diecisiete: colateral (parte 2)

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Proveniente de esas descargas repletas de nervios, el interruptor fue presionado

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Proveniente de esas descargas repletas de nervios, el interruptor fue presionado.

—Si le dices eso; lo asustarás. Ahora que lo analizo, mis métodos parecen ser más efectivos...

—Ajá. —Rodó los ojos—. Como digas. Tampoco me pondré blando, ni le hablaré con las palabras políticamente correctas —replicó, defendiendo la posición cedida por el rango mayor. Resopló—. Dicho esto, no interrumpas.

Gokū siguió con la mirada su cruce de palabras. Aturdido, alzó las manos y procedió a cumplir la orden.

—Eres muy colaborador. Deben amarte en tu empresa...

Mordió su labio inferior. ¿Ellos sabían todo de él? ¿Cortesía del jefe? Se formó un nudo en su garganta. ¿La verdad sería aterradora tal y como ya lo sospechaba?

—Sígueme —habló haciendo señas con las manos.

Al iniciar la caminata, giró de repente. Tenía curiosidad por ver las calles; tal vez podría servir el saber su ubicación más adelante.

Grande fue su sorpresa cuando vio al hombre que parecía más sensato y amable con él, subiendo a un auto estacionado justo detrás de donde se encontraban antes.

"Qué extraño. ¿Que acaso no son compañeros?". Se cuestionó internamente.

Sumergido en sus dudas, no se percató del momento en el que chocaría con el otro ayudante del misterioso jefe. Se disculpó de inmediato, a pesar de que las palabras salieran con dificultad. Temía por sus acciones.

—Vaya. Pero mírate, rindiéndole un gesto de este grado a alguien que te impidió seguir estando en tu burbuja de amor. ¿Has visto que tan rara es la vida? —El cuerpo del hombre; el ejercedor de poder, alzó una ceja—. Apuesto a que hasta ahora no habías sentido esta clase de temor. Por lo que sabemos, siempre has sido ajeno a lo que te rodeaba. No te llamaré egoísta, pero estás a punto de tocar el fondo de tu propia vida. —Son retrocedió unos pasos. Ocasionando que sus zapatos crujieran al estar cerca de unas piedras. Las observó unos segundos, pensando en si podría hacer algo con ellas— ¿Hmm? ¿Qué tanto miras? —El hombre suspiró, tomando de la muñeca del rehén hasta asegurarse de que estuviera atento a su mirada—. Con eso no impedirás nada, ¿sabes? El miedo sigue creciendo en ti, haciéndote creer que pegaré una bala dentro de tu cuerpo. No me importaría, pero te queremos vive para lo que sigue. ¡Sube al auto ­—él estaba hecho un paño de nervios­­—. busca las llaves y enciéndelo!

"¡¿Qué diablos es esto?! ¿Me están jugando una broma?"

No le cabía en la cabeza la posibilidad de que le exigieran conducir el auto que hasta ahora lo había mantenido cautivo y lejos de su ceremonia.

—¡Vamos, que el auto no puede manejarse solo!

Una vez le gritó, cerró la puerta del conductor y se dirigió hacia el vehículo de atrás, donde supuso, se encontraría con su compañero.

A Son le dio alcance para verificar el retrovisor, percatándose de la posición de los cómplices. Sin más, decidió continuar con su plan de seguridad y encendió el auto. Para su sorpresa, no sabía si avanzar o quedarse allí hasta que alguien lo encontrara.

Sus dudas no duraron mucho, pues, un teléfono vibró en el asiento del copiloto.

"¡Esto es un chiste!"

Miró una vez más por el retrovisor, y sin estar del todo seguro, presionó el botón para descolgar la llamada.

—Oh, hola, ahora vas a recibir mis indicaciones. Verás, estamos justo detrás de ti. Cambiamos de posiciones para asegurarnos que seas tú el protagonista de lo que viene a continuación. No sé si lo has notado, pero delante de ti está el GPS encendido. —Gokū lo contempló con atención. Calle Paraso 409. ¡Aquello no estaba tan lejos de donde el inoportuno viaje comenzó! Si no mal recordaba, podías llegar a esta calle en unos 15 minutos desde la residencia que él y su prometida reservaron. Una cosa más le abrió los ojos antes de que su mente pudiera procesar lo que le decían: la ruta antigua solo marcaba vueltas en "U" en la calle paralela a esta. Todo parecía indicar que sólo intentaban ganar tiempo. ¿Tiempo... para qué?— El mismo te indicara cuántos metros debes moverte. Son pocos, pero te guiará para que no te excedas —apretó al volante con fuerza. Era un vil juego. Quien sea que haya dedicado su tiempo para envolverlo en un laberinto, se las iba a pagar.

En un instante de confusión, pisó el acelerador. Los dos hombres de atrás saltaron de sus asientos, maldiciendo. Para desgracia de Gokū, el GPS habló por él.

"No ha indicado una ruta"

Como un rayo, pisó con fuerza el freno, ya habiendo avanzado unos pocos metros, casi llegando al final de la cuadra. El miedo aumentó, justo cuando decidió ver por el retrovisor. Ahí estaban, haciendo que su alma se congelara en cuanto vio al hombre de antes, descender con un arma.

Son volvió a la llamada.

—¿Qué crees que haces?

—Lo la-lamento. Quise inclinarme y... —aquella excusa había sido la primera en atravesar por su mente vuelta un caos.

—Escucha, estamos vigilándote. —habló el otro compañero. Su tono de voz no era tan brusco como el del contrario– No te moverás a menos que lo indiquemos, ¿de acuerdo?

—Bien.

—Inicia la ruta, y esta vez, no mires atrás ni te detengas. No excedas la velocidad y conduce con calma. Este sujeto de mi lado, tiene indicaciones de apuntarte si rompes las reglas. Tómalo como un marca de seguridad para nosotros. Oh, y una vez que estés frente a la policía, no digas nada sobre nosotros. No te servirá decirles la calle o describir nuestros rostros. No hay cámaras, nombres, documentos, ni pruebas.

Estático y perdido, inicio el botón del localizador. La ruta que debía seguir constaban de unas siete cuadras.

—¿Listo para volver a ver tu prometida?

No le importó quién hablara; le bastó la información. Ella estaba ahí.

—Tal vez no sepa quiénes son ustedes, pero —resopló con fuerza casi gruñendo— sabré quién es la mente maestra detrás de esto.

—Vas a sorprenderte. Como dije: la vida es rara.

Frunció el ceño, harto. La llamada se cortó luego de esa oración. Parpadeó muchas veces para asegurarte que la pesadilla seguía siendo real; él mismo cambiaría de curso al interruptor anhelado de la salida.

 Parpadeó muchas veces para asegurarte que la pesadilla seguía siendo real; él mismo cambiaría de curso al interruptor anhelado de la salida

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⏰ Last updated: Jun 16, 2019 ⏰

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