014♡: "Nervios y...nervios"

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—¿Biebs? Despierta —me llamó su voz aquella mañana—, buenos días, dormilón.

¡Oh, demonios! Ese cosquilleo en mi estómago no debía estar allí.
—Buenos días, _______ —musité nervioso de sentirla hablar tan cerca de mí.

—Espero no te moleste saber que te dejé dormir un poco más.
—¿Qué hora es? —quise saber confundido al tiempo que salía de entre mis sábanas y estiraba mis músculos.

—Las diez —dijo medio avergonzada—. Lamento si querías despertar antes, pero es que te veías tan tranquilo mientras dormías que me daba pena.

Mi corazón dio ese vuelvo extraño que sentía con mucha frecuencia últimamente. Me odié por ello.
—No te preocupes, después de todo no es tan tarde.
—Ok, supongo que quieres que te deje para que puedas cepillarte los dientes. Estaré preparando el desayuno.
Sólo pude asentir, sentándome al borde de mi cama. 
En mi fuero interno, me pregunté si podría posponer un poco más las clases para que pudiera disfrutar de su compañía sólo uno o dos días más. 
Me adentré torpemente al baño, con pasos temblorosos y las manos extendidas hacia delante, un metro después de pasar por la puerta me di un buen golpe en la cadera con el lavabo. Luego de maldecirlo me coloqué frente a él -o lo que me supuse era el frente-, y busqué a tientas mi cepillo de dientes, recordaba que los colgábamos en una especie de canastito de plástico incrustado en la pared, a mi derecha. 
Era imposible saber cuál me pertenecía, estúpidamente recordé que el mío era de color azul, como si eso ayudara, todos se sentían iguales.
Me debatí entre llamar a _______ y preguntarle o simplemente tomar uno cualquiera, nadie se daría cuenta…
—El tuyo está al lado del grifo —dijo una voz desde la puerta. La sonrisa se me extendió por el rostro de manera automática.

—Oh, gracias. Estaba a punto de llamarte —le expliqué a ____.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó desde la misma distancia.

—Creo que sí —acepté y un par de segundos después me colocó el pomo de la pasta de dientes en una mano y mi cepillo en la otra.

—Hazlo así —me instruyó pacientemente moviendo mis manos haciendo que presionara el pomo y escuchara el ligero rasgueo de aquel sobre las cerdas del cepillo-. Listo, ahora es tu turno de no quedar con la nariz oliendo a menta -y rió melodiosamente.

Iba a unirme a sus risas pero estaba concentrado en mi pequeña tarea y en controlar mis respiraciones ante aquel sonido.
 Mañana te daré clases acerca de cómo preparar algo en la cocina, ¿estás de acuerdo?—inquirió mientras sentía el aroma a café inundando la habitación.

—Ok —contesté sin ganas.

Cada vez faltaba menos para que se fuera, y si era posible me sentía peor con cada minuto que dejaba atrás. No quería pensar en el momento en que tuviera que despedirla, ni siquiera podía formar qué palabras podría decirle. No estaba seguro de ser capaz de soltar un ‘Adiós, _______’.
Pronto me encontré sentado en el comedor familiar, esperando mi desayuno. Extrañaría eso, el aroma a café recién molido flotando en el aire, acompañado con el delicado perfume de mi cuidadora, nadie podría percibirlo como yo ya que era muy sutil.
______ suspiró sonoramente a unos metros.
—¿Estás bien? —por primera vez había sido yo quien lo preguntaba. Estaba un tanto… preocupado por cómo había sonado su soplo.

—Sí, no te preocupes —supe que quiso hacerme tragar esas palabras, pero yo era muy fino de oído y algo no estaba bien en el timbre de su voz-. Iré a darme un baño mientras desayunas, te prometí un paseo como la gente, ¿recuerdas?

El vapor del café me rozó la barbilla por lo que supe que ya tenía mi alimento enfrente.
—Es verdad —coincidí.

—Ok, vuelvo en un momento.
Me dediqué con excesivo cuidado a tomar mi desayuno, no quería pensar otra vez en aquella sensación de vacío que me inundaba cada vez que recordaba que podía contar con ____ sólo por otra semana.
¿En qué demonios estaba pensando cuando me enamoré de ella?
Creí haber dicho que lo primero que figuraba en mi lista de “lo prohibido” era el amor.
¡Pero no! Allí estaban las manos del destino complicándome la existencia otra vez, como si ya no la tuviera complicada con la ceguera encima. 
Comencé a comprender que la vida no era ni pizca de sencilla en ninguno de los sentidos que antes creía. Al contrario, era malvada al máximo grado. Estaba al tanto de que vivir no era fácil, siempre había caídas y gente que quisiera dañarte. 
Luego quedo ciego. La vida aparte de difícil, era oscura y amarga. 
Y ahora, me enamoraba de la última persona en la que me debería de haber fijado. La existencia pasaba a ser difícil, oscura, amarga y cruel. Por un momento supe que esa lista de adjetivos negativos seguiría creciendo en adelante.

Midnight Light.|Justin Bieber| {adaptada}TerminadaWhere stories live. Discover now