[Capítulo tercero] "Un Jueves"

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Nota del autor: He oido que te gustan los misterios. Así que, así como a mi me encantó tu corto romántico (Por algo lo he sugerido como uno de mis favoritos) , te dedico esta historia que mezcla ambas cosas. Misterio y un raro romance platónico :)

« Recuerdo mirar este techo en alguna otra ocasión. Era blanco, sereno, tranquilo. Y lo decía por que justo colgado encima de mi cabeza, un atrapasueños me entretenía. No era un atrapasueños normal. Era un movil echo con mariposas de papel crepé y lazos azules. No sé mucho de Italia, pero si recuerdo haberme despedido de ella. Fue como un "adiós, por ahora" y pronto me encontré en cualquier otro sitio, pensando que no había sido  más que un sueño. ¿Cómo iba a ser italiano si pensaba en español?... Aunque si es cierto que mi subconciente hablaba otro idioma distinto al mio. 

La puerta de la entrada se abrió de golpe, y unas desastrosas risas me hicieron cerrar los ojos de golpe. Dejando sobre la mesita junto a mi cama un bote de cristal con la tapa agujereada, salió, cerrando de un portazo. Otra de esas mariposas enjauladas. Me quedé acostado de lado, mirandola moverse y chocarse con las paredes cilíndricas transparentes. No entendía donde estaba, pero podía intuir que el tipo era alguien con una extraña afición por las mariposas; la pared estaba abarrotada de ellas disecadas. Con alas enormes, otras diminutas, blancas, de mil colores... Aquel tio vivía por y para las mariposas. Yo solo esperaba no acabar disecado y colgado en una pared con un par de puntillas. Aún no me había despedido de los enfermos mentales que me ayudaron a salir de aquella cárcel. Vete tú a saber. Igual me estaban buscando»

— ¡Ciao, bello!— Gritaron de lejos, haciendo que el chico abriese los ojos. Los rizos de una bonita melena rubia chocaron contra su mejilla— ¡Ciao!

— ¿Qué significa eso exactamente?

— ¡No eras italiano!— Le reprochó, frunciendo el ceño, enfadada de golpe. Hugo apenas pudo pestañear como respuesta— Se equivocaron de chico— Sonrió, tratando de tranquilizarle— No te preocupes. Estarás en Termini más pronto de lo que crees— Y mirando a la puerta abierta, gritó, con fuerza:— ¡De la Rubia! ¡Te has equivocado otra vez!

— ¿Has dicho... De la rubia?

La chica volvió sobre sus pasos, hasta girarse sobre sus talones, a centímetros de su cama.

— Si... ¿Por qué?

***

— ¿De la rubia?— La chica frunció el ceño, tecleando en su ordenador de mala gana. Asentí.

— De la rubia.

— Pero...

— ¿No le pagan para buscar gente? Pues hala, a buscar gente, joder.

— Oye... tio — Susurró León en mi oido. Su sonrisa reflejaba incomodidad en estado puro— En realidad le pagan para sacar billetes de un tren. No creo que sea buena idea...

— De la rubia —Contestó ella, con su particular acento, alzando la mirada del monitor. Solo pude reirme en la cara de León, cosa que no se tomó muy bien que digamos— No es que aqui busquemos personas, pero... De la rubia era alguien que todos los jueves viajaba con nosotros hasta Termini. Siempre iba solo, así que no sabemos absolutamente nada de él.

— ¿Estás buscando? —Pregunté sin mirar atrás. La voz de Adrián me respondió que si antes de aclararle lo que había que buscar; Ambos habíamos tenido la misma idea. Mi mirada se clavó de nuevo en la chica— ¿Y no sabe nada de ninguna mujer? joven, con cara de preocupación... ¿nada?

— Lo siento. Soy nueva aquí. Si quiere puede preguntarle a la mujer que trabajaba aquí antes— Explicó, trabandose a veces con el idioma. Le sonreí, como agradecimiento por el esfuerzo— Es la recepcionista de un hotel allí, cerca de Termini.

— Tenías razón —Intervino Adrián— La fecha de la carta coincide con un jueves. Igual si que hay algún tipo de conexión— Dijo, bloqueando su movil y guardandolo en su bolsillo. A Elio le brillaron los ojos, viendo una investigación de detectives a la vuelta de la esquina.

— ¿Podría explicarme donde está, usted que sabe algo de español?— Pedí, acercandome a la ventanilla. Ella sonrió. Detrás de nosotros había otras diez personas esperando— ¿Y bien?

— No tiene pérdida —Explicó— Tienes un enorme cartel que dice "Hotel siracusa hotel" al salir de Termini.

— Bueno... gracias— Dije, no muy convencido. La chica suspiró pesadamente cuando empezamos a alejarnos. León se cruzó de brazos.

— ¿Y si De la rubia no tiene relación con esa Amelie? ¿Que haremos entonces?

— Eso es imposible —Me reí, en su cara— ¿No es mucha casualidad que un hombre con el mismo apellido que tu amigo desaparecido viajase a Términi todos los jueves? ¿Y que encima nos dejen una carta en lugar de Hugo firmada a fecha de un jueves? ¿De alguien que habla de un niño y de corazones italianos? Vamos, León...

— Visto así... igual tienes razón.

— Chicos. No quisiera interrumpir, pero... os recuerdo que perdimos el tres y que el billete ya no nos sirve.

— Tendríamos que... —Adrián miró horrorizado aquellas enormes colas de gente— ¿Y si esperais vosotros mientras yo me echo una siesta?

— Qué cabronazo. Tú te vienes con nosotros— Gruñó León, Agarrando los hombros del chico con una divertida sonrisa en la cara— O todos en Roma, o todos en ningún sitio, ¿Recuerdad?... y nadie va a comprarte tu billete si tú no estas ahí para guardartelo.

— Tú si que eres un cabronazo —Protestó, caminando de mala gana y poniendose en la cola, detrás de una mujer de unos treinta. León negó con la cabeza antes de acompañarle. Estaban como regaderas.

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⏰ Last updated: Sep 07, 2014 ⏰

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