Ella no tuvo que escapar de H.Y.D.R.A. ¿Para qué? Era una tonta organización que no sabían hacer bien su trabajo.
Ella no es un experimento. Nació con aquellos poderes... o así cree ella.
Ella no está siendo vigilada por S.H.I.E.L.D. ¿Por qué? Ni sa...
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En una cafetería de Manhattan entró una pelirroja junto a su mejor amigo, ambos conversando sobre lo ocurrido hace unos meses. Y de cómo había aceptado ella para trabajar para Tony Stark en aquél tiempo que tenía problemas con el reactor.
―¿Era tan insoportable como dicen sus secretarias?
―No tienes ni idea...
Ambos se sentaron en una mesa solo para dos, una chica con el uniforme característico del lugar, a excepción del delantal rosa; puesto que cada mesera llevaba uno de diferente color, se acercó hacia ellos con la carta del menú en mano. Mostró una pequeña sonrisa y espero pacientemente su pedido.
―¿Cuánto demorará nuestro pedido?
―Máximo diez a quince minutos, con su permiso. ―la rubia se retiró para atender a los demás clientes.
―Entonces, ¿Cómo te va en el caso de Fury?
―Solo digamos que estoy en serio odiando los viajes a último momento.
―¿Prefieres quedarte en un lugar fijo? ―se burló Clint ocasionando que ella sonriera de lado.
―Disculpe. ―Se acercó la mesera.― Ya no queda pudin de chocolate, podría recomendarles...
La ventana del local se rompió, ocasionando que los comensales se asustan. Un cuerpo cayó al suelo, a la vez que mucha sangre se esparciera en el suelo. La rubia que les estaba atendiendo había soltado un grito al ver a su compañera de trabajo en el suelo con una bala en su cabeza. Natasha y Clint se pusieron en posición de defensa y buscaron en todos lado el causante de los disparos. El arquero señaló al hombre que estaba fuera de la cafetería con el arma en mano, corriendo para poder huir de la escena del crimen.
―Tras él.
Su mejor amigo asintió y corrió con la pelirroja tras el hombre, él al ver que dos personas lo perseguían intentó correr más rápido para escapar.
―Iré por allá.
Natasha tomó otra dirección para poder alcanzarlo, Clint con toda sus fuerzas corrió más rápido tras el tirador, pero él al ver que estaba cerca de atraparlo, se acercó a una persona y apuntó el arma a su cabeza. Barton se detuvo y alzó sus manos para poder tranquilizarlo.
―Baja el arma...
―No-No te acerques. ―la mano le comenzó a temblar, temiendo que él se acercara. ― O disparo.
―No te veo muy seguro, ¿Por qué disparaste hacia nosotros? ―intentó sacar información, a la vez que la gente se alejaba al ver que el hombre tenía un arma en mano.
―Me han pagado para hacerlo... yo-yo... lo siento, pero no puedo ir a la cárcel, ella me lo ordenó.
―¿Quién es ella? ―El tirador hizo una mueca al ver que lo había arruinado.
