029♡:"De noticias e impulsos"

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—No te entiendo, ____, ¿qué quieres decir? —le pregunté después de analizar sus palabras por todo un minuto. Sin resultados, obviamente. Temí estarme volviendo lento de pensamiento.
________ inspiró y exhaló varias veces, aparentemente intentando calmarse.
—Ok, ¿por dónde empiezo? —se preguntó a sí misma antes de seguir, aguardé pacientemente… en apariencia—, ¿recuerdas que te dije que estos días estaba muy ocupada porque el doctor Mayer estaba en una convención? —asentí, sabía que me estaba viendo—. Bueno, resultó que era una cumbre muy especial en la que discutían nuevas técnicas de cirugía… —dijo emocionada otra vez, sin embargo aún no comprendía qué tenía que ver conmigo.
—Y eso me afecta porque…
—¡Justin Bieber! ¿¡No entiendes!? ¡El doctor encontró una nueva manera de operar la ceguera cortical!
La información penetró lentamente mi cerebro, como el agua enjabonada en una esponja hasta que al fin estaba comprendiendo, y aunque me parecía hilarante que se tratara de una… ni siquiera podía decirlo, ni siquiera podía crearme alguna esperanza, aún.
—¿Eso quiere decir que… —me levanté del sillón y comencé a caminar en círculos tomando mi cabeza entre las manos—,…que el doctor sabe cómo…?
—El doctor aprendió de los mejores médicos alemanes la mejor manera de operar tu ceguera, Biebs —completó ____ y me detuve en seco.
—¿De verdad? —quise saber girándome hacia su voz, todavía no podía creerlo. Casi un año de ceguera no me permitía confiar del todo en las cosas que sólo lograba escuchar.
—Justin —pronunció ________ cerca de mí—, de verdad —aseguró —. El doctor sabe que somos amigos y me mandó a comunicarte la noticia, quiere verte mañana en el hospital…
Y de nuevo me quedé congelado. Pero sólo por un segundo, lo que duré en tomar a ____ entre mis brazos y dar saltos por toda la habitación sin que me importara si chocaba con algo.
—¡Es verdad, Justin! —gritó ____, todavía más eufórica que yo.
Lo siguiente me dejó estupefacto. Y no sólo estupefacto, también asustado y desconcertado al principio. Y feliz y eufórico, un segundo después, cuando supe que esas suaves y cálidas carnosidades que acariciaban mis labios eran los de ____, que me tomaban y soltaban en un juego hasta entonces sólo imaginado por mí. 
No sabía qué hacer, porqué estaba pasando aquello, qué se suponía que significaba... sin embargo, el elíxir de sus besos pronto invadió mi cabeza y no pude pensar en preguntas y mucho menos en respuestas. 
Una pequeña, solitaria y casi olvidada voz, la misma que en antiguos tiempo me decía qué estaba bien y qué estaba mal, la misma que había escondido y amordazado desde que había conocido a ____ para no cometer el mínimo error en su presencia ahora me gritaba delirante que la besara, que aprovechara el momento sin importar nada más. Nada más que ella y yo, ni las razones ni los tiempos.
Coloqué mis manos en su espalda, sin apretarla, e incliné mi cabeza para que ella no tuviera que alzarse demasiado para alcanzarme, sonrió entre mis labios y acudí a besarla como si fuera lo último que hiciera en mi vida. Bien podía darme una cachetada en algún momento, o podría sonar el despertador de fondo devolviéndome a la realidad, pero mientras tanto disfrutaría de aquella sensación que me apretujaba el corazón con ternura y hacía que las mariposas en mi estómago revolotearan.
Besé sus labios y resultó ser cien veces mejor a cómo lo había imaginado, los acaricié como si se pudieran romper con la mínima presión, su aliento se mezclaba con el mío conforme aumentábamos el ritmo y nuestras respiraciones se aceleraban. Nunca me había importado menos olvidar lo básico de la naturaleza humana que era el acto de respirar.
Finalmente, y aunque mi cuerpo no quería que me separara de ella y mi mente rogaba por un poco más de su sabor, le di un pequeño beso como punto final, capturé primero su labio superior y luego su inferior, temiendo después lo peor.
Vamos, ____, cachetéame, sé que no quisiste…
Nos quedamos de pie y en silencio, con las frentes unidas, mis manos habían reptado hasta sus mejillas y las suyas sobre mi pecho, sin saber muy bien qué decir y, en mi caso esperando que el sueño desapareciera como todas las noches detrás de una nube de oscuro humo. 
Aquella oportunidad de operación no existía en realidad, así como ese maravilloso beso, pues el doctor Mayer no sabía la cura a mi ceguera y ________ jamás me besaría. Nada tenía sentido más que en algún mundo paralelo existente sólo en mi mente.
—¿Qué fue eso? —pregunté sin separarme ni un milímetro y pensando que algo malo había hecho para que la vida me torturara así con un sueño que llegaba tan lejos.
—Un beso —respondió ____ con una sonrisa en la voz—, un excelente beso, diría yo.
—Estoy de acuerdo —claro que lo estaba, ni siquiera Alice besaba así y no podía encontrar la minúscula comparación entre ellas.
—Eres un gran besador —susurró.
—Gracias.
—No es que haya besado a muchos chicos antes que a ti, pero… definitivamente, es el mejor beso de mi vida.
Reí entre dientes. La manera en la que hablaba me parecía todavía más imposible. ¿Con qué otra palabra podía describir la nota de adoración en su repique que campanillas?
Su suave voz lo era todavía más en ese momento. Y aquello sólo confirmaba mi teoría del sueño. Aún así quise continuar. Luego sufriría, pero no me importaba si estaba entre los brazos de ________.
—A lo que me refería era al porqué del beso —puntualicé.
____ suspiró y su aliento me rozó la piel, haciendo que me estremeciera. ¡Qué sueño tan real! Continuábamos con las frentes unidas, yo trazaba dibujos en su mejilla con la yema de los dedos al tiempo que ella había empezado a acariciar mi cabello.
—Es algo que… —comenzó ella—, vengo deseando hace tiempo, la verdad y que no pude evitar cumplir ahora. Pido perdón si esto está mal. Aunque no puedo decir que me arrepienta.
—Ah —gemí.
Me enderecé y tomé su mano para que volvamos al sillón mientras meditaba sus palabras. Nos sentamos y fue entonces cuando estaba seguro que estaba durmiendo en mi cama aún.
—Debería decir que está mal, que está pésimo, que esto no puede pasar y que deberías saberlo.
Ella se soltó de mis manos lentamente, recordé las películas en blanco y negro donde una pareja se despedía y sus manos se negaban a separarse y sentí como si una brisa helada me recorriera el cuerpo.
—Ok —musitó y creí oír que se le quebraba la voz.
—Oye —la llamé estirando una mano que ____ tomó a la distancia—. Dije que debería decirte que esto está mal… porque, ________, mírame, soy un inútil y no digas que no porque lo soy si me comparo contigo o con cualquier otra persona. Tú no te mereces alguien como yo, te mereces alguien mejor, alguien que pueda contemplarte fijamente a los ojos. No un ciego que te necesita casi tanto como el oxígeno, porque te necesito, ____.
»Pero no soy tonto y no lo suficientemente egoísta como para condenarte a una media vida conmigo, porque esa operación bien no podría funcionar y seguiría como si nada, sólo que seguiría necesitándote de todos modos.
»Aún así, tampoco me arrepiento de ese beso, debes saberlo —finalicé susurrando y con la cabeza gacha, como si quisiera evitar su mirada, que de todos modos sentía que escrutaba mi rostro.
____ le dio un beso a una de las manos que sostenía y luego la puso en su mejilla de nuevo.
—Justin, ¿te estás escuchando? ¡Es ridículo! Y me sorprende que alguien como tú piense de esa manera. No me importa que no puedas verme, no te pierdes de mucho la verdad. Tampoco me importa que seas ciego, ¿lo entiendes? —tomó mi rostro entre sus manos y volví a aspirar su aliento.
—Eso es lo que dices ahora, pero a la larga te cansarás y no puedo culparte por ello. ¿Qué pasará si… supongamos, quieres ser madre? ¿Qué pasará si quieres casarte? Estoy seguro de que lo echaría todo a perder.
—Escúchame, Justin —me ordenó y por primera vez la oí amenazadora —, ¿puedes dejarme decirte todo lo que quiero decirte desde hace tanto? Hace tiempo estoy soñando con esto y necesito que me escuches —tomó una bocanada de aire y continuó—: dame una oportunidad de mostrarte que nada será diferente a cualquier otra relación, por favor, sé que eres el ser más sensible del mundo, que eres el más tierno y brillante, te pido por favor que me des una oportunidad de compartir tu mundo. Dime la verdad, ¿no me quieres ni un poquito o es sólo el prejuicio del ciego? —musitó y la voz se le quebró. Estaba llorando.
Había logrado que ________ llorara, me merecía el infierno.
—No llores, por favor —le pedí acariciando su rostro y buscando las lágrimas que estuvieran cayendo —. _____, claro que te quiero y no es un poquito, puedo asegurártelo, no tienes idea de cuánto luché por olvidarte. Pero tengo miedo.
—¿Miedo a qué? —preguntó ella presionando mi mano en su mejilla otra vez, eso me calmaba y a la vez me aceleraba los latidos—, no te abandonaré si es lo que piensas —guardé silencio, ni siquiera ella podía asegurarlo.
Mi mentón rozó mi hombro derecho cuando volteé el rostro, ocultando mi mueca de dolor, me sentía impotente, mis manos cayeron flácidas sobre mis piernas, estaba dividido entre la racionalidad y su consiguiente pánico y el amor que sentía por ella con el deseo de tenerla para mí por siempre. 
Quería besarla de nuevo, después de mucho tiempo me había vuelto a sentir vivo y no en aquel estado de insípida realidad.
—Me pides que no llore y tú te pones a llorar, eso no es justo —rezongó ____ haciendo que levantara el rostro y siendo ahora ella quien secara mis lágrimas.
Reí quedamente.
—¿Puedes acercarte? —susurré con una mano tendida. Ella la tomó pronto y la puso en su rostro otra vez.
Mis dedos se movieron por la seda de su piel memorizando sus líneas, hasta llegar a sus labios entreabiertos, aún más suaves. 
¿Podría hallar un camino a ellos en medio de mi oscuridad? ¿Podía al menos hallar un camino hacia ella?
Me acerqué lentamente guiado por el calor de su cuerpo y el aliento que se escapaba de su boca, me detuve a medio centímetro.
—¿Estás segura de que esto no es un sueño? —quise saber antes de sufrir un poco más. Si lo era me pasaría retorcido en la cama el resto del día después de despertar.
—Lo cierto es que no lo sé —admitió ella—, la verdad es que no tienes mucho de real. 
Volví a reír, sin saber muy bien a qué se refería. A esa distancia de ella a apenas podía pensar. Su aroma a jazmines me estaba nublando la mente desde hacía un buen rato antes.
Me decidí por desaparecer la distancia que nos separaba y me topé con sus labios justo donde los había calculado. 
Dudé un segundo y ____ lo notó, acarició mi mano, subiendo por mi brazo, mi hombro, mi cuello y se instaló en mi nuca. Lo interpreté como un ‘continúa'.
Sus labios eran precisos, mientras que los míos titubeantes, ella me insufló seguridad a medida que nuestro beso se aceleraba, haciéndose más y más pasional con cada segundo.
Su torso se curvó hacia el mío, todo lo que le permitía nuestra posición de sentados en el sillón de tres cuerpos del living de casa, a la vez que mis manos descendían por su espalda, y más abajo hasta su cintura.
No temía ser osado con ella, si después de todo se trataba de un sueño no ligaría algo más doloroso que una cachetada. Pero todo parecía demasiado real para serlo y lo cierto era que no me importaba mucho.
Al fin habría un ‘________ y yo’ como siempre había imaginado.

"Pero los ojos son ciegos, A veces hay que buscar con el corazón"

***

Les dije que iba a estar bueno( ͡° ͜ʖ ͡°), a quien engaño, LE CHANTO EL BESOOO CTM sdfghjklñlkjhgh *Taldos* dfghjk espero sus comentarios sdfghj         

LECTORAS FANTASMAS APARESCAN HUEON :'( 

Midnight Light.|Justin Bieber| {adaptada}TerminadaWhere stories live. Discover now