El primer paso

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Día 46 - Jueves (2/2)

26/04/2018

Noah estaba estático en su lugar. Finalmente conocía el nombre del chico rubio y piercing en la nariz que tanto deseaba por conocer.

Angel. ¿Era posible que su nombre encajara a la perfección con él?

Sabía que a partir de ese momento, su nombre quedaría grabado en su mente. Quería saberlo desde el primer momento en que lo vio. Desde el primer momento en que cruzaron miradas. Al fin saberlo era como aprobar el examen de último año. Así se sentía Noah en ese momento, no lo podía negar. Casi quiso reír al pensar en que su rostro literalmente se lo podría describir como un mismísimo ángel y su nombre era literalmente ese. Seguía creyendo que no existían mucho las casualidades pero definitivamente los padres de Angel habían elegido muy correctamente el nombre.

- ¿Cuál es tu nombre? -. La frase salió de su boca en un tono muy alegre. Cualquier pensamiento anterior se borró de su mente y se paralizó al escucharlo. Tragó saliva, sentía su corazón latir a mil por hora. Continuaba quieto, sin mover un músculo. Él había estado deseando casi todo el mes poder tener una conversación con Angel y ahora que tenía la oportunidad simplemente la estaba desperdiciando.

"Callado y quieto te ves más bonito" Sintió ganas de llorar cuando la voz de Teo diciendo esa frase volvió a aparecer en su cabeza. No podía hacer nada para borrarla. Era como si se la había tatuado en lo más profundo de su interior y no hubiera manera de quitarla. Pensar en eso lo volvía mucho más débil.

Angel sonrió de lado. Con un tono mucho más suave preguntó.- ¿Puedes decirme tu nombre? -. Noah lentamente asintió. Angel ya había descartado la posibilidad de que Noah no pudiera hablar. Sin embargo, usaba ese tono suave para que se sintiera más seguro.- Bien. ¿Qué te parece si me lo dices?

Finalmente tomó todo el valor y voluntad que su cuerpo daba y exclamó:

- Noah.

Intentó que no sonara como un susurro pero a penas lo logró. No había tenido una conversación amistosa más que con Abby en toda su vida. Pero definitivamente hablar con el chico que lo traía loco era subir diez niveles seguidos. Estaba teniendo una lucha consigo mismo en su interior por tratar de actuar normal, ir contra sus miedos y afrontar todo su terror. No lo estaba logrando del todo. ¿Cómo podía ser que apenas podía decir una palabra? Decirle su nombre a Angel fue como intentar pasar el nivel más difícil de su juego favorito. Sobrepasaba completamente cualquier antiguo sentimiento de angustia, temor, o fobia, todo en un nivel más extremo.

- ¡Tienes un nombre muy lindo! -. Sonrió. Todos sus sentidos dejaron de funcionar por un momento cuando escuchó aquel cumplido. Angel sintió la vibración de su móvil en su bolsillo del pantalón y lo sacó, observando el mensaje de uno de sus amigos preguntando dónde se encontraba. - ¡Oh! Parece que se me está haciendo tarde para entrar al Instituto. Bueno, fue lindo conocerte. ¿Nos vemos otro día? -. Noah inmediatamente asintió.- Genial. Adiós, Noah.

Y otra vez se sintió desmayar cuando Angel guiñó un ojo hacia él. Lo observó continuar con su camino en dirección al Instituto, con un notable rojo en sus mejillas y nariz.

Noah no asimilaba que había tenido una conversación con él. Y aunque apenas una palabra salió de su boca, se sentía algo orgulloso de sí mismo. Debía contarle a Abby lo ocurrido. En ese instante se daría cuenta cuánto había avanzado. Hace unos años, si alguien que no fuera su mejor amiga o sus padres le hablara, él hubiera terminado con un ataque de pánico y hasta vomitando. Pero nada de eso ocurrió, nada.

Su sonrisa apareció en su rostro y una ola de alegría pasó por él. Si hace un tiempo atrás le hubieran dicho que había logrado intercambiar palabra con otro adolescente que no fuese su mejor amiga, se hubiera reído ya que no se hubiera creído tan valiente. Pero ahora todo era distinto. Lo estaba logrando, finalmente lo hacía.

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora