Preguntas y sonrisas

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Día 57 - Jueves

10/05/2018

El siguiente jueves, Noah salía de la escuela con muchas más ansias de lo que un adolescente podría tener al retirarse de ese lugar. Nunca había deseado tanto que los días pasaran al igual que las horas de clases tanto como ese día. No había dejado de mirar el reloj en la pared, con todas sus cosas ya prolijamente guardadas, para así cuando en el mismo instante en que su hora de salida llegara, no perdiera ni un segundo en cruzarse con Angel.

Noah pensaba en que si se apresuraba, tal vez tendría más tiempo para escuchar la voz de Angel antes de que él tuviera que entrar a clases.

"Cariño"

Esa palabra seguía rondando por su cabeza a cada minuto siendo pronunciada por él. Pensaba que era el apodo más común y simple de todos, pero que la dijera él ya la convertía en el más especial de todos.

Ni siquiera el hecho de que Teo había vuelto hace unos días le afectaba en lo más mínimo. Sí le había llamado la atención que a pesar de volver a sentarse a su lado, no le había dirigido la palabra en ningún momento. Él no sabía si eso debería de preocuparle, pero sentía que no había espacio para eso en ese momento. Se sentía demasiado feliz como para pensar en algo más.

Cuando giró en la esquina, se encontró a Angel a solo unos pasos de él. Al verse, los dos sonrieron inconscientemente.

La felicidad recorrió los sentidos de Noah al pensar en que Angel también debía haber querido tener más tiempo con él, para que se encontrasen tan rápido. Él no sabía si era cierto, ni siquiera tenía por qué pensarlo pero simplemente lo hizo porque quería sentirse igual de especial que una persona normal.

- ¡Hola, Noah! -. Dijo con el mismo ánimo y alegría que había observado en él desde el primer momento en que lo vio. Llegó hacia él y las mejillas de Noah se volvieron de un rojo más intenso.- ¿Te encuentras bien hoy? -. Noah asintió también formando una sonrisa.- ¡Que bueno! Yo también. Aunque te confieso que me gustaría repetir la escapada a Sugar Hills contigo -. El castaño levantó la mirada en asombro.

¿Quería volver a salir con él? Eso lo llenaba de sorpresa y confusión. ¿Cómo es que alguien como él había tenido algo de interés por Noah? .- Lamentablemente ya no puedo, la regla de las faltas ya no me lo permite -. Soltó una risa.- Pero ya podremos repetirlo algún otro día -. Le dedicó una perfecta sonrisa.

Noah mordió su labio y comenzó a jugar con sus manos. Tenía la mirada avellana de Angel sobre él y no sabía qué hacer. Quería también preguntarle algo, o decir algo pero nada podía lograr pronunciar de nuevo. Con Angel todo era distinto. El temor de hacer algo mal y terminar por alejarlo era tres veces más potente que cualquier otra persona y no entendía por qué. Le estaba constando mucho más teniendo a Angel en frente, parecía como que todo lo que alguna vez había avanzado, nunca hubiera sucedido.

- Hey, todavía tengo un tiempo antes de entrar a mi clase, ¿te parece si nos sentamos en alguna de las bancas de los jardines del Instituto?

Noah no tardó en asentir entusiasmado a tal petición. Sentía que él también le agradaba a Angel y eso lo ayudaba un poco más en entrar a tal confianza en la cual tal vez más adelante lo haría hacer responder sin gestos corporales y sin sentir que tendría un ataque de nervios.

- Genial, ven -. Comenzaron a caminar de nuevo hacia el Instituto. No había nadie por los alrededores así que aprovecharon a sentarse en la más cerca que tuvieron. Noah metió las manos dentro de su suéter y observó las flores a sus alrededores moverse por la brisa de primavera. - Noah... -. Angel llamó su atención y él lo miró al instante.- Me gustaría saber más de ti, ¿está bien? -. El castaño comenzaba a sentirse importante. De verdad lo hacía y eso lograba que un estallido de felicidad se produjera en su interior. Asintió sintiendo sus mejillas calientes.- Bien. ¿Qué tal si empezamos por que me digas... mmm -. Lo pensó por unos momentos, entrecerrando sus ojos y mirando hacia el suelo por unos segundos. A Noah le pareció el gesto más tierno.- ¡Ah! ¿siempre has estudiado en este Instituto?

Noah asintió.- ¿Vedad? Yo no, en realidad es mi primer año aquí. Bueno, supongo que estas en ante-último año, ¿no es así? Igual pareces más pequeño, ¡eres tierno! ¿Tienes quince?

Negó y mordió su labio inferior como habitualmente lo hacía sintiendo su cuerpo temblar y su rostro enrojecer al escuchar a Angel llamarlo tierno tan simpático. Angel hablaba mucho y eso a Noah le encantaba. Luego tomó aire y soltó. - Dieciséis.

Angel sonrió mucho más al escucharlo hablar sin que él se lo pidiese. Entonces intentó darle un poco más de seguridad y ver si lograba que pronunciara algo más.- ¡Oh, igual eres tierno! Yo tengo diecisiete, pero estamos en el mismo año. Supongo que es por tu fecha de cumpleaños. ¿Cuándo es?

Noah mordió su labio inferior. Las preguntas que él no podía responder con asentimiento o negación estaban empezando, al igual que el nudo de nervios en su estómago.

- Diecisiete de octubre.

- Claro... -. Angel asintió comprendiendo.- Yo cumplí el quince de enero. Bien, ¿Te gusta la música?

Lo miró atento. Noah asintió con una sonrisa. Claro que le gustaba la música.

- ¡A mí igual! Dime, ¿tocas algún instrumento?

Noah volvió a asentir sin quitar la sonrisa de su rostro.

- ¡Eso es fantástico! -. Noah rió al notar el entusiasmo de Angel. - ¿Y qué tocas?

- Piano.

Angel lo miró directo a los ojos con una gran sonrisa.

- ¡Impresionante! Debes enseñarme, eh, yo no sé tocar ni el triángulo -. Dijo con un tono de gracia. Noah asintió divertido y los dos rieron. Noah no podía creer estar riendo con él, pero simplemente no lo podía contener. Ese chico estaba logrando que su confianza volviera y su pecho no podía contener la alegría.

Algunos alumnos de la clase de Angel comenzaron a llegar y puso una cara de fastidio. - Oh, me temo que nuestra charla ya debe terminar por hoy -. Los dos se levantaron del banco. Noah no quería que su charla terminara, pero de igual forma estaba muy contento.- Ha sido divertido, eres interesante. Nos vemos pronto, Noah.

Otra sonrisa salió dedicada a él y se giró para entrar al Instituto. Noah sentía que su pecho estallaría de emoción.

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora