[Capítulo segundo] "Leonardo express", Segunda parte.

31 3 2
                                    

Nota de la autora: Siento que el italiano no sea mi fuerte (nunca lo estudié; ahora ya estoy buscando academias :) ), así que Igual veis algún error de principiante o algo. Me han bricndado ayuda para escribir algunas cosas, asi que desde aqui quiero agradecerle. Sé que no es fácil una traducción literal por muy italiana que se sea, y por muy bien que hable el español. Asi que estoy muy agradecida por la ayuda. Espero que os guste. Espero vuestras críticas constructivas si algo no va bien y necesita un arreglo ;) Os dejo en multimedia una fotito del Leonardo express, y la primera canción que escuché y me aprendí en italiano. Espero que os encante :D

"¿Fue Hugo italiano en alguna de sus otras vidas?" ¿Y ese Ciao, Bello? ¿Quién le conoce en aquel país?

 «Es como si... ya hubiese estado aquí antes. Ni siquiera sé de donde vengo, pero sin duda alguna puedo decir que en alguna de mis otras vidas he sido italiano. Vete tú a saber cómo llegué al "Vieni,canta" ( una ironía que, después de todo, yo fui incapaz de percibir). O cómo llegamos aqui. Pero a juzgar por lo poco que me molestan los pulmones a pesar del frio, algo me dice que ya he respirado éste aire antes. Además, la historia de León era cierta: Italia era tan bonita que allí escapaban mis mariposas cuando querían paz y tranquilidad. No es que aqui lo hubiese; esta estación de tren estaba a reventar. Las enormes maletas me rozaban los hombros, aunque nadie se había dado cuenta de que estaba allí, sentado, en mitad del porche. Maravillandome con unas simples letras plásticas pegadas sobre un gran armatoste de metal: Leonardo express. Y esa enorme sensación de déja-vù, vuelve a mi mente; Estoy seguro de haber pisado antes éste sitio»

-- Ciao, Bello -- Escucha él, a sus espaldas. Siente que unas finas manos acarician los rizos de su nuca-- Bello, molto bello...

«Tiene manos suaves, y finas. A ratos parece la caricia del simple viento. Pero eso ahora no importa demasiado. No sé que dice, pero suena bonito. Suave. Suena más a recuerdos que a realidad. Pero eso ahora, no importa demasiado. Alguien grita mi nombre de lejos, y otras dos voces más le siguen. Parecen desesperados y eufóricos a la vez. El Leonarde express ruge motores, y alguien golpea mi cabeza, sin previo aviso, con una bolsa de mano. Pero eso ahora no importa demasiado... »

 «Andiamo... »

***

— Un minuto y medio. Esto es un record.

Elio no deja de mirar el reloj. Cuenta cada segundo como si fuese una pequeña eternidad. Tanto León como Adrián se han separado de nosotros y han entrado cada uno en una puerta. Aunque el que menos tarda en salir es León. Con un labial rojo en las manos. Cualquiera que lo juzgase sin conocerle, diría que estaba loco. Aunque bueno. Nada más lejos de la realidad.

— No está en el baño de señoras— Dice, de forma irónica. Elio le echa un vistazo a las pintas que lleva— Y créeme que he mirado en todos— Se rie, alzando la barra de labios. Después, mira el reloj en la muñeca de Elio— ¿ Cuanto tenemos?

— Un minuto. Ya puede salir Hugo por esa puerta ya, o no llegamos— Apunta, perdiendo la paciencia— Dicen que ese Leonardo express siempre va llenísimo. No vamos a llegar. Y todo por tu culpa.

— Bueno, está bien. Podeis iros si quereis. Ya lo buscaré yo por mi cuenta— Al tiempo que Adrián sale del baño con cara de pocos amigos, yo me cuelgo la mochila del hombro derecho— Parecíais tan solidarios al principio... ¿Cómo quereis ayuda si no la dais primero?

— Pero tio...

— Con decir "no capisco" a cada cosa que me pregunten tengo suficiente. Ya nos veremos en Roma.

— ¡No seas idiota! ¡He visto simios que valen más la pena!— Gritan de lejos. Adrián echa humo por las orejas, y su cara no es para nada amable— ¿¡Donde piensas buscarle, a ver!?

La ignorancia duele más que la respuesta. Así que solo le dedico media sonrisa falsa y giro sobre mis talones para seguir mi camino. Los otros tres me siguen los pasos, en absoluto silencio. El Leonardo express parece sonreir cuando nos acercamos a él. En milésimas de segundo los vacíos asientos azules del vagón se llenan. Aunque lo que llama mi atención no es eso precisamente. Un castaño del mismo perfil de nuestro Hugo está sentado en mitad de la entrada. De piernas cruzadas, muy quieto. En un momento dado echa la cabeza hacia atrás, y da un gran suspiro. Le señalo eufórico. Los otros tres, simplemente, ponen los ojos en blanco.

— ¡¡Hugo!!— Le grito, para que se levante. Pero no se mueve. Alguien, de aspecto aparentemente normal, clava la mirada en él desde una esquina, y León decide que es momento de correr como posesos hasta nuestro amigo.

"Andiamo", dice ese alguien, golpeando, en un segundo, la cabeza de Hugo con un bolso de mano, y otro segundo después, haciendole desaparecer. Las puertas del Leonardo Express se cierran y todo vuelve un poco a la normalidad. A los cuatro se nos queda una perfecta cara de gilipollas viendo que realmente no hay nada, además de un pequeño sobre blanco. Ni andiamo ni leches. Alguien ha secuestrado a Hugo. Un enfermo que escapó de su "rehabilitación" para vivir un poco. 

— Dejó pistas y todo... qué cabronazo.

"Ciao, amore

Confesso che ho provato. Ho pensato, sono tornato a pensare, ho provato, ho capito tutto e ho pianto per sentirsi come un fazzoletto usato. E ora, cuore italiano (come hai usato per chiamare quando eri "in amore"), ho perso l'unica cosa che mi vivo. Mio figlio.

Non ti preoccupare. Quando trovi uno che separerà.

E lui sarà l'unico cuore italiano che amo.

Un bacio, Amelie.

A Roma, 12 Marzo 1998"

— Debo ser un italiano de primera. He entendido la fecha —Explicó Adrián, volviendo a leer otras tres veces. León acarició sus hombros, hasta hacerlos crujir.

— Con eso nos basta, por que esa es la clave —Intervine, quitandole la carta bruscamente-- Él tiene dieciseis años, ¿Recordais?

— ¿Y?

— ¿Cómo que "y"? No seas estúpido, Elio. Piensa por una vez tú solito, ¿Quieres? — Volviendo la carta hacia él, se la pegé a la cara, de mala gana— ¿Sabes que esta carta está marcada con fecha de tres días después de su nacimiento? ¿Sabes qué significa "figlio", tan cerebrito como tú eres? Habla de un hijo.

— ¿Y qué? ¿En qué nos ayuda eso?

— Está claro. Buscamos una mujer italiana desesperada por encontrar a su hijo —Apuntó León— Aunque va a ser dificil, dado que Roma es enorme, y no tenemos ni puta idea de donde empezar a buscar —Sus venas del cuello empezaron a hincharse— ¡Y para colmo es tan dependiente como un bebé de tres meses! ¿Cómo vamos a pasar desapercibidos aqui si no paramos de buscarle, a ver?

— Bueno... Si gritas insultos en otro idioma, se van a dar cuenta de que italiano, lo que se dice italiano, no eres —Adrián miró atrás, con dificultad, y León acabó por destrozarle el hombro después de la provocación— ¿alguna sugerencia? 

— Podríamos...

— De la Rubia— Dije, empezando a enseñar una sonrisa de maníaco. Las tres cabezas se giraron hacia mi casi a la vez.— Claro que tenemos por donde empezar. Este Hugo nos esconde más de lo que creemos...

Ciao, BelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora