Su confesión me alteró, llevaba casi un año durmiendo en el piso y yo ni siquiera lo sabía.

—¿Por que? —pregunté desconcertado.

—Por que tengo miedo de que no despiertes —chilló— tengo miedo de que te pase algo mientras duermes y no haya nadie para asegurarse de que no mueras.

Sus lágrimas brotaron de sus ojos mojando la almohada.

Le abracé de inmediato para calmarle pero su llanto no paraba, mi hermano había estado cargando con eso por casi un año y yo no lo sabía, no había estado presente para apoyarle.

—No me pasará nada de acuerdo —dije besando su frente.

Él me abrazó fuerte, me dolió pero no podía hacérselo saber.

Al fin de un rato se quedó dormido de tanto llorar y yo con él.

Desperté por el sol en mi rostro, eran la seis y algo, tenía que prepararme para no llegar tarde con Santi.

Me prepare y baje por la rampa mal diseñada que había hecho mi padre para mi, mi madre estaba sirviendo el desayuno para todos, en cuanto me miró estoy seguro de que casi le da un mini infarto.

—Wint qué haces despierto tan temprano —exclamó mi madre con asombro.

—Bueno planeaba desayunar antes de ir a la escuela —conteste abrumado.

Mi padre casi se ahoga con el jugo por lo dicho, mi madre le miró con esa mirada que nos aterraba.

—Siéntate cariño —sonrió ella.

Me senté a un lado de mi hermana pues Nike estaba en mi lugar y no planeaba dirigirle la palabra.

—Hoy no puedo llevarte —me dijo Sunshine para darle un bocado a su desayuno.

—No es necesario vendrán por mi —comenté mientras miraba con amor el tocino frente a mi plato.

Un silencio se hizo y todos me miraron.

—¿Quien vendrá por ti? —preguntó mi madre ahogando su emoción.

—Santiago —le respondí como si nada.

—Santiago, el Santiago —dijo Nike confundido.

Yo asentí sin importancia.

—¿Hay algún problema con ese tal Santiago? —preguntó mi padre.

—Solo es el idiota que solía molestar a Winter todo el tiempo —contestó con rabia— no iras con ese imbecil.

—Tu no estás en derecho de decirme con quien puedo ir o no —le grité molesto.

—Me di de golpes con él para protegerte así que yo creo que si —exclamó furioso.

—Es mi amigo —lo llame por primera vez— no te metas en mi vida.

—Chicos —nos llamó mi padre.

—Tu te fuiste cuando más te necesitaba así que ahora no puedes volver y decirme que hacer como si fueras un buen hermano —le grité.

Todos se quedaron en silencio, el pitido de un auto nos sacó de ese estado.

—llegaron por mi —dije para levantarme de la mesa.

Salí sin despedirme de nadie, estaba seguro de que mi madre saldría tras de mi pero no fue así, la pude ver llorar desde afuera.

—Invierno —saludó Santiago.

—Santi —dije aún enojado.

Abrí la puerta de su auto y trate de subir pero era imposible, él me miraba divertido.

Winter Jones, las sombras de invierno.Where stories live. Discover now