El estigio

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*Perséfone*

Entro en la habitación la cual es igual a todo en este lugar; desolado, gris y frío. Me da escalofríos al solo pensar tenerme que quedar en un lugar como este. No es lo que quiero, no creo que sea el sueño de alguna mujer vivir en un lugar tan horrible como este. Puedo escuchar los gritos de los muertos a través del pequeño balcón que se encuentra en la habitación.

Quienes parecen los sirvientes de Hades me tratan de manera seca y sin una pizca de delicadeza al quitarme las vestimentas que traigo. Me siento indefensa ante un trato como este, pero no quiero replicar, siento que podría ser peor si lo hago y no quiero tener problemas. El vestido que me ayudan a colocar es de un color azul oscuro, por alguna razón cae perfecto con el sofocante ambiente del lugar.

Una figura aparece en la entrada de la habitación, puedo sentir como me analiza de pies a cabeza; Hécate. Su mirada produce desconfianza en mi, sé que me juzga y estudia solo con sus ojos y me parece un poco frustrante. Cuando terminan de adecuar el vestido me acerco a ella, es un poco más alta que yo, pero no lo suficiente. Confronto su mirada y frunzo el ceño -Quiero ir con Hades- ordeno. Hécate me mira con seriedad, se gira y camina. Yo la sigo.

Los pasillos son oscuros y fríos, las llamas de color azul no hacen que sea muy visible por donde voy y no es del todo agradable, solo es miedo lo que transmite y no me agrada. -¿Por qué me sigues?- pregunta Hécate con seriedad. Yo le miro con el ceño fruncido, de nuevo, no quiero que el miedo ciegue mi determinación.

-Quiero ver a Hades- vuelvo a decir. Se gira sobre sus talones y me mira con seriedad, no permito que esa actitud me haga retroceder

-¿Por qué quieres verlo exactamente?- pregunta.

-¿Por qué te diría?- respondo.

-Yo también quiero saber- comenta una presencia mucho más grande que Hécate. Veo a Hades caminar desde el fondo del pasillo hacia donde nos dirigíamos. Su rostro no muestra emoción alguna, como siempre- Vamos, continúen- comenta, parece utilizar un tono divertido, pero su expresión no cambia en nada. Es doloroso no poder ver ni siquiera un sonrisa en su rostro, puede tener una sonrisa hermosa y no soy capaz de verla... pero no debo pensar en eso. No es el momento.

-¿Puedo hablar contigo?- pregunto con seriedad. Hades se acerca a mi con la horca en su mano, camina despacio haciendo que la horca golpee contra el suelo produciendo un sonido estridente a través del pasillo. Hécate hace una reverencia y sale de mi vista. Hades comienza a caminar frente a mi, me observa; quiere que camine a su lado. Decido alcanzarlo y caminamos uno al lado del otro.

Lo siento tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo, como si realmente lo hubiera tenido cerca mucho tiempo, pero no emana calor, solo hay un frío increíble a su alrededor y hace temblar mis manos. Quiero salir de aquí de inmediato -¿De que quieres hablar?- comienza, su voz es suave, no es como aquella con la que ha hablado todo este tiempo. Le miro a los ojos para encontrarme con esas esmeraldas brillantes observando fijamente.

-Quiero volver a casa- susurro desviando mi mirada de sus ojos. Descarga su horca demasiado fuerte contra el suelo haciendo que yo salte hacia un lado. Él parece leer mi reacción y hace desvanecer la horca de su mano.

-No- contesta firmemente, pero su voz no contiene ese tono de autoridad que he escuchado todo este rato. Sus ojos parecen iluminarse con las llamas azules haciendo que los colores jueguen de un lado al otro- Eres mi prometida, no te dejaré ir

-No he aceptado- contesto con el ceño fruncido, volviendo al mundo real después de su respuesta

-No la necesito- su voz es seca. Levanto su brazo izquierdo y lo levanta, lo acerca a mi rostro, pero retrocede a unos milímetros- No la necesito- repite en voz más baja. Oculta su brazo de nuevo bajo la capa y continúa caminando.

-¿Que?- pregunto alcanzando su paso- El matrimonio el la unión de un hombre y una mujer, debe ser bilateral. No estás tomando mi opinión en consideración siquiera

-No me importa- responde firmemente. Su ceño se pronuncia más. Quiero gritarle, quiero golpearlo y correr a la salida, pero no sé en que me beneficie ello.

-Te odio- susurro. Él se voltea con los ojos muy abiertos y pronuncia un "¿que?", su voz queda lo hace sonar temeroso de mi respuesta y me hace sentir con valor para responderle- ¡Te odio!¡Eres un tirano idiota egocéntrico!- y corro hacia la habitación. Me derrumbo sobre la cama y grito entre la almohada.

ESTOY MUERTA.

The Queen Of Underworld (PUBLICACIÓN LENTA)Where stories live. Discover now