamente todos los días, ya que somos vecinos. Hacíamos fiestas de pijamas, hacíamos maratones de cine, jugábamos en la calle... Nuestra amistad era buena hasta hace dos años, cuando empezó a salir con Zoe. Cuando empezaron a salir no querían que me sintiera extraño o excluido debido a su relación asique me llevaban a todos lados con ellos a hacer cosas de pareja donde yo, obviamente, no pintaba nada. Era el eterno sujetavelas donde quiera que fuésemos. Y sí, el plan para que me resultara menos incomoda su relación no funcionó, es más, todo lo contrario, cada vez me sentía más incómodo con ellos. También se puede deber al hecho de que cuando empezaron a salir, yo estaba totalmente enamorado de Ethan. Si, ya sé que he dicho que solo éramos amigos pero aun así, fue un duro golpe. ¡Pero no me malentendáis! Estoy súper contento de que ellos sean pareja cuando a mí me dejó de gustar a los pocos meses de verlos juntos. Además, tampoco trataría de quitarle el novio a mi hermana, la sangre antes que el amor (¿no?). Además, cuando escribí la carta de Ethan, todo fue más llevadero.

Así es, las cartas. Cuando tengo unos sentimientos demasiado fuertes hacia un chico, decido escribirle una carta reflejando ahí como me siento y todo lo que pienso de él. Pero esas cartas nunca han salido a la luz (gracias a Dios porque me moriría de vergüenza), es más, las guardo en una caja secreta que pertenecía a mi madre, envuelta en un pañuelo, escondida tras un montón de ropa, en el altillo de mi armario (sí, toda precaución es poca). Y mira que esas cartas podrían ser perfectamente reales, llevan el nombre completo del chico, su dirección y todo lo necesario para enviarlas, pero mejor que estén a salvo en la caja. Cada vez que esos sentimientos vuelven a mí, leo su carta y recuerdo porque la escribí. Es mi manera de esconder lo que siento para evitar tener problemas o líos amorosos innecesarios o que pueden acabar mal. A día de hoy, solo he llegado a escribir cinco cartas.

La primer carta fue para Nathan Jones, un chico que conocí en el campamento al que me apuntaron mis padres cuando tenía quince años. Posiblemente el primer chico hacia el que sentí algo. Unos brazos de un dios griego y una sonrisa que me habría dejado embarazado si eso fuera biologicamente posible. Shawn Mendes fue a quien le escribí mi segunda carta, mi compañero de mesa en el último curso de primaria, mi primer beso debido al juego de la botella. El típico chico perfecto de comedia romántica, capitán del equipo de fútbol y músico, vamos, el chico diez. Luego vino la tercera carta para Kyle Evans, el primer chico al que conocí cuando me apunté al equipo de atletismo. Creo que le miraba demasiado cuando corría por la pista, sobretodo cuando me adelantaba, ya me entendéis. Más tarde llegó Leo Sanchez, un estudiante latino que vino de intercambio un par de meses a mi instituto. Con el físico de un actor de telenovelas y un rollo skater que me hacía mojar todo el suelo de clase. Y finalmente, Ethan Hobbes, el novio de mi hermana, aunque yo lo viera primero.

Y así llegamos hasta la situación actual en mi vida. Ahora mismo me encuentro en mi cuarto, sentado en mi escritorio básicamente haciendo tiempo hasta la cena. Dibujo, escribo, miro el móvil o por la ventana... No creo que cenemos tarde porque mañana tenemos que llevar a Zoe por la mañana temprano al aeropuerto y porque me muero de hambre. Hace un rato que ha llegado mi padre pero afortunadamente Ethan se ha ofrecido a traer la cena y así no tener que cocinar. Menos mal porque sigo intentando digerir ese insulto a las tortitas matutino. De repente, llaman a la puerta. Ethan, supongo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 10, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

To All The Gays I've Loved Before || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora