-Ese lugar en el que están ¿Vamos a vivir todos?-Sean se recargó en el respaldo de su silla

-James todavía está buscando otras opciones al igual que Ana y August-tomó otro gajo de manzana y empezó a comerlo-Tenemos que estar de acuerdo todos y evaluarlo en conjunto-

-¿Por qué?-comí la última cucharada de cereal y me giré hacia él

-Porque es decisión de todos-suspiró-Todavía queremos permanecer juntos así que... todos estamos involucrados-terminó de comer el gajo de manzana y volteó a verme-Tú también tendrás que opinar-

-¿Yo?-Sean asintió

-Tú también vives con nosotros-colocó su brazo extendido sobre el respaldo de mi silla y se inclinó hacia mí-En palabras de Lucy y de James, tu opinión es de las más importantes-elevó ambas cejas-En el nuevo lugar tienes que sentirte cómodo-sonrió y con su mano libre, sostuvo mi barbilla-Si no te gusta o no te sientes cómodo, buscaremos otro lugar con las mismas condiciones de seguridad-besó mi frente y tomó distancia-También quiero llevar a cabo la primera parte de mi plan, será una buena distracción mientras nos dirigimos hacia donde James y Lucy se están quedando-asintió para sí mismo

-¿El plan del que me habías comentado?-me levanté de mi lugar

-Sí, lo llevaré a cabo el viernes en la noche-lo vi entrecerrar sus ojos y supe que estaba pensando para sí mismo, así que simplemente asentí mientras tomaba mi plato vacío y lo colocaba en el fregadero para empezar a lavarlo.

Me entretuve lavando primero la cuchara y, cuando estuve a punto de tomar el plato para empezar a enjuagarlo, Sean se posicionó atrás de mí mientras colocaba sus utensilios en el fregadero

-Estuvo rico...-murmuró cerca de mi oreja provocando que me erizara

-No fue un gran desayuno...-me estremecí al sentir su respiración en mi cuello y empecé a frotar con lentitud el plato que había utilizado. Mis manos estaban volviéndose torpes por el acercamiento de Sean.

-Fue buena idea lo de la fruta-sonreí nervioso

-Si ¿Verdad?-lo reafirmó con un pequeño sonido y después recargó su pecho en mi espalda mientras colocaba sus manos en mi cadera. Lo sentí cerca. Muy cerca de mí y estaba consiguiendo que me pusiera nervioso. Por alguna extraña razón, me sentí más expuesto cuando Sean me tocó en el cuarto de lavado que anoche, cuando estábamos acostados en mi cama.

Y ahora que, nos encontrábamos de pie, me sentía igual de expuesto y vulnerable.

¿Por qué?

Continué lavando mi plato hasta que las manos de Sean se introdujeron bajo mi playera y empezaron a tocar la piel de mi abdomen. Primero fueron simples roces que iban de un lado hacia otro, no era para que me pusiera más nervioso de lo que ya estaba, pero cuando Sean colocó su barbilla sobre mi hombro, pude sentir su erección en mi espalda baja; rozando con mis glúteos.

Podía sentir la firmeza y el calor que la caracterizaba. Ya era imposible de ignorar.

Los dedos de Sean rozaron mis tetillas y no pude evitar retorcerme. Inmediatamente, escuché su risa cerca de mi oreja

-¿Te agrada?-murmuró y me estremecí por su aliento al estrellarse contra mi cuello

-Si...-conseguí responderle aun cuando sus manos continuaron moviéndose por todo mi abdomen hasta que las colocó en el inicio de mi ingle y presionó cada lado. Esa pequeña presión, consiguió que mis manos dejaran caer el plato que estaba lavando y este, a su vez, provocó un ruido sordo al estrellarse. Coloqué mis manos en el borde del fregadero porque tenía la sensación de que necesitaba un lugar en el que recargarme para evitar caer. O simplemente estaba necesitando de un punto de apoyo para mantener a mi mente relajada al igual que los pequeños, pero constantes escalofríos, que iban desde mi cuello hasta la mitad de mis muslos. No lo sabía.

Fugitivos IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora