—¿Dónde se metería el señor perfecto? —pienso en voz alta.

Escucho de nuevo otro aullido de un lobo y mi piel se eriza, esta vez fue más cerca que el anterior. Puede que el animal esté por los alrededores del lugar donde estamos acampando. Me pica la curiosidad, me resisto un poco, ya que Iker debe de estar por ahí hablando por teléfono o fumando. Apuesto que debe de estar por ahí observando y riéndose de mí, pero y ¿si el lobo le hizo algo?

Entró a la tienda, me pongo un suéter, los zapatos que tenía puestos y salgo corriendo adentrándome más al bosque. Después de caminar varios metros al norte, estoy un poco cansada y me duelen los pies. He caminado más de lo que esperaba alejándome del lugar donde estamos acampando. Diviso el tronco de un árbol caído, perfectamente una persona lo utilizaría de banco, me dirijo a ahí, me siento y respiro un poco, pues estoy agotada.

Me pongo a ver el cielo ahí sentada en medio de la nada, esta estrellado, muy hermoso. Minutos más tarde veo la hora, es de madrugada, he traído conmigo mi celular y los audífonos. Soy muy inteligente, pero quién trae unos audífonos en una situación de estas, pues quién más iba a ser, yo.

—¿En dónde estás Iker? —Lo que falta hablar sola.

Tras decir eso, siento que alguien me está mirando. Escuche un gemido de un animal. Ese sonido no lo hace una persona. Tras analizarlo, compruebo que vino detrás de mí. Giró la cabeza para saber quién fue el que realizó el ruido. Lo que hay detrás de mí es tan sólo un tonto arbusto. Me quedo mirándolo y sentada. Estoy nerviosa así actuó como no se debe.

Vuelvo a escuchar el misterioso sonido. El arbusto se mueve un poco y sale una ardilla. Lo de rara lo tengo, pero de miedosa ni hablar, exagero de una manera las cosas. Quién iba a pensar que una ardilla tan inofensiva iba estar detrás del arbusto.

Aún con el pulso acelerado, temblando, sale un lobo de la nada persiguiendo la ardilla hasta llegar a un árbol frente a mí, donde la ardilla subió. Grito justo en el momento en el que el lobo deja de poner su atención en el árbol. Cuando veo que el lobo me está mirando o mejor dicho analizando con la mirada, no dejo de temblar. Ilumino con la linterna, pero no al lobo.

No le gusto al lobo que yo gritara, ya que se dirige hacia mí. Mis pies no reaccionan y ni sé qué intenciones tiene el lindo animal. Cada vez se acerca más sin dejar de mover su cola. No dejo de mirarlo, es completamente negro, como el carbón, sólo que sus ojos son como dos lámparas encendidas. Nunca había visto un lobo con un pelaje igual, salvo por los perros, sin embargo no son lo mismo.

Es un animal curioso, pues al llegar lo primero que hace es olfatear mis zapatos. El miedo deja de tener control en mi cuerpo, pues ya dejé de temblar y de sudar en frío. El lobo solo quiere ser mi amigo, pues me está lamiendo la mano que tengo libre, siento que han pasado horas y horas. Con esta compañía se me va eterno el tiempo. Analizo una vez más el bello animal y noto una pequeña manchita en su cuello. Con la mano que me lamió comienzo a acariciarlo.

—¿Dónde dejaste a la manada? —digo mirando al lobo a los ojos.

La respuesta que obtengo fue un gruñido y se acerca más a mí. Lo sigo acariciando. Pasó la mano por detrás de las orejas hasta llegar a su cuello. Veo la pequeña manchita es un punto pero muy pequeño donde tiene unos cuantos pelos contados de color blanco, eso es lo más curioso que he visto ¿cómo puede ser esto posible? Pongo el celular dentro del bolsillo del suéter y con ambas manos me pongo acariciarlo.

Después de tanto acariciarlo, el lobo me guiña el ojo izquierdo, pongo mi mano derecha en su hocico y él me la lame. Me da por seguir acariciando su suave pelaje, llegó al cuello, con una de las manos le acarició detrás de las orejas y con la otra, bueno con el dedo índice le tocó el pequeño punto. Siento unas pequeñas energías, apartó el dedo al instante.

El lobo me mira, muerde el cordón de mi zapato derecho y lo estira, me paro y hago de nuevo el nudo en el zapato, pero el lindo animal esta vez muerde una parte del suéter tirándolo. Forcejeó para que lo suelte, lo hace pero el se hace detrás de mí, me empuja, yo doy tres pasos. El animal esta vez no me empuja sino que llega a un arbusto y me gruñe.

Me da por seguir al lobo, mientras camino me pongo a pensar ¿qué estará haciendo Iker? En cada tramo que pasamos el lobo me espera para no perderme. Llegamos a un tramo que es justo al lado donde estoy acampando con los chicos, hasta que escuchó gritos, son de Max y dice mi nombre y el de Iker. El lobo lo escucha y me mira, se acerca a mí y lame mi mano, luego se aleja por un camino de árboles.

Me pongo a correr detrás del lobo. Pero no lo veo. Cuando me iba a devolver veo a Iker que viene de la nada. Se me queda mirando.

—¿No deberías estar dormida? —pregunta.
—Eso mismo pregunto —respondo.

Al llegar un Max enojado nos da la bienvenida. La fogata ya se apagó.

—¿Dónde estaban? —pregunta Max dirigiéndose al lugar donde estaba la fogata.
—No podía dormir— observo que la tienda de Iker y la mía están intactas, la de Max está a medio abrir y las de Ben, y Adam siguen cerradas, es decir, que no saben lo que está pasando—Y quise dar un paseo nocturno.
—Escuché un grito —dice Max aún enojado y pregunta—¿fuiste tú?

Iker se limita a observar.

—Sí, un lobo negro me asusto —digo mirando el carbón de la leña. Me recuerda al hermoso animal.
—¿Un lobo negro? —pregunta Iker sonriendo.

Asiento con la cabeza.

—Los lobos siempre están por aquí —responde Max como si fuera lo más obvio.

Empiezo a bostezar.

—Es mejor que duermas —dice Max llegando al frente mío.
—Ahora sí —digo mirando a Iker.
—Hueles a... —silencio—¿Dónde te metiste Ali?
—No me huele a nada —digo sin entender a Max y pregunto—¿Por qué?
—Es mejor que huelas a—dice Max mirando con un ceño fruncido a Iker.
—Está bien —lo interrumpo y me voy a paso ligero a mi tienda, Miró de reojo a Iker.

Me meto a la tienda y empiezo a escuchar las voces de Iker y Max.

—¿Dónde estabas? —pregunta Max.
—Explorando, ya sabes —responde Iker—lo de siempre.
—Sabes que hizo Aliénor —dice Max poniendo énfasis en mi nombre.
—Creo que gritó —dice Iker ¿Cómo sabe...?— ¿Por qué?
—Tú sabes porqué —responde Max.
—Pues yo escuché el grito y me acerqué donde ella estaba —dice Iker con voz ronca.
—Entonces —dice Max creando una pausa y pregunta— ¿Estabas con ella?
—No—responde Iker— Bueno sí. La vi por ahí sentada.
—Aja —dice Max con una risa.
—¡Qué yo no estaba con ella— grita Iker—¿cómo te lo explico?!
—Para eso no tienes que gritar —lo regaña Max—Y no te creo.

No entiendo por qué Max lo está interrogando. Creo que el lobo tiene que ver mucho en esto.

—Y aparte de Ali —dice Max y pregunta—¿Qué viste?
—Nada —dice Iker con voz más grave.
—En serio me voy a creer eso —dice Max— Nada.
—Cuando llegué —explica Iker —Ella ya estaba viniendo para acá.
—Bueno —dice Max—Pero mañana me lo vas explicar delante la manada.
—¿Delante los viejos? —pregunta Iker.
—Y con los que patrullan esa zona del bosque —dice Max.
—Pero... —se queja Iker.
—Pero nada, tu sabes muy bien cómo son las reglas —Max interrumpe a Iker.
—Me va contar la verdad —dice Iker.

No entiendo un carajo, ¿por qué Max se puso así?, ¿qué es eso de manada? Serán esos amigos que siempre habla mi abuelo y mi padre. Dejo de escucharlos, me pongo a escuchar música, es la mejor forma de ignorar sus voces. Cierro los ojos, la imagen del lobo de una llega a mi mente.

Entonces por esta zona es por donde hay presencia de lobos, me parece un poco peligroso para las personas que vienen a caminar o a trotar al bosque. Fui afortunada de que no me pasó algo grave. Estuve expuesta a que el lobo me hiciera daño.

El celular se descarga, ahora todo está en silencio, creo que han pasado tres horas, me acarició el pelo y me quedo dormida. 

FLORAL VIBES © |1|Where stories live. Discover now