Una historia que te paralizara y te llevara al punto de quiebre.
Que llegarías a hacer si tu única salida esta cerrada. Sucumbes a la presión y tus instintos de poder sobrevivir se apoderan de ti. Lo que quieres es mantenerte con vida asique ¿Qué es...
El viento pegaba en su rostro, cerraba sus ojos ya que el aire molestaba escasamente su visión. Se le hacía tarde, bueno solo un poco. Rio ante eso, de seguro se llevaría una atención de su maestra. Sinceramente no deseaba ir a clases hoy, pero era una de sus obligaciones además no quería que su mamá se ponga enojada.
Las calles estaban ya vacías, unas cuantas personas caminaban por las aceras paseando a sus mascotas. Él siempre quiso uno, pero repetidamente le decían que era una gran responsabilidad, y digamos que el no era el individuo más responsable del mundo. El pequeño perrito se volteo a verlo, solo le sonrió y le saludo amistoso. Miro su reloj, cuarto para las ocho, pudo sentir su alma irse lejos.
Automáticamente empezó a pedalear más rápido intentando no chocarse con algún elemento que se le apareciera en su recorrido, desde lo lejos ya pudo visualizar la entrada de su colegio, le faltaba poco para llegar. Rezaba de que la maestra no haya llegado aún al salón de clase. Se bajo de su bicicleta y la dejo en su respectivo puesto, puso el seguro y tomó sus cosas, corrió como nunca lo había hecho, cambio sus zapatos se colocó el otro par e inconscientemente caminó rumbo a su respectiva aula, en el transcurso de su caminata arreglo su uniforme y peinó su cabello.
Se escuchaba un poco de bulla en el salón, asumió que todavía ningún maestro estaba allí. Entro tranquilo y tomo asiento en su escritorio.
-Si hubieras llegado unos minutos después te pondrían a limpiar los pasillos. -dijo burlón.
-¡Cállate YongJoon! -
-Tranquilo solo era una broma. -
No sabía cómo podía soportar a sus amigos, dios le dio mucha paciencia. El timbre sonó y los estudiantes sacaron sus libros para la respectiva materia, Estudios Sociales.
-Sera un largo día. -
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Guardó todo lo necesario en su mochila, abrió un pequeño cajón, levantó el falso fondo y tomó el arma. Revisó el mensaje que le había mandado su amigo, respondió con un simple sí.
-Así que Park YongJoon, tu serás mi próxima presa. - sonrió gustoso.
De solo pensar todo lo que le haría a ese chico se le erizaba la piel. Llamó a su perrita y jugó con ella un rato.
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