Mi sangre sucia ||Draco y tú|| 《T1》

𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟓:𝐀𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐨𝐬

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15. ATRAPADOS
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Las clases comenzaron una semana después con bastante intensidad.

En la clase de pociones de hoy en la mañana el profesor Snape nos puso a probar nuestros antídotos en nosotros mismos.

Cuando llegó la noche y todos volvimos a nuestras salas comunes se me acercó un niño de primero un papel en la mano, me lo entregó y salió corriendo hacía la habitación de los chicos. Abrí la nota la cual era breve.

En veinte en la Torre de Astronomía

Me levanté del sillón en el que estaba sentada y me dispuse a salir pero la voz de mi hermana me detuvo.

—¿A dónde vas tan tarde _______?

—No es tarde Herms, son las ocho y media, va a ser sólo un momento. Nos vemos en un rato —me despedí y salí por el retrato.

Al llegar a la Torre de Astronomía el rubio ya estaba ahí, se encontraba apoyado en la barandilla mirando el paisaje un su pelo moviéndose lentamente a causa del poco viento que corría en la Torre. Me acerqué sin hacer ruido para asustarlo, y cuando estuve detrás de el susurré en su oído.

—Bo.

El salto que pegó el platinado fue tan grande que se podría igualar o comparar con el de el gato de mi hermana. Haciendo que riera

—¡Por Salazar, que susto me has dado! —Y ante este comentario solté una carcajada aún más fuerte—. No le veo la gracia —dijo serio a lo que yo intenté mantenerme seria también pero con poco éxito.

Cuando por fin me calmé de mi ataque de risa vi que Draco estaba mirándome con el semblante serio y los brazos cruzados.

—Oh vamos, ¿te enojaste? —pregunté acercándome a él con una sonrisa.

—No, para nada —respondió cortante.

—¿En serio? —dije mientras me acercaba más para besarlo, sin embargo, él al ser más alto que yo levantó la cabeza haciendo que le de un beso en el cuello—. ¿No era que no estabas enojado? —le dije mientras empezaba a darle pequeños besos en el cuello haciendo que riera.

Draco me tomó por la cintura y bajó la cabeza para poder besarme apasionadamente como forma de saludo.

—¿Se te fue el enojo? —pregunte con una sonrisa inocente

—No estaba enojado —me respondió de la misma manera.

—Si claro y mi hermana no es la mejor bruja de nuestra generación —contraataque riendo.

Seguimos un rato más en la Torre hasta las diez y luego bajamos.

Cuando estábamos llegando a el séptimo piso escuchamos pasos y rápidamente nos escondimos detrás de una columna quedando bastante cerca el uno del otro. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca cerré los ojos esperando que no nos vieran pero para mi mala suerte nos habían visto.

—¿Qué hacen a estas horas fuera de la cama? —pregunto la gélida voz de Snape.

—Ehhh... —empecé a decir pero Snape me cortó.

—El toque de queda fue hace una hora y quince minutos y ustedes están afuera. Quiero para mañana después del desayuno un ensayo sobre antídotos de ocho páginas.

—Profesor eso va a ser imposible ella no se levanta tan temprano ni que le tiren un balde de agua —replicó Draco.

—No me importa señor Malfoy, para mañana después del desayuno, ahora váyanse a sus respectivas salas comunes —dio la vuelta y se fue por el corredor.

—Te vas a tener que levantar temprano _______ —dijo Draco burlón.

—Agh, ¡no quiero! —espeté como una niña pequeña.

—Vamos —dijo con diversión.

Llegamos al retrato de la Dama Gorda me despedí con la mano y entré.

[...]

Siente y diez de la mañana y yo me encontraba despierta. Vaya mierda.

Me acomodé el pelo como puede y salí de mi sala todavía media dormida.

—Llegas diez minutos tarde —me reprochó Draco apenas salí del retrato.

—Agh no me fastidies que no estoy de humor —le contesté mirándolo mal.

—Uyy ahora se que no debo despertarte temprano —se burló.

—Idiota.

—Enojona.

—Rubio oxigenado.

—Es natural chiquilla —dice acercándose a mi.

—No se vallan a besar enfrente de mí —nos interrumpió la Dama Gorda.

—No nos íbamos a besar —dijimos al mismo tiempo.

Nos fuimos de ahí y fuimos a la biblioteca para hacer el trabajo. Al terminarlo ya era la hora del desayuno.

Cuando nos dirigimos a desayunar nos topamos con Snape y le entregamos el trabajo con una sonrisa de suficiencia. Para luego ir a desayunar tranquilos.