To All The Gays I've Loved Before || Shawn Mendes

Capítulo 1

Desde mi cama era capaz de escuchar a mi familia gritando y haciendo ruido en la cocina. Era imposible no darse cuenta del alboroto que estaban montando allí abajo. Solo había dos opciones: o nos estaban robando una banda de ladrones rusos bastante torpes y vienen a llevarse todo lo que tenemos o bien, mi familia estaba haciendo el desayuno. En cualquiera de los dos casos voy a seguir tumbado en la cama.

Mientras unos pequeños rayos de luz van inundando mi cuarto abriéndose paso por las cortinas, voy perdiendo el sueño. Al dar un vistazo a mi cuarto, me doy cuenta de que estaba hecho un desastre, aunque la verdad eso no me molesta lo suficiente como para hacer el esfuerzo de ordenarlo. Escuché unos pasos sutiles y observé como se abría la puerta de mi habitación. Oh mierda, los ladrones rusos han acabado con el piso de abajo y ahora vienen a por mí, pensé. Mientras me hacía paranoias mentales, vi asomarse la cabeza de mi hermana mayor Zoe por el marco de la puerta mirándome. Estaba bastante despeinada y con su pijama de loca de los gatos.

- Veo que tu tampoco has querido bajar a ayudar -dijo riéndose mientras se sentaba en una esquina de mi cama mirándome - Venga Jordan, bajemos a echarles una mano antes de que alguien queme la casa.

Ojalá hubieran entrado los ladrones rusos, pensé mientras me incorporaba desganado, siendo llevado por mi hermana, que le había cogido de la mano como si quisiera enseñarme el camino a la cocina desde mi propio cuarto mientras yo miraba a mi cama con la típica mirada de "te echaré de menos".

Al cerrar la puerta de mi cuarto, Zoe me rodeó los hombros con su brazo, poniéndose de puntillas para conseguirlo, mientras me miraba sonriente. Justo antes de poner un pie en la escalera, listos para bajar, se abrió una puerta a nuestra derecha. Era mi hermana pequeña Hannah, la cual no tenía mucha mejor pinta que Zoe o que yo.

-¿Le habéis dejado solo otra vez mientras intenta hacer "algo comestible"? - dijo Hannah tras bostezar y agarrarse a mi lado derecho.
- Ya sabes que desde mamá de fue, siempre ha intentado cocinar bien - dije mirando hacia el suelo.
- Bueno, bajemos antes de que salte alguna alarma anti-incendios - dije apretando a mis hermanas contra mí y bajando las escaleras.

Nos quedamos quietas en la puerta de la cocina. Veíamos como mi padre estaba de espaldas gritándole a una sartén o alomejor a si mismo o al mundo, mientras una densa nube de humo negro iba inundando nuestra cocina. Tras abrir la ventana en un triste intento de librarse del humo negro de la cocina, se giró y sorprendido al vernos dijo:
-¡Buenos días familia! Se me han quemado un par de tortitas - dijo sonrojándose de forma incómoda- ¡pero el resto me han salido genial! -mientras nos invitaba a sentarnos a la mesa y ponía el plato de aquellas "tortitas" en el centro de la mesa.

Bueno, al menos ha mejorado en la estética, pensé mientras me mentalizaba de que tenía que comerme al menos dos de "eso" para no hacer sentir mal a mi padre. Necesitaré algo para poder pasar esto por la garganta. Me levanté a por café y mientras me echaba, Zoe me hizo un gesto con la mano señalando su taza, para que le sirviera una taza a ella también, mientras me miraba haciendo una mueca de asco.

- Gracias – me dijo sonriendo- lo necesitaré para conseguir tragar eso – susurró mirando el plato de tortitas cogiendo aire profundamente.

Mi madre murió cuando yo aún era pequeño. Ella era una gran cocinera y nos peleábamos por su comida, aunque fueran las sobras del día anterior. Desde que ella no está, mi padre siempre ha intentado cocinar cuando logra estar en casa, cosa que gracias a Dios, no se da muy a menudo. ¡Dios bendiga a la gente que se pone enferma y tiene que ir al hospital! No es que desee que la gente se ponga enferma ni nada de eso pero... en fin, que mi padre es médico y pasa muchas horas en el hospital. Tristemente, no es muy buen cocinero, aunque mis hermanas y yo no queremos hacerle daño e intentamos no ofender a sus nulas virtudes culinarias.