v e i n t i s i e t e

246 27 0
                                    

—¿Sabes lo que primero que hago al despertar? —le dije.

—No, ¿qué?

—Ver tus mensajes —contesté.

—Ay, ¿en serio? —imitó una cara tierna.

—Sí, tus molestos mensajes que me llegan a medianoche y no me dejan dormir bien —ahora yo me burlé.

—Lo siento —empezó a reír—. A veces no puedo dormir, como ahora.

—Cuenta ovejas.

—Es el peor consejo que me han dado. Lo único que hace eso es que el sueño se vaya más.

—Pues, no sé de otro método.

—¿Cómo lidias tú con ello? —quiso saber.

—Invento historias en mi cabeza.

—¿Historias románticas? —volvieron las burlas.

—No —resoplé—. Historias cómicas.

—Ajá sí.

Tenía razón pero no quería dársela.

Tarareó una canción por lo bajo y después de unos segundos aumentó su volumen de voz. Su voz era impresionante.

—¿Conoces esa canción?

—No, pero siento que la he escuchado ya antes.

—No se sale de mi cabeza, está buenísima —paró de cantar—. Perdón por la interrupción, de pronto me dieron ganas de cantar.

—Ya es muy tarde.

—¿Ya te vas? —cuestionó.

—Te dejaré solo, perdón.

—Descuida, igual, ya tengo sueño —estiró su cuerpo provocando que la imagen se moviera—. Gracias por acompañarme con mi insomnio.

Me obsequió una sonrisa con labios y sentí de nuevo aquella lucecita alborotarse por todo mi cuerpo.

—Buenas madrugadas —se río.

—Buenas madrugadas —imité su gesto.

En efecto, tendría ojeras mañana, pero valió la pena una videollamada en la madrugada, y lo mejor, con él.

El jardín de mi mente ©  [✔]Where stories live. Discover now