Bad Partners [Gavin x RK900]

6. Sorpresa, hijo de tu puta madre.

07/01/39
Siete de enero del dos mil treinta y nueve.
7:35 AM.

— ¿Su hermano? —el androide se dejaba hacer y deshacer por el otro con total calma, poniéndole suma atención; habían estado hablando durante unos momentos mientras que el de nariz quebrada seguía arreglando el brazo destrozado de la máquina.

— Sí, un idiota presumido como yo, pero exitoso. —se alzó en hombros.

— . . .¿Puedo saber de quién se trata? —preguntó con el mismo cuidado que le estaba poniendo Gavin a su reparación, midiendo sus palabras a la vez que bajaba su mirada para hacer contacto visual con su contrario.

Reed se quedó en silencio dejando solamente escucharse el pequeño destornillador y el choque de los cables dando pequeñas descargas. Después se detuvo y sonrió amargamente.

— Lo conoces más de lo que crees. —dicho ello se levantó y miró al androide— Bien, ya debería estar esa mierda. Muévela.

Ricky posó su mirada hacia su brazo y en un principio movió su hombro en círculos, después fue su brazo y finalmente su mano, haciendo movimientos ondulatorios con sus dedos frente a sus ojos. Gavin se encontraba viéndolo embobado.

— Se lo agradezco, Detective. — volteó su cabeza hacia donde estaba el humano todo apendejado.

— Eh-... Sí, ugh, lo que sea... —elevó los hombros— ¡Pero te voy a dejar algo en claro, basura! —le apuntó con el índice— PUEDE que me hayas salvado... pero hice esto porque sino Jeffrey me habría estado jodiendo el culo todo el día "pirqui iris mi cimpiñiri y dibi vir pir il biin cimin" —hizo unas comillas bastante marcadas con los dedos y una mueca como se esperarían que fuese de un hombre de treinta y seis años arremedando a su jefe.

— Ah.

— Sí. Yo me largo. —rodó los ojos y fue saliendo de la habitación— ...Necesito un puto café, desde las doce llevó esta mierda de caso.

︒︒︒  ☁︎︒︒︒

Bueno, realmente Gavin Reed y Hank Anderson no se caracterizaban por ser los más puntuales en la comisaría. Era de esperar que después de tremenda noche tan intensa (ojalá hubiese en término sexual, pero no) el rat-man se regresase a su casa dispuesto a dormir.

Eran ¿las qué? 7:50 de la mañana, chingados, él entraba como a las once y media. Tenía tiempo para morirse un rato.

Estaba en su casa, tranquilo. No teniendo que despertarse hasta dos horas después más removido por el hambre que por otra cosa; si hubiese sido por él se quedaba en la cama todo el día.

Ahí lo teníamos; a un perfecto idiota de treinta y seis años enredado con las cobijas de tigres que compró en su viaje a México, sí señora cómo de que no.

Se removió un poco en su posición, acostándose de lado para exasperar unos graves ronquidos. A mitad de aquellos sonidos su ceño se frunció, obligándose a acurrucarse en sus propios hombros y recoger sus piernas. Comenzó a sudar.

— ¿Por qué mierda te vas? ¡¿Y la puta promesa?! —las maletas en el suelo perdieron la mirada de Gavin, para que ésta se enfocara finalmente en su pálido contrario.

— Te he dicho que... lo haré. Volviendo de la universidad. —con calma y una pizca de tristeza cerró su maleta, para darle un intento de mirada comprensiva a su hermano.

— ¡Es más importante crear putas latas móviles, vaya! ¡¿Por qué no me lo dices así de una puñetera vez?! —sentía... rabia. Esa era exactamente la palabra que lo definía. ¿Cómo se atrevía a dejarlo? ¿Cómo se atrevía a... reemplazarlo?

Un estruendoso sonido de licuadora lo obligó a levantarse en verguiza, sentándose en la cama mientras que su pecho subía y bajaba, esto último igual que las gotitas de sudor que yacían en su (curiosa y malditamente bien trabajado) cuerpo.

Cerró los ojos y se llevó una mano a la cara, mano que culminó en un movimiento de retroceso al peinar su cabello. Juntó sus cejas tensando su frente, hasta que después recordó que había alguien en su cocina haciendo quién sabe qué malabares.

Se levantó de la cama poniéndose las divinas pantunflas rosas que tenía, porque siempre fashion nunca infashion, y se dirigió a la cocina para ver quién putas estaba ahí. Cabe recalcar que tomó su arma.

— ¡TÚ, CABRÓN! ¡¿Quién eres?! —levantó su pistola en dirección al hombre que se encontraba ahí.

El androide levantó su mirada dejando de hacer lo que hacía— Oh, soy el androide RK900 enviado de CyberLife, y del Departamento de Policía de Detroit. Pero usted me puso el nombre de Richard. (Junto con Basura900, Lata Tarada, Figurita de Acción...) —y volvió a lo que estaba; estaba cortando apio mientras que portaba un mandil.

— . . .¿Cómo mierda entraste? —la curiosidad por momentos suplantó el enojo o las ganas de gritarle, así que preguntó entrecerrando sus ojos mientras se acercaba a paso lento.

— Oh, eso es fácil. ¿Ha visto como en las películas se abren las cerraduras con un clip?

— ...Sí... — respondió no muy convencido.

— Pues yo arranqué la puerta.

— ¡TÚ, HIJO DE TU PUTA TOSTADORA! —volteó enseguida hacia donde se suponía que debería estar la puerta de su casa, encontrándose con sólo patéticos pedazos de madera— ¡¿Eres consciente de que estás invadiendo propiedad privada, verdad?!

Creo que no hace falta narrar el papel de perra histérica que estaba haciendo Gavin. Parecía que se iba a morir de una hernia del coraje en cualquier momento. El androide por su parte, le acercó una bandeja con un vaso de vidrio con un líquido verdoso.

— ¿Qué... —tomó el vaso en su mano— ...chingados es esto? —entrecerró sus ojos intentando ver el contenido de la bebida; aún seguía algo modorro y con unas tremendas ojeras de mapache.

— Por lo que veo, usted consume demasiada cafeína en su día a día. Tiene que reemplazar su fuente de energía por algo que no le haga daño a su cuerpo, un jugo verde energético, en este caso.

— ¿Estás bromeando, verdad? —Con su cara de pocos amigos miró a la máquina.

— No. —y agregó una rodaja de limón al vaso que sostenía el amargado y soñoliento humano.

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JAJAJAJAJAJJAJJA
AGUANTE ESCRIBIR PENDEJADAS, VIEJa

Perdón por meterle tanto mexicanismo a esta cosa, pero es que no se puede evitar.

Voy a intentar actualizar más seguido, principalmente los findes. PeroNoPrometoNadaBcSerEstudianteConsumeTuVidaYGanasDeVivir

¡chao, chaito! ¿