Capítulo 5: El cielo es más lindo de noche

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—Qué importa lo que yo piense, lo que importa es lo que pasó. —Lena se fue contoneando las caderas hasta la cocina.

Venus puso su cabeza entre sus brazos y la dejó descansar encima de la mesa. Sintió los pasos de Blake hasta ella y una suave presión en su hombro hizo que ella levantara la cabeza y se encontrara con la mirada de un Blake un poco preocupado.

—No me toques —le reclamó, más tosca de lo que pretendía. El chico se apartó sin decir ninguna palabra.

—Bueno, Blake, al final fui yo por los paltos. No te preocupes —dijo Lena, llegando con una torre pequeña de tres platos planos para poner la comida y un cucharón—. ¿Huh? ¿Por qué el silencio? ¿Acaso te puse nervioso? —susurró Lena, pegándose un poco al chico que se quedó estático a medio camino entre la sala y el comedor—. Bien, Venus, te propongo un trato, ¿sí? Vamos a dejar que Blake decida quien le preparará el desayuno... contándole la última vez que cocinaste tú, claro, para que vea con otra perspectiva lo que le espera.

Venus giró los ojos con un aire divertido y algo ofendido. Su amiga iba en serio.

—Está bien —dijo, rindiéndose al final—. La última vez que cociné casi quemo la cocina.

Lena soltó una risa estruendosa, el recuerdo de aquella tarde era comiquísimo tal y como ella recordaba, pero para Venus era algo frustrante.

—¡No te burles! Hornear es fácil, tienes un aviso para que saques las cosas a tiempo, ¡cómo se supone que voy a vigilar una llama si estoy haciendo otra cosa! No es mi culpa que todo se hubiera salido de control. —Venus volvió a cruzarse de brazos, molesta ante la mención de su carente habilidad para la cocina.

Lena comenzó a preparar la mesa, le sirvió una porción de huevos revueltos a cada uno y mandó a Blake a que trajera vasos de la cocina. Sirvió todo el desayuno y se sentó en la cabecera de la mesa. Venus y Blake comenzaron a comer, hambrientos. No sabía quién tragaba su comida más rápido, si su amiga o el sexy chico que se hospedaba con ella. Que afortunada es Venus, pensó Lena, si yo fuera ella hace mucho tiempo habría estado con Blake, es tan... ufff.

—¿No vas a comer?

—¿Eh?

—Que si no vas a comer —le volvió a preguntar Blake a Lena.

Venus observó cómo su amiga se ruborizaba un poco, después de todo, se le había quedado mirando al chico un poco más de tiempo del permitido.

—Sí, sí voy a comer. —Lena se aclaró la garganta, su momento de debilidad ya había pasado—. ¿Quieres salir conmigo hoy? Podemos ir al cine o a caminar por algún parque —le preguntó a Blake, pasándole una mano con lentitud por el brazo.

Venus miró huraña a Lena y a Blake, apenas lo había visto unos minutos el día anterior, era muy pronto para que su amiga se lo llevara fuera del alcance de su visión... si Lena se quedaba sola con Blake, ¡demonios! ¡Ella no quería convertirse en tía con tan poca edad!

—N-No puede ir —las palabras se le escaparon de la boca a Venus—. T-Tiene un compromiso conmigo.

—¿Qué eres? ¿Su niñera personal o algo así? —le contestó su amiga, molesta.

Al parecer así es, no tengo más opción, pensó Venus.

—¡É-Él debe quedarse! ¡N-Necesita la guía de la universidad! —trató de mentir Venus, muy exaltada como para que  efecto su triste intento.

—¿Sabías que tartamudeas cuando mientes?

—¡P-Por supuesto que no! —Venus tomó una respiración para calmarse, tomando en cuenta su situación tenía que mostrarse relajada—. Mañana Blake irá a la universidad conmigo, debe prepararse para que nada lo tome desprevenido.

Quédate conmigoWhere stories live. Discover now