—Como siempre, procedemos a marcar las líneas de corte. En el caso de la región anterior del brazo, hay una primera línea de corte que cruza por delante de la región anterior del codo desde el epicóndilo lateral a la epitróclea que ya teníamos hecha de una disección previa. Brooke, a continuación viene una línea longitudinal que seguiría el borde medial de este brazo... —el hombre mayor me señaló la zona exacta donde debía marcar las cortas líneas y las tracé con el rotulador azul, atenta a su explicación—. para terminar con una línea de nuevo transversal, pero que sube siguiendo la raíz del miembro superior desde la región de la axila hasta el borde superior del hombro.

—¿Te vienes a la cafetería después de clase? —oí susurrar al de cabello colorido mientras deslizaba el filo del bisturí por la zona que acababa de señalar con marcador, abriendo la piel tal y como me habían mandado a hacer. Fruncí el ceño y giré los ojos hasta él, ganándome una regañina por parte del profesor por apartar la vista de mis acciones. 

—Una vez practicado los cortes, retiramos la piel dejándola sujeta por el borde lateral del brazo, ¿de acuerdo? —continuó el catedrático; tal y como me había dicho, levanté la piel del cadáver y dejé a la vista el interior del brazo, con los ojos brillantes de emoción.

—Tenemos la preparación a la prueba de Bioestadística —murmuré de vuelta casi sin prestarle atención, lo suficientemente alto para que sólo el chico de cabellos verdes lo escuchara.

—Tengo los apuntes del año pasado. Estoy seguro de que el profesor no ha cambiado nada —insistió, su cabeza asomándose por encima de mi hombro para observar el cuerpo inerte—. ¿Por qué se te da tan bien esto? En mi primer año casi vomité en medio de la clase.

—Si no te callas, me darán ganas de practicar esto contigo.

—Joder, recuérdame cambiar de grupo la próxima vez que nos toquen prácticas de disección —carcajeó por lo bajo, ganándose un codazo por parte de una alumna que estaba a su lado para hecerlo callar. Sin embargo, volvió a hablar—. Como sea, los chicos y yo estaremos en la cafetería. Estás invitada.

Y aunque la prueba de Bioestadística fuese tan importante, no iba a ser en menos de dos semanas. Así que ahí me encontraba un rato después, caminando junto a Yoongi en mi bata blanca dirección a la cafetería, insistiéndole que debía dejarme sus antiguos apuntes para sentirme menos mal con mi persona. En cuanto llegamos a nuestro destino, reconocí a varios chicos sentados en una de las largas mesas. Sus risas retumbaban estruendosamente a través de la estancia menos el de una persona en concreto, dueña de un cabello tan oscuro como el carbón. Sus dedos se pasearon por él en cuanto nuestros ojos conectaron por segunda vez en el día y me maldije internamente; antes de aceptar a venir aquí, no esperaba tener que volver a encontrarme con Jimin.

—¡Pero qué ven mis ojos! —bramó mi hermano con los brazos elevados en dramatismo. Sus dientes asomaban entre una sonrisa amplia—. ¡Mi querida hermanita!

—Ten cuidado con ella, viene de diseccionar cadáveres y creo que le ha gustado demasiado —Yoongi se chivó a mi lado.

Me dejé caer entre los brazos del chico que compartía mi misma sangre y éste me mantuvo en un abrazo fuerte que duró unos segundos, hasta que me harté de la cercanía y me senté a su lado, situándome junto a Taehyung. Nada más hacerlo, él se puso en pie y corrió hasta la gran cafetera unos metros más allá.

—Me ha dicho un pajarito que este fin de semana estuviste en una fiesta —Jungkook me encaró con una sonrisa ladina y rodé los ojos. Sacar ese tema no me hacía especialmente feliz, menos teniendo a la persona que me había abandonado en ella para irse con otras personas justo frente a mí—. Y nadie me invitó. Me siento decepcionado.

Trillizos Park. - bts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora