Lucas

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La galería que hace unos días estaba repleta de padres orgullos de sus hijos, hoy estaba vacía y silenciosa, había decidido ir a observar aquella pintura tan natural que había hecho su prometida.

Antes de llegar a aquella pintura podía admirar el trabajo de los compañeros de generación de Maya, no los había mirado con detalle, pero ahora que lo hacía veía los maravillosos trabajos.

–¿Vienes a recoger tu trabajo? –Le preguntó un hombre de avanzada edad, sosteniendo un trapeador, quién lo miraba con curiosidad, cómo intentado recordar su rostro.

–No, no –respondi rápido –vine a observar los trabajos.

El anciano asintió, pero no sé alejó de el, era como si no quisiera perderse ningún movimiento suyo.

Seguí recorriendo el corredor, hasta escuchar una voz femenina.

–Querido –hablo la señora, llegando un poco encorvada, se veía cansada –vamos a casa tus horas laborables han terminado.

El anciano, se sorprendió y pareció reprochar algo a lo bajo.

–Nos falta recorrer un buen tramo –hablo la señora, sus voces se iban alejando, pero los seguí a un paso tranquilo –aun debemos de pasar por los víveres.

Los seguí hasta salir de la escuela, bajaron las escaleras con dificultad.

–No has dicho nada –volvió a hablar, el tono de voz había cambiado.

–Una generación más se a ido –respondio, dándole el gustó a su esposa –ya no los veremos y ya soy viejo, no creo volverlos a ver pronto.

–Es parte de crecer –respondio su mujer.

La pareja de ancianos se alejó y decidí no seguirlos.

Hace días que se habían graduado y no había pensado más que en su futuro, no me imaginaba en un trabajo fijo, pero ahora era lo que Maya quería, me había animado a centrarnos en nuestras carreras, ella tenía un buen empleo, al igual que los demás.

Aunque Maya llevaba los preparativos para la boda, veía que no tenía tiempo y su madre había decidido apoyarla, Topanga y el señor Matthews habían pasado a visitarme por los preparativos, pidiendo mi aprobación, me gustaba su ayuda, pero yo no quería una boda con tantos lujos, había disfrutado la boda de Farkle, había sido pequeña, pero eran sus seres más cercanos.

Baje los escalones, dejando atrás la galería, no había visto los trabajos de Maya, pero ya no sentía la necesidad de observarlos nuevamente.

Espere el transporte, el viaje fue tranquilo, solo iba una pareja de novios, y no parecía importarles mostrar su afecto, dos señoras de mediana edad, discutiendo precios, un chico con audífonos simulando tocar una batería y una chica, la cual se me hacía familiar.

A mitad de camino, se acercó.

–Hola Lucas –su cabellera negra y sus anteojos me hicieron recordar su inteligencia, Smackle –¿Puedo acompañarte?

Asentí, pensé en la última vez que la ví, estaba con Farkle, en aquella ocasión parecía confundida, fue un gesto no compatible con ella, recuerdo que se les acerco alguien más, era un chico, Farkle lo presento y la cara de ella cambio, entonces recordé claramente aquel día, Smackle conoció a Alex.

–¿Cómo haz estado? –pregunto intentando combatir contra el silencio.

–Bien, he terminado la universidad –respondí, sin prestar atención –¿Y tú?

–He terminado mis estudios –contesto.

Se hizo un silencio incomodo, no podía dejar de pensar en aquel momento, Alex es un estupendo chico, Farkle también lo es, pero de aquel día recuerdo a dos chicos nerviosos y a Smackle conmocionada.

Ella regresó |LucayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora